Correo
Nueva normalidad
Es un hecho, la economía no puede parar y los países no pueden volver a ralentizar la actividad comercial e industrial como fue al inicio de la pandemia. Durante el último tiempo, si bien disminuyeron los contagios, también se perdieron millones de empleos, quedando muchas familias bajo la línea de la pobreza, sumado a que las arcas fiscales de los países se vieron mermadas a niveles muy peligrosos.
Es así como aprovechando los avances en vacunación, muchos gobiernos están tomando la decisión de volver a la normalidad lo que más se pueda, cuidando a los que se contagien, pero bajando al mínimo las medidas obligatorias de protección y aislamiento, fomentando el autocuidado y ofreciendo consejos por sobre las normas coercitivas. En este sentido, las empresas son un eslabón más en el esfuerzo, pero no todas pueden establecer el teletrabajo como la modalidad estándar, pues muchas se ven obligadas a tener colaboradores trabajando presencialmente en las oficinas, plantas e instalaciones, lo que implica el aprendizaje paulatino en pro de mejorar de las medidas para protegerlos a todos.
Esta nueva normalidad exige cuidar a los colaboradores no sólo físicamente, sino también capacitándolos, entregando los implementos de protección personal necesarios, exigiendo pases de movilidad a visitas o en eventos corporativos, instalando separadores en escritorios y mesones, fomentando los test cuando existan sospechas y facilitando los permisos para las vacunaciones o exámenes, pero también, e igual de importante: proveer mecanismos de ayuda sicológica y contención emocional.
Así como el formato presencial puede generar miedo a contagiarse y contagiar a los seres queridos, el formato telemático también puede generar algún grado de ansiedad ya sea por no tener las condiciones adecuadas en el hogar, por no contar con el feedback diario acostumbrado de superiores y pares, por perder el sentido de pertenencia que dan las organizaciones, o, por el contrario, por sentirse tan controlados y observados, incluso estando en sus hogares, que el teletrabajo se transforma en un potente generador de estrés.
Vencer a la pandemia no es sólo vencer al virus, es sortear de buena manera todos los cambios económicos, sociales, laborales y familiares a los que nos hemos visto obligados como individuos y conjunto, transformándose el cuidado física y mental a las personas en parte de la Responsabilidad Social Empresarial que las organizaciones deben tener, partiendo de la base de que al final del día, independiente de donde trabajemos o por donde nos movamos, todos interactuamos con todos.
Rodrigo Serrano
Deuda con reciclaje industrial
Hace algunos días, la Sofofa junto a la Universidad de Concepción revelaron un estudio respecto a la reutilización o reciclaje de residuos industriales y las cifras son alarmantes. El hecho de que sólo el 10,5% de este tipo de residuos sean reciclados y valorizados como materia prima para otro producto, refleja el poco interés o compromiso de las empresas por subirse al carro de la sustentabilidad. Además, los recursos que se pierden por no reciclar pueden llegar a los 400 millones de dólares anuales.
En el caso de muchas empresas, la transformación para ser sustentables es compleja. Se deben cambiar radicalmente los procesos de trabajo que se han realizado por décadas y eso conlleva tiempo, dedicación y, lo que pocos reconocen, altos costos económicos. Es aquí donde las empresas nuevas tienen ventaja y surge la importancia de que la ciudadanía exija mejores prácticas empresariales en torno a este tema.
Conceptos como "economía circular" deben ser ampliamente difundidos para que cada día más compañías se sumen a esa tendencia, de aprovechar y cuidar los pocos recursos que tenemos. Es un compromiso que se debe asumir desde el sector público y el privado a través de aportes económicos e iniciativas concretas. Es un camino arduo, pero necesario para mejorar los niveles de reciclaje y ahorro de CO2 en nuestro país.
Mario Velázquez
Invertir en diversidad
El emprendimiento como sustento de trabajo para las familias chilenas se ha convertido en más que solo una opción alternativa o para acompañar un trabajo formal, pues hoy es la fuente principal de ingreso de muchos hogares.
En este nuevo escenario económico, a diario escuchamos cómo los emprendimientos liderados por mujeres van tomando más fuerza en el ecosistema, esto también lo vemos reflejado en cifras: según registró un estudio realizado por los ministerios de Economía y de la Mujer y Equidad de Género junto a Cadem, durante la pandemia, las mipymes representaron el 65,3% del total de los empleos formales, y el 38,6% de quienes emprenden en estas micro, pequeñas y medianas empresas son mujeres.
Así también, recientemente la aceleradora pública, dependiente de Corfo, Start-Up Chile, dio a conocer la nueva generación de 101 emprendimientos seleccionados por sus programas, donde en uno de ellos se registró un aumento de 17,5 puntos porcentuales de startups lideradas por mujeres, en comparación a la generación 2021.
Gracias a este programa, estos emprendimientos femeninos de base tecnológica serán acompañados en su proceso de internacionalización, levantamiento de capital y crecimiento de sus equipos.
Pero, muchos se preguntarán, ¿por qué es tan relevante que exista una perspectiva de género en esta materia? o, incluso, ¿por qué me importa? Es muy simple: para seguir robusteciendo y consolidando el ecosistema emprendedor que estamos construyendo, los emprendimientos liderados por mujeres tienen un rol clave en el país, no sólo porque el 51% del país sea mujer, sino que además porque es vital reflejar en nuestros negocios la diversidad de miradas, entendimientos y formas de "hacer" que existen en la sociedad.
Las mujeres han demostrado constantemente tener las mismas o incluso mejores habilidades a la hora de hacer negocios: mayor empatía, más cercanía con sus colaboradores y clientes, un mayor nivel de detalle en la entrega de productos y servicios, crean negocios más honestos y logran hacer inversiones más asertivas.
En los próximos años debemos ser capaces de cambiar las estadísticas para que el talento femenino tenga el apoyo y espacio que merece y que Chile necesita. Sólo así las mujeres tendrán la oportunidad de demostrar sus talentos y lo lejos que pueden llegar. Para lograrlo es fundamental aumentar y diversificar el acceso a fuentes de financiamiento, pero no solo desde el capital financiero, sino que también trabajar en lograr una mayor confianza por parte de los inversores, lo que permitirá generar mayor confianza y seguridad en las emprendedoras para que puedan creer que la aventura y el riesgo de emprender también es un camino que ellas puedan tomar.
Cristián Tala