Una nueva opción para las familias
La ley que permite el cambio de orden en los apellidos da oportunidad de responder mejor a las distintas realidades de vida. "Elijo tu apellido" ha sido planteado también como un reconocimiento a las familias lideradas por mujeres.
Ayer fue publicada la Ley 21. 224, que permite a las personas invertir el orden de los apellidos de sus hijos e hijas; o de los propios, de manera voluntaria. Esto implica un trámite ante el Registro Civil y da la oportunidad de que la identificación familiar de la madre se ubique en primer lugar.
Esa posibilidad hace que la nueva norma se conozca como "Elijo tu apellido" y haya sido impulsada pensando como un reconocimiento a las familias que tienen mujeres como jefas de hogar.
Esa realidad se vive, de acuerdo al Censo de 2017, en el 42% de los hogares del país.
Pero la nueva disposición no es excluyente. Las parejas que lo acuerden pueden elegir el orden en que su descendencia será identificada, pero esa misma determinación regirá para todos los niños y niñas que nazcan de esa unión. Y si no hay consenso, se deberá mantener la tradición paterna.
El trámite legislativo comenzó en 2005 y no tuvo un avance sencillo. Finalmente la ley fue promulgada en mayo pasado -coincidiendo con el Día de la Madre- y ahora comenzó a regir, tanto en el caso de los bebés, como para los mayores de 18 años de edad que deseen, por única vez en su vida, hacer también el cambio. Esto implicará una nueva denominación social, pero sin variar su número de Rut, ni sus derechos legales respecto de herencia u otros beneficios.
Estas disposiciones se suman a las ya existentes en Chile en esta materia. Hasta ahora se permitía hacer cambios de apellido judicialmente, demostrando ausencia del padre; también cuando se produce filiación (reconocimiento), o si la ortografía de los mismos es compleja, como pasa a veces con los de origen extranjero. También se puede variar los nombres de pila, si es que estos denostan a la persona que los tiene o no responden a su condición de identidad de género. En el país, este trámite de un nuevo nombre -por diferentes razones- es realizado en un promedio de 2.500 personas por año.
Sin duda estos avances son positivos. Sobre todo, porque permiten a las personas identificarse de la manera con la cual se sientan más cómodas, o que sea más cercana a su realidad de vida.