Una temática que obliga a reflexionar
La prohibición de uso de embarcaciones en tres lagos de Panguipulli ha generado polémica. Pero requiere más análisis. Lo ocurrido requiere -como tantos problemas ambientales- de diálogo, voluntad y conciencia. Desarrollo y el cuidado del entorno no deben ser antónimos...
Una gran polémica ha causado la decisión del Concejo Municipal de Panguipulli respecto de prohibir el tránsito de vehículos motorizados por los lagos Calafquén, Pellaifa y Pullinque. Si bien el viernes el municipio anunció que ella no comenzará a regir hasta que los requerimientos ante la Contraloría, presentados por organismos públicos, y los recursos interpuestos por vecinos ante la Corte de Apelaciones, no se resuelvan; lo cierto es que se hace necesario hablar sobre el tema.
Lo primero que se debe señalar es que la acción humana con máquinas que funcionan con combustibles contamina a los ríos, lagos y lagunas. Hay antecedentes científicos al respecto. El daño es generado sobre el agua, flora y fauna, por la velocidad, el derrame de combustible y el ruido constante. Esas razones fueron esgrimidas -y aceptadas- por las autoridades de Quillón para prohibir el uso en la Laguna Avendaño (junio 2021); fueron las expuestas por mujeres mapuches en Lanalhue (enero 2021) que dialogaron con usuarios de lanchas; mencionadas por los lonkos que entregaron la primera solicitud de prohibición ante la municipalidad panguipullense (diciembre de 2021). También se ha mencionado el descuido con ellas para las causas de expansión del dydimo (desde 2016); además de identificarlas entre las causas (2018), cuando se declaró alerta por la contaminación en el lago Villarrica. Además, en noviembre pasado, los alcaldes de Pucón y Villarrica, anunciaron estudios conjuntos para regular la situación.
Pero un segundo punto es la afectación colateral que una medida de este tipo causa a una economía como la de las zonas lacustres de la región. Sindicatos de boteros, Cámara de Turismo y veraneantes han indicado que se debe aplicar controles (tipos de motores, tracks, horarios), pero no eliminar una actividad veraniega importante, más en un etapa post pandemia, con tanta necesidad laboral. Sin duda, son argumentos atendibles, también.
Así expuesto, lo ocurrido requiere -como tantos problemas ambientales- de diálogo, voluntad y conciencia. El desarrollo y el cuidado del entorno no deben ser antónimos. En este caso en particular, lo peor que podría pasar es que se archive la idea, se le etiquete con prejuicios y no se reflexione sobre ella.