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Recuerda que con el inicio de la pandemia, la situación económica de la familia se vio afectada por la cesantía de su esposo, aunque igual fue una oportunidad para dar el salto a un emprendimiento propio que partió con la compra de todo el material y herramientas necesarias para implementar su taller ubicado camino a Puerto Octay.
"Nosotros hablamos con nuestros clientes y les preguntamos qué desean, las telas, el tamaño, el entorno donde van a instalarlo para llegar a lo que realmente los deje conformes. Hemos tenido pedidos de varios puntos de la Región de Los Ríos, también en otras comunas de la provincia y la Región de Los Lagos. Ahora estamos 100% dedicados a hacer sillones nuevos, ya sea a pedido o los que fabricamos para comercializar en Osorno. Y hasta ahora nunca me han devuelto un mueble, al contrario, nos han recomendado, lo que agradecemos mucho realizando un trabajo que reafirme la confianza entregada", indicó la tapicera.
Para Laura, un factor muy importante es sumarse a un área de trabajo donde abundan más los hombres, pero donde cada día hay más mujeres dedicadas a oficios que históricamente han sido desarrollados por varones. Entre los detalles que ha podido identificar está que los colores más solicitados son el negro, gris, café moro y rojo, la base para ir sumando otras tonalidades en combinación.
Respecto a los materiales que utiliza, está la madera para las bases interiores, así como todas las uniones trabajadas con piezas metálicas y no plásticas, lo que permite asegurar una prolongada vida útil a cada uno de los enseres hogareños.
"Mi sueño es tener una sala de ventas para que la gente siempre pueda ver los distintos modelos y verificar su calidad, además que son bonitos, porque sabemos que la estética es fundamental, ya que es la carta de presentación, el lugar donde las personas reciben a quienes llegan de visita o el punto de encuentro de una casa. En la pandemia la gente ratificó su preferencia por el trabajo artesanal o a pequeña escala, porque reconocen que están hechos con amor y dedicación, con un sello de durabilidad. Yo inicié este proyecto, pero ahora es familiar. Hemos puesto todo nuestro esfuerzo viendo una oportunidad en la adversidad de la pandemia. Cada día dejamos lo mejor de nosotros en este trabajo", comentó Laura Alvarado.
El uso de los espacios
Ensamblar y armar muebles de forma personalizada, según los requerimientos de los clientes, es el oficio que desde hace más de 20 años realiza Marcos Barrientos (57 años), dueño de Muebles Alfredo's, ubicado en calle Santa María. El nombre del taller nace justamente por la tradición familiar asociada a varias generaciones que llevan por nombre Alfredo, como su padre, hermanos y uno de sus 3 hijos.
Llegó al oficio calificado de mueblista por influencia de su padre; y si bien egresó del Liceo Industrial como técnico eléctrico, fue el trabajo con la madera y el uso de los espacios lo que finalmente se transformó en su fuente laboral y de realización personal.
"Antes los muebles se trabajaban de forma individual cada uno, ya fuera para la cocina, el baño o un ropero, pero con el paso de los años y la llegada de los productos en serie, así como las casas que tienen incluidos mobiliario, eso fue cambiando hasta trabajar ahora de forma personalizada con cada cliente un proyecto de cocina, baño, dormitorio, despensa, walk in clóset, entre otros. El cliente trae la idea, conversamos, tomamos las medidas, lo asesoramos y finalmente llegamos a lo que le deje satisfecho", explicó el maestro.
Relató que sus inicios fueron en una constructora como parte del equipo que fabricaba a la medida los muebles interiores de hospitales, escuelas y conjuntos habitacionales, donde detectó un nicho laboral que abordar.
"Cada mueble es el reflejo de quienes viven en la casa y en este trabajo siempre será fundamental la seriedad y responsabilidad, porque los clientes llegan a través de la recomendación que les entregan quienes ya cuentan con algún trabajo nuestro. No hacemos muebles desechables, sino duraderos, que utilicen bien todos los espacios disponibles. Esa es la ventaja de los trabajos a pedido", sostuvo.
Reconoce que durante la pandemia el rubro fue golpeado, bajó en un 90% el ritmo que traían desde hace 4 años, cuando comenzó a instalarse en los clientes la opción de comprar muebles funcionales para sus casas realizados en talleres locales, con producciones a pequeña escala, pero que ofrecen calidad y durabilidad.
"La escasez de materiales fue un tema que impactó horriblemente por 6 meses más o menos, donde estuvieron semanas y meses sin poder terminar porque no había clavos, madera, entre otros insumos. Además, los precios se fueron a las nubes, costo que no podemos traspasar al cliente de un día para otro. Eso se estabilizó un poco y las familias optaron por seguir contando con nuestro trabajo. Ahora tengo proyectos que estoy haciendo hasta fines de enero y una lista de otros que esperan partir, porque los clientes prefieren esperar y lo agradezco. Lo importante en cualquier trabajo es la responsabilidad y seriedad. Son pilares básicos y en mi caso le sumaré la calidad del producto", recalcó.