Un nuevo y positivo actor en el proceso
Los facilitadores que trabajaron en cada local de votaciones cumplen un rol que podría proyectarse más allá de la pandemia. Se incorporaron en el Plebiscito de 2020 y, desde entonces, han cooperado con la prevención en cada una de las jornadas electorales vividas en pandemia.
Más allá de los resultados de la jornada dominical, el proceso vivido merece ser destacado, porque marca el inicio de una nueva etapa en la historia del país y reafirma una alta valoración de la democracia.
Con claridad, los electores fueron los protagonistas. Pero el desarrollo del día en cada uno de los 2.700 locales de votación repartidos en todo Chile, no habría sido posible sin el esfuerzo coordinado de efectivos de seguridad, funcionarios públicos y los equipos del Servicio Electoral y su personal de enlace (PESE).
Mención aparte merecen los ciudadanos que asumen roles especiales. En primer lugar los vocales, que sumaron 46.639 personas; y en segundo término, es necesario destacar a los más de 15 mil facilitadores desplegados a lo largo del país.
Este último grupo es de reciente aparición en el escenario electoral nacional. Trabajó por primera vez durante el Plebiscito de 2020 y, desde entonces, se ha convertido en una pieza importante considerando la situación de pandemia en que se ha desarrollado la intensa actividad electoral de los últimos dos años.
Se trata de particulares que reciben un promedio de 70 mil pesos como retribución por su labor del día y que deben cumplir requisitos (mayor de 18 años, sin militancia política, ni antecedentes penales), además de capacitarse. Las primeras postulaciones para ejercer estas funciones se hicieron en septiembre del año pasado y el Servel recibió entonces más de 150 mil solicitudes; diez veces más de los cupos disponibles.
En promedio ha habido cinco facilitadores por cada local a nivel país, principalmente jóvenes, quienes han cumplido con la prevención, informar, colaborar con personas que lo requieran y hacer más expedito el ejercicio de concurrir a sufragar, sobre todo ordenando filas en los momentos de mayor aglomeración.
Su presencia ha sido positiva en esos aspectos prácticos inmediatos; pero también desde la perspectiva de sumar sociedad civil en la actividad básica del ejercicio democrático. Mirado así, quizás resultaría favorable que este esquema se mantuviera en el tiempo, como herencia positiva de la dura crisis sanitaria.