Eliminación del plástico
La nueva normativa exige, como siempre, un involucramiento activo de la comunidad en la descontaminación. El uso intensivo del plástico en la sociedad moderna ha derivado en problemas medioambientales que es preciso enfrentar.
Desde febrero de 2022 estarán prohibidos en Chile los plásticos de un solo uso. Esto significa que elementos como cubiertos, revolvedores, vasos, tapas, platos desechables, contenedores de plumavit y otros similares ya no podrán entregarse, por ejemplo, con las compras a domicilio, ni el comercio establecido y otras instancias similares.
Así lo dispone la nueva Ley 21.368, aprobada en mayo de este año y generada a partir de mociones parlamentarias de varios senadores. La norma, que fue publicada el 13 de agosto pasado en el Diario Oficial, comenzará a ser aplicada en forma progresiva a los seis meses de publicación (por eso febrero) y entrará en vigencia plena en un plazo de tres años, con la meta de reducir la circulación de plástico que no se recicla.
En Chile se generan anualmente 33 mil toneladas de este tipo de residuos (el equivalente a 51 millones de pelotas de fútbol, para tener una referencia), pero solamente el 8% recibe algún tipo de tratamiento. En los meses recientes y luego de promulgada la ley, se ha visto una progresiva reacción pública ante estas regulaciones (cero bombillas en los restaurantes, envases de cartón en los delivery, cubiertos de material compostable, etc), pero eso no basta. Para que ellas realmente tengan impacto es preciso que la misma comunidad se convierta en protagonista de los cambios que se busca promover. Y una forma de hacerlo es disminuir la demanda de elementos innecesarios, preferir productos a granel, llevar los propios contenedores al comprar, reutilizar lo que más se pueda; además de buscar información y aprender, por ejemplo, sobre procesos de compostaje domiciliario. Todas las acciones, por pequeñas que parezcan, suman para que esta forma de enfrentar el consumo se vuelva un hábito y que las buenas prácticas no sean excepción.
Para una región como Los Lagos, con amplio uso del plástico en el sector agrícola y acuícola, esta regulación aparece como fundamental para mejorar sus índices de sostenibilidad.