"Condeno al PC, a Provoste, al FA y Boric, que dan señales permisivas y tolerantes a la violencia política"
El también sociólogo se adentra en las causas de los hechos que empañaron el segundo aniversario del estallido social y reafirma su tesis de la insurrección el 18-O. También se aventura con pronósticos electorales en campaña.
Rodrigo Ubilla Meckenney es sociólogo de profesión y académico universitario, pero es más conocido por haber sido subsecretario de Interior en todo el primer gobierno de Sebastián Piñera y parte del segundo. El 18 de octubre de 2019 estaba en el cargo en La Moneda cuando se desencadenó el estallido social. A dos años de la revuelta, el tiempo podría haber cambiado su mirada sobre lo que ocurrió en esos días, pero esto no ha pasado.
-Con la perspectiva del tiempo, ¿cómo ve ahora ese 18 de octubre?
-Yo ratifico lo que en su momento dije y que definitivamente se suma a los hechos de este 18 de octubre: que estábamos frente de un movimiento de insurrección. Lo que hubo fue un intento sistemático de desestabilizar al gobierno. Al día siguiente el Partido Comunista le pedía la renuncia al Presidente Piñera. Se aprovechó una coyuntura social y política de todas maneras, pero la violencia que se observó esos primeros días marca exactamente eso. Yo no hablo de estallido ni menos de conmemorar, hablo de un intento nítido y claro de que el Presidente Piñera no terminara su período.
-¿No cree que fue algo espontáneo?
-Los fenómenos de violencia tienen momentos que se generan y que se construyen. El anuncio de la tarifa de 30 pesos fue 10 días antes. Desde ese momento hasta el 17 de octubre vino toda una preparación muy asociada a los liceos emblemáticos, en el famoso "sáltate el torniquete" que era una forma de expresión violenta ciudadana, pero sin destrucción de propiedad, sino que solo saltaban. Pero esto fue avanzando y si te fijas tenía que ver con los horarios de salida de los liceos emblemáticos y con las estaciones del Metro cercanas a ellos. Hay una relación nítida. Esto se va exacerbando y haciéndose más masivo. El día 17 a todo el mundo se le olvida que se produce en la tarde una acción ciudadana en el mismo sentido, pero con un agregado que era paralizar el Metro sentándose en los andenes, y tenemos a las cinco o seis de la tarde una la paralización de casi todas las líneas importantes del Metro. Eso genera una efervescencia que lleva a que al día siguiente a que se pase a un estadio superior que es el de la violencia, y si uno mira la secuencia de destrucción del Metro va siguiendo minuto a minuto cómo va avanzando la destrucción desde la plaza de Puente Alto hacia la zona centro de Santiago. Eso no es casual. No es casual que cada 10 minutos se genere un cuadro de violencia, un intento de saqueo y destrucción de distintas estaciones. Eso alguien lo piensa. Así que nunca he desechado esa articulación, que es muy inteligente de grupos anárquicos, sobre la cual se montan las barras bravas y otros grupos sociales como el lumpen. Pero sí hubo una articulación.
-El estallido no fue solo violencia. Una semana después hubo una marcha gigantesca y pacífica. ¿No le parecían justas las demandas ciudadanas?
-Mira, así como grafico con detalle lo que sucedió esos días, asociado con esta suerte de grupos que promueven la insurrección, hay que reconocer con absoluta claridad y nitidez el fenómeno del 25 de octubre, cuando un número muy significativo de chilenos y chilenas se expresó, y no sólo en la Región Metropolitana, sino que en la gran mayoría de las ciudades del país. Creo que ahí hay una manifestación distinta que
"Ratifico que estábamos frente de un movimiento de insurrección. Lo que hubo fue un intento sistemático de desestabilizar al gobierno. Yo no hablo de estallido ni menos de conmemorar, hablo de un intento nítido y claro de que el Presidente Piñera no terminara su período".