Los casos de covid-19 a nivel nacional están experimentando un repunte preocupante. De acuerdo al informe entregado por el Ministerio de Salud, la ocupación de camas UCI está llegando a su nivel más alto en un mes. Tampoco es menor que el alza entre las dos primeras semanas de este mes fue de 89,7%.

Sumado a lo anterior, y según datos publicados por el Deis, entre diciembre de 2020 y octubre de 2021, en la zona se han detectado casos de variante alfa del virus, gamma, delta, MU y de la Lambda, además de otras cepas.

Si bien la vacunación avanza, lo cual implicaría "inmunidad de rebaño", todavía se ve lentitud y mensajes confusos respecto de la tercera dosis o de la cobertura para niños. A la luz de los hechos, existen evidencias que inquietan y que es necesario revisar, para que las restricciones sanitarias más estrictas no deban ser aplicadas nuevamente. El ministro de Salud, Enrique Paris, ha descartado cuarentenas totales; pero que sí podrían decretarse otras acciones preventivas, algo nada positivo considerando la cercanía del verano y la temporada alta de la actividad turística de Región de Los Lagos.

Como en toda la pandemia, la posibilidad de evitar contagios está en manos de las personas. Lamentablemente, cada vez se hace más frecuente ver adultos y jóvenes caminando sin mascarillas, con distanciamientos escasos y con concentraciones en espacios familiares o públicos tomando medidas mínimas.

Y esto parece un contrasentido, considerando -por ejemplo- los estrictos protocolos que hay en los colegios u otros centros educacionales, lo cual hace pasar a los estudiantes desde ambientes seguros a otros riesgosos. Se olvida que los adolescentes con covid-19 se arriesgan a complicaciones severas debido al Síndrome Infamatorio Multisistémico.

Desde la autoridad sanitaria y política hay llamados a la conciencia, algo que también reiteran desde los gremios, los cuales serán los principales perjudicados si es que la enfermedad vuelve a expandirse. Señales de peligro existen. Se ven. Ahora es preciso prevenir, con responsabilidad colectiva.

El 25 de octubre de 2020 se aprobó, por el 78% de los votantes, la realización del proceso constituyente para nuestro país, lo que concluirá con la presentación de un nuevo texto constitucional que deberá ser aprobado o rechazado en un nuevo plebiscito a mediados del año 2022.

Así las cosas, los primeros meses de funcionamiento de la Convención Constituyente no han estado exentos de hechos que al menos merecen que los chilenos pongamos atención en cómo y qué se discute en esta instancia. El espíritu democrático que debería primar en un órgano como éste, dio paso a una conducta donde ponerle el pie encima al resto se transformó en una práctica recurrente, especialmente de los sectores más radicalizados de la Convención.

Es por ello que a partir del inicio de la redacción de la nueva Constitución, se hace más necesaria la activa participación de los ciudadanos y que, al contrario de lo que muchos Constituyentes creen, queremos un país más justo, con igualdad de oportunidades, con libertad para emprender, con apertura comercial y con un Estado que esté al servicio de la gente y que no se sirva de nosotros. No me cabe duda que el anhelo de la gran mayoría de los habitantes de este país está más enfocado en tener un Chile unificado y multicultural y no un país dividido y preocupado de entregar cupos y beneficios a determinadas personas por el simple hecho de ostentar una condición específica.

Por otra parte, existe un preocupante ánimo refundacional, donde se habla de nuevos sistemas de gobernabilidad y de representación, como si fueran la gran panacea, cuando todos sabemos que los sistemas, el que sea, dependen de las personas y del respeto de ellas a las instituciones, algo que en el último tiempo hemos visto, con tristeza, se ha ido degradando.

Chile tiene la oportunidad de hacer una nueva Constitución que haga un mejor país, pero este sueño no se concretará si la mayoría silenciosa, esa que sabe que con sacrificio se ganan las cosas, que con diálogo y respeto se llega a buenos acuerdos, no toma un rol más activo y participativo en las distintas instancias de diálogo que establece el proceso.

Llegó la hora de dejar la comodidad y ponerse a trabajar por el país, informándose y participando en las audiencias, cabildos y cuanta instancia esté al alcance. Porque la nueva Constitución debe ser de todos y no de un reducido grupo.

José Antonio Alcázar, gerente general de la Sociedad Agrícola y Ganadera de Osorno (Sago)