Redes sociales y política
Tanto a nivel global como en Chile se observa crecientemente la polarización del debate público, en gran parte incidida por las plataformas de internet. El escenario que se vive en el mundo y el país ha servido para aquilatar la relevancia de medios de comunicación serios y con prestigio.
Con la publicación de las resoluciones de aceptación o rechazo por parte del Servicio Electoral (Servel) de las candidaturas a las elecciones presidenciales, parlamentarias y de consejeros regionales -proceso que se encuentra en etapa de apelación ante la Justicia Electoral- se ha dado un nuevo paso hacia un hito político que esta vez se concretará con las votaciones generales del 21 de noviembre. En esta fase se observa cómo las plataformas de redes sociales se convierten en escenario habitual de una "batalla" que, lamentablemente, no suele estar vinculada a las ideas y propuestas de cada postulantes, sino más bien a la circulación de ataques y la viralización de la información falsa o, al menos, distorsionada.
Se trata de un fenómeno ya fuertemente instalado en el país, pese a que su origen es reciente a nivel global. El concepto de "fake news" (noticias falsas) es el preferido para resumir esta temática, que se ha expresado a nivel global en distintos episodios como la crisis de refugiados europea de 2015 y las elecciones presidenciales de Estados Unidos, o el Brexit en el Reino Unido.
A nivel nacional también se han registrado episodios recientes donde la desinformación ha primado en los mensajes promovidos con fines espurios y desde el más amplio espectro político y social, como ocurrió especialmente a partir del estallido social", cuando se difundió una serie de afirmaciones falsas que apelaban a activar emociones, prejuicios y hasta fomentar sentimientos de odio que parecían desterrados.
Dentro de este escenario, un fenómeno que se asocia específicamente a la actividad política sobre el cual hay cada vez más evidencias científicas dice relación con la forma en que las redes sociales contribuyen significativamente a la generación de un mayor grado de polarización política en los países. Este proceso se ha hecho particularmente visible desde el estallido, pasando por las campañas electorales del año pasado y de este 2021. La mejor recomendación pasa por elegir medios de comunicación serios y comprender que las redes sociales no son ninguna garantía de información creíble y bienintencionada; lo único que hay en esas plataformas es odio y malas intenciones.