El encierro de los niños en pandemia
Informe de la Agencia de Calidad de la Educación revela efectos del confinamiento en la salud mental de los más pequeños. Para los menores de cinco años es fundamental compartir con otros niños. Jugar con otros e incluso el simple hecho de hablar es básico en su desarrollo. Una mala infancia puede incidir en un mal futuro.
La Agencia de Calidad de la Educación entregó los resultados del Diagnóstico Integral de Aprendizajes, que reveló preocupantes indicadores. Dentro de estos, destaca que solamente un tercio de estudiantes de cuarto básico a cuarto medio tienen facilidades para expresar sus emociones. Sin embargo, sería bueno mirar la realidad que viven los estudiantes de prekinder, kinder y de primeros años de enseñanza básica que están padeciendo las consecuencias de la pandemia con la falta o poca interacción con sus pares producto del encierro.
No hay una medición acabada respecto a este tema, pero sí podemos decir que el cierre de jardines infantiles privados y la ausencia de clases en jardines infantiles públicos durante cuarentena, son un parámetro claro, especialmente al comienzo de esta crisis sanitaria donde el miedo a salir fue una constante durante meses.
La cautela y precaución eran acciones evidentes en ese contexto. ¿Quién se atrevería a exponer a los niños y sus familiares a contagios?
Sin embargo, con el paso de los meses no se propiciaron análisis que reflejaran el daño que estaba provocando el encierro en etapas donde los niños son -como se dicen ciertos sicólogos- una "esponja de conocimiento".
La interacción con pares de la misma edad ya sea con el juego o con el simple habla, es un proceso fundamental para el desarrollo de habilidades comunicativas, personalidad y autonomía. De esta forma, mecanismos como las clases virtuales pasan a ser muy ineficaces, quizás más que con los estudiantes de mayor edad, dado que los más pequeños aprenden a través de los sentidos. Una pantalla de celular o computador no será lo mismo que ver y hablar a sus pares. Tampoco la educación socioemocional se puede entregar con dispositivos.
Compartir sus lápices, trabajar en conjunto, ver cómo otros niños interactúan son habilidades que son fundamentales para su desarrollo y lamentablemente no lo están consiguiendo.
Es tiempo que ellos también sean parte de procesos y planes para recuperar el tiempo perdido y que la infancia sea la mejor para tener un futuro más próspero.