Restricciones con sentido
En la carta publicada el miércoles en este medio, Francisco Elgueta Colipán advierte un problema que se viene dando desde ya hace algún tiempo y es la pérdida de sentido que tienen algunas medidas que ha dispuesto la autoridad producto de la pandemia, como los cordones sanitarios en algunos puntos en los que se respetan las medidas sanitarias, versus otros lugares en donde no existe ni control ni respeto por las medidas.
Resulta evidente que nadie tiene la receta ni la solución sobre las condiciones y el desafío que ha implicado el covid-19, y es lógico que la autoridad no sea infalible en la materia, sin embargo, creo que ya es tiempo de avanzar en una ruta de reapertura que combine la seguridad sanitaria con el respeto por la libertad de las personas.
En tal sentido, y dado el contexto que se vive: crisis económica, pymes al borde de la quiebra por la imposibilidad de trabajar, deterioro preocupante de la salud mental, es un imperativo que las medidas sanitarias que se adopten tengan como pilar el autocuidado de las personas y no la imposición de parte de una autoridad que simplemente no puede conocer todas las realidades y necesidades de las personas y, por ende, todas las implicancias que significan las medidas restrictivas que se han tomado.
Se pierde el sentido de las restricciones no por la inoperancia o negligencia de quienes las deciden, sino que por la desconfianza en la responsabilidad de las personas y la preferencia de medidas que restringen la libertad.
Un Estado que cree en la libertad personal, por consecuencia, debiese creer también en la responsabilidad individual, de otra manera, se seguirán imponiendo medidas que pierden sentido.
Carlos Oyarzún Concha
¿Chile tenía tanta hambre?
Recuerdo que al inicio de la pandemia la imagen de Chile era bien desoladora por los efectos económicos que estaba causando la pandemia. Ollas comunes en los barrios, protestas por la falta de ingresos y crecimiento de los niveles de desempleo.
Sin embargo, hoy en día la radiografía tiende a ser diferente. En un principio los artículos para el cuidado de la salud fueron la prioridad de los consumidores, y si bien los alimentos son lo más comprado en la actualidad, categorías como tecnología, acondicionamiento físico en casa y automóviles, tienen un increíble crecimiento que muestra un cambio potente de las prioridades.
Algunos políticos hicieron incesantes campañas para la aprobación de retiros de fondos y de más beneficios de parte del Estado, supuestamente con la misión de ayudar a una alta población golpeada por la pandemia. La pregunta es simple: ¿realmente toda la gente que recibió este dinero lo necesitaba? Quizás para muchos sí y para otros el silencio otorgará.
Valentina Ramírez, economista.
El actual fin al toque de queda
La solicitud de renovación del estado de excepción trae de regreso una discusión clave. Para muchos no debería renovarse debido al cansancio que generan los toques de queda y sus efectos en distintos rubros. Para otros, no es momento de relajar las medidas cuando los números de contagios siguen siendo altos.
La realidad es que no existen datos específicos sobre si el toque de queda ayuda a evitar los contagios. Sin embargo, los expertos señalan que su principal objetivo es evitar las reuniones sociales que actualmente son el principal foco de transmisión del virus. Entonces, si esta medida está pensada en la población que gusta de las reuniones sociales (los jóvenes) y son ellos los que actualmente concentran las mayores cifras de contagio, ¿por qué no renovar una medida pensada para evitarlo? Da para pensar.
Pilar Riesco, socióloga
Limitar las atribucionesLa transformación de un gobierno democrático a uno autoritario no ocurre abruptamente, sino que es el resultado de una serie de acciones que se adoptan en diversas áreas y en ocasiones de manera reservada o imperceptible para la gente.
Uno de los principales anticuerpos que las repúblicas pueden elaborar, consiste en delimitar claramente las atribuciones de las distintas autoridades, con controles ciudadanos al igual que de otras instituciones. Todos los mecanismos de limitación del poder permiten potenciar formas de participación ciudadana y resguardar el Estado de Derecho, aún si los representantes no están de acuerdo con las reglas del juego.
Claro ejemplo de este punto son algunos convencionales constituyentes que reniegan de sus obligaciones y restricciones. Estos olvidan que su única función, la redacción de una propuesta constitucional, será aprobada o rechazada en un plebiscito por la ciudadanía, posee reglas claras pero que no limitan el diálogo entre los miembros de la Convención. Independientemente de sus consignas, la Constitución es superior a todos los convencionales, les guste o no.
Martín Durán