"Pueblo" silencia al pueblo
La declaración pública que realizó la Lista del Pueblo sobre su congreso "Soberanía popular y democracia directa" no genera más que preocupación sobre el esperado desarrollo de la Convención Constituyente.
'Exigimos', 'demandamos', 'decidimos', son algunos de los términos que se repiten en una carta incoherente donde en el primer punto pone condiciones para el desarrollo del proceso y luego manifiesta su respaldo a los demás constituyentes electos, los cuales, evidentemente, no están suscritos a estas exigencias.
Más allá de que sus exigencias están normativamente prohibidas respecto a la labor por la que fueron electos, no son más que una fuerte señal de un mesianismo y autoritarismo clásico de populismo latinoamericano.
Esta declaración nos debe hacer preguntar si realmente representan los intereses del pueblo, ya que el pueblo que ellos mencionan eligió a 155 constituyentes para escribir la nueva Carta Magna y sólo 27 candidatos, que se hacen llamar "el pueblo", condicionan con demandas personales un proceso legítimo que el verdadero pueblo validó con el 78,28% para la opción de Apruebo. Declaraciones y términos que no hacen más que deteriorar una palabra que ellos mismos utilizan: "democracia".
Marco Tagle, sociólogo
Gobernadores regionales
El 13 de junio votamos por gobernadores en trece regiones del país. Una fiesta fome de la democracia, por la escasa participación electoral que se explica por el desconocimiento del cargo; un balotaje solo entre dos fuerzas políticas; las cuarentenas y, quizás en menor medida, la poca relevancia del cargo y sus atribuciones, ante la compleja tarea y territorio que administrarán, como es una región.
Que es un cargo sin mayores atribuciones, es discutible, pues se trata de la segunda autoridad en términos de la adhesión ciudadana que se podría lograr en una elección, lo que los convierte en actores de la política nacional. Además, poseen atribuciones en materia de desarrollo, de planificación de políticas, programas y proyectos, por lo que su capacidad de generación es amplia y sostenida, con un presupuesto regional para inversión.
En la dimensión territorial posee gran incidencia, haciendo posible el establecimiento de las ciudades y territorios, zonas de viviendas, medios de transporte y densidades, entre otros, definiendo nuestro entorno inmediato.
La gobernanza regional permite la articulación e incidencia en temas a nivel nacional y local, pudiendo coordinar a los alcaldes de la región, así como interpelar a las autoridades nacionales en los temas que afecten a su territorio. En esta perspectiva, será un articulador institucional de gran relevancia, acción, poder y capacidad.
Así, podemos esperar dos cosas. Que la dinámica de sus atribuciones y funciones vaya aumentando, en el sentido de entregarles más herramientas y posibilidades de incidencia en el territorio y, por tanto, en la vida de los ciudadanos. Y, además, que estamos ante el surgimiento de una figura política de gran relevancia, por lo que podríamos anticipar que, en un mediano plazo, surjan liderazgos desde estos niveles y no es descabellado pensarlos como candidatos presidenciales.
Rafael Pizarro
Gobernadores regionales II
Siendo un férreo defensor de la descentralización, me parece que hay que llamar las cosas por su nombre y estoy convencido de que la creación de los gobernadores regionales, electos democráticamente, no aporta absolutamente en nada en la descentralización.
Principalmente, por una razón muy sencilla, tal como lo reconoce el senador Rabindranath Quinteros en su columna del martes: esta figura carece de recursos y atribuciones.
El senador atribuye a este Gobierno la falta de voluntad para avanzar en mayores atribuciones, pero olvida que fue el Gobierno de la ex Presidenta Bachelet el que se rehusó a tramitar el proyecto de ley sobre rentas regionales (él era Presidente de la Comisión de Gobierno Interior del Senado, que fue donde se discutió esto, así que lo recordará).
El principal interesado en el gobernador regional, naturalmente, será la clase política, ya que finalmente se hace lo que más se ha hecho en el último tiempo, que es agrandar injustificadamente el tamaño del Estado. Estoy seguro de que así también lo advierte la gente, de lo contrario, no se explica que en la región sólo haya participado un 12,8%.
Carlos Oyarzún