Ángel Parra rescatará en formato digital todo el legado discográfico de su padre
ENTREVISTA. Los álbumes incluyen grabaciones con textos de Pablo Neruda, Nicanor Parra y Manuel Rojas.
Amelia Carvallo
Ángel Parra escogió junio, mes en que nació su padre -del mismo nombre (1943-2017)-, para iniciar una tarea de largo aliento: reunir su discografía y ponerla en plataformas digitales.
La primera parte de este rescate comprende una docena de discos hechos entre 1962 y 1973, e incluirá un conversatorio sobre su obra literaria en el instagram de la capitalina Librería Catalonia (@libcatalonia).
-¿Cuándo te diste cuenta de que tu papá era un músico?
-Tomé conciencia muy chico de la carrera que estaba desarrollando mi papá, yo creo que como a los cinco años. Estaba en un ambiente lleno de estímulos, con gente muy talentosa como Rolando Alarcón, el Gato Alquinta, Víctor Jara, la gente de Quilapayún, de Inti Illimani, todos lo veían como un ejemplo, el hijo de Violeta, le pedían la opinión acerca de todo. Me acuerdo que cuando ensayaban me prestaban un cejillo de guitarra que era metálico con el que yo hacía percusión.
-¿Qué canciones recuerdas de esa época?
-'Del norte vengo, Maruca', una de sus primeras composiciones, yo creo que la hizo cuando tenía 16 o 17 años, ese disco salió el año 62, en el sello Vivart. Otra canción que me gustaba mucho era 'Caballo tordillo', me gustan mucho los caballos, yo soy caballo de fuego en el horóscopo chino, esa canción me hace recordarlo, ese sonido de galope, de niño además me llevaba al Far West, un lugar que existía antes, que jugaba a ser una imitación de un pueblo fantasma con cowboys y maleantes.
El exguitarrista de Los Tres contó además que otro disco de su padre que marcó su vida fue "Cuando amanece el día", lanzado en 1972. "Es un disco tan potente. Junto con 'Canciones funcionales' son muy alucinantes y me hacen recordar la época de un Chile cuando había una sensación de innovación en el ambiente y de esperanza muy linda", previa a 1973.
"'Al mundo niño le canto' también es un disco increíble, yo tenía como dos años cuando lo grabó, la ilustración la hizo una media hermana mía que es Claudia Sánchez y ese disco tiene canciones muy lindas, como 'Gabriela del palomar', 'Canción para Javi', que es para mi hermana, la 'Canción para Angélico', 'El circo viene llegando', 'El manseque'. Otro disco que me vuelve loco y me rompe la cabeza es 'Guitarra popular chilena', que también digitalizaremos", señaló Parra.
Rescate
El, asimismo, intérprete de jazz, contó con la ayuda de varias personas para acopiar el material de su padre, sumado a la colección musical de Jaime Barrueto y la de Carlos Contreras. El primero era amigo, colaborador y posee un registro de todas las etapas de Ángel Parra padre como cantautor. Contreras, a quien conoció hace poco, le ayudó a fichar el origen de cada disco, así como los músicos que colaboraron.
-¿Cómo es la etapa entre 1962 y 1973 que presentarás?
-Es una etapa donde se consolida la cepa, la matriz artística de don Ángel Parra. Canta de otra forma, saca sus primeras composiciones, tiene una voz grave, una guitarra potente pero sin tanto floreo ni adorno. En 'Ángel Parra y su guitarra' deja claro su oficio y que no hay quien tenga más poder frente a las masas que una persona con una guitarra y una buena canción. Hay cuecas, milongas, huaynos, tonadas, poesías y en ese disco es donde también aparece una cueca que tiene letra de Nicanor Parra: 'Oratorio para el pueblo', de 1965, es un gesto para transformar la liturgia, hablarle a Dios de otro modo. Después viene el disco 'Ángel Parra volumen II' con una propuesta más personal, intimista y que consagra su tono vocal y su manera de tocar la guitarra.
Literatura
-¿Cómo fue su relación con la literatura?
-'Arte de pájaros' marca el comienzo, es un disco lleno de cantos de pájaros y poemas de Pablo Neruda. 'Las cuecas de Ángel Parra' son de 1967 y está presente el escritor Fernando Alegría, hay temas como 'Los astronautas', 'La minifalda' y 'La cueca a go-gó' con un estilo muy picaresco, fresco, en que va apareciendo la esencia de lo que será después 'Las cuecas del Tío Roberto'.
Otro álbum presente en la antología es el "El tocador afuerino", de 1967, el año que la madre del cantautor recopilado, Violeta, se suicidó: "Creo que lo hizo como homenaje a Gilbert Favre, uno de los mejores quenistas del planeta. Mi papá le tuvo cariño a Gilbert en ese disco, permitiéndole un rol principal".
En 1968, Parra hizo "Chile de arriba a abajo", donde colaboró el escritor Manuel Rojas ("Hijo de Ladrón"), en el que "hay trote nortino, sirillas chilotas, pericona, paisajes chilenos y un relato con la voz de Rojas que lo complementa y profundiza".