Participación ciudadana
La abstención ha sido la principal protagonista en los últimos procesos electorales. Hay quienes creen que es necesario volver al voto obligatorio y aspectos normativos que regulen el comportamiento cívico de los ciudadanos.
Es evidente y preocupante la baja participación ciudadana en las elecciones del 15 y 16 del presente mes, en las cuales se eligieron gobernadores regionales, constituyentes, alcaldes y concejales. El fenómeno de alta abstención se dio en todo Chile.
En el plebiscito de octubre de 2020, la participación nacional casi llegó al 50%, tal vez por el simbolismo que tenía la consulta respecto de si era necesario aprobar o rechazar la idea de tener una nueva Constitución Política del Estado. Sin embargo, la elección reciente también tenía una gran trascendencia, por la posibilidad de elegir a quienes serán los redactores de la nueva Carta Magna, y a sus nuevas autoridades comunales y regionales.
Fue el 23 de enero de 2012 cuando se promulgó la Ley 20.568, que reguló la inscripción automática y voto voluntario, con la que se pretendía resolver el problema de la alta abstención electoral. Pero no ha sido así y si bien con esa medida subió el padrón electoral, en la práctica los votantes efectivos van en caída, lo que revela las debilidades del sistema. Así, la abstención ha sido la principal protagonista en los diversos procesos electorales.
Tras cada elección, los dirigentes políticos tratan de hacer una autocrítica, que en el caso de los comicios del 15 y 16 de mayo ha sido transversal, pues el electorado se inclinó de preferencia por postulantes independientes, entendiendo que hay un fuerte rechazo a los partidos. Pero pocos logran asimilar y reconocer que desde hace tiempo se aprecia una falta de sintonía con los problemas reales que tiene la gente y que esperan que sean solucionados.
Tal vez la clase política no ha sabido interpretar las expectativas de los electores. Las encuestas han revelado que la desilusión se fundamenta en que no ven que sus problemas reales estén considerados en las agendas temáticas de los partidos.
Ante el desencanto y la desconfianza ciudadana hacia la actividad política, hay quienes creen que es necesario volver al voto obligatorio y aspectos normativos que regulen el comportamiento cívico de los ciudadanos, en vez de orientar los esfuerzos de autoridades y políticos hacia un trabajo más destinado a reencantar al electorado.