La ciudad es un espacio construido, edificado por la mano del hombre, que puede ser definido de muchas y diferentes maneras. Por ejemplo, reconocemos cuatro generaciones distintas de ciudades. Comenzando con las ciudades de primera generación, que agrupan a las ciudades más viejas (originadas en el Neolítico), en el caso de nuestra América Precolombina, los centros urbanos aztecas, mayas e incas son los más reconocibles.
Ciudades de segunda generación, son las que pertenecen a las urbes nacidas en las épocas de los Grandes Imperios y en el Medioevo (ciudades amuralladas) localizadas en sitios estratégicos y existen preferentemente en Europa.
En tanto, las ciudades de tercera generación surgen en el Renacimiento y en la Edad Moderna. Son el producto de la colonización europea, generalmente en el caso de América, se ubican sobre las costas; también varias de ellas fueron fundadas en el interior de los continentes, como es el caso de nuestro Osorno
Finalmente, las ciudades de cuarta generación son aquellas que se encuentran en países nuevos. Sus planos responden a directivas precisas acerca del uso del suelo urbano, por ejemplo, la plaza central, los edificios públicos en su entorno, las calles, el boulevard, los espacios verdes, el parque industrial, que las deja muy cerca de ser confundidas con campamentos urbanos.
Nuestro Osorno, de origen colonial con sus "jóvenes" 463 años, fue concebida en base al orden del plano en damero, también conocido como cuadrícula. Es un diseño de origen griego difundido por los romanos al fundar las ciudades de su imperio y que los españoles aplicaron en Latinoamérica.
Una de sus particularidades es que las calles se cortan en ángulo recto de modo que delimita espacios cuadrados y rectangulares (manzanas). Entre las ventajas del plano en damero se mencionan su fácil trazado, el parcelamiento sencillo y la circulación ordenada, que al replicarse puede extenderse "infinitamente" sobre su territorio o hinterland de tal modo que al final de cada calle se vea el verde del campo.
En este verde de fondo está el imaginario al que aspiran los habitantes de nuestra ciudad cuando sueñan su vivienda, en la extensión de lo urbano sobre lo rural, en otras palabras, en habitar el campo. Situación de fácil constatación dada la multiplicidad de parcelaciones de 5.000 m2 que, sin planificación responsable, alguna está rodeando nuestra ciudad.
Andrés Angulo, arquitecto y presidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) Osorno