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años y entró de manera legal, al igual que muchos inmigrantes lo han hecho en todas estas décadas. Yo respaldo y valoro la inmigración legal y la diversidad de nacionalidades que forman parte de Chile. Aquí nadie está en contra de la migración regulada, pero lo que ha ocurrido en Chile es una migración irregular e ilegal.
-¿Piensa que hay que restringir las vacunas exclusivamente a los residentes y excluir a los inmigrantes ilegales?
-No exclusivamente, pero sí se les tiene que dar prioridad a los chilenos y extranjeros que tienen residencia y que están legalmente en Chile. Y si tenemos más vacunas, por cierto que no le podemos negar la vacuna a nadie, pero tampoco podemos permitir que los migrantes ilegales sigan en Chile. Por lo tanto, después de vacunarse, deberían ser expulsados.
-Ahora bien, la migración es sólo una de las muchas dificultades que usted ha llamado "urgencias sociales".
-La inmigración no es una urgencia social, es un desafío complejo que tiene el país y que tiene implicancias sociales. No se trata de poner a los chilenos en contra de los extranjeros, se trata de definir los límites y un ordenamiento que sea claro para todos. Las urgencias sociales son otras, son la que afectan a los que viven en Chile y que sufren, el día a día, del abandono del Estado y de la sociedad.
-¿Cuáles cree que son, entonces, las urgencias sociales más acuciantes hoy?
-En primer lugar la salud, que es indigna para la mayoría de los chilenos; la educación, que luego de las reformas ha seguido profundizando las grandes diferencias entre los estudiantes; la seguridad, que implica combatir con fuerza la delincuencia, el narcotráfico, la violencia y el terrorismo que afectan a millones de chilenos y que los hace vivir en permanente inseguridad; las pensiones miserables que tienen cientos de miles de adultos mayores, que no pueden disfrutar de una vejez en paz; y así podría nombrar muchas, todas urgencias, que se anteponen a las prioridades que ponen los políticos. La pirámide de prioridades está invertida y hay que enderezarla.
-Cuando fue candidato, tenía una serie de propuestas. ¿Han cambiado algo después del estallido social y la pandemia?
-Muchas se mantienen y otras se han profundizado. A las urgencias sociales tenemos que agregar una profunda crisis económica y de empleo para millones de chilenos. Hoy somos un país más pobre e injusto que hace cuatro años atrás y la crisis social y sanitaria sólo profundizaron los graves problemas. Eso no lo va a arreglar una nueva Constitución, eso hay que arreglarlo con orden, seguridad y progreso social y económico. Necesitamos achicar el Estado, reducción sustancial del gasto público eliminando a los operadores políticos. Debemos bajar los impuestos para fomentar la inversión. Volver a crecer aceleradamente para recuperar los sueños de bienestar social de los chilenos y financiar bienes sociales claves como la salud y la educación, es el desafío más urgente de Chile para los próximos años. Debemos terminar con todos los impuestos al patrimonio, especialmente las contribuciones y los impuestos a las donaciones. Fomentar la filantropía y la inversión. Es fundamental reducir el IVA de 19% a 17%.
-Las propuestas sobre la seguridad y el orden público, ¿tienen que reconsiderarse a la luz de lo ocurrido durante y después del estallido social?
-No fue un estallido social, fue un estallido antisocial, un estallido delictual y se ha disminuido el respeto a la autoridad gravemente. Es urgente reimponer la autoridad y respaldar la labor de Carabineros. No podemos permitir la violencia bajo ningún aspecto y en eso seremos inflexibles.
-¿Y se podría pensar de nuevo el papel del Estado a través de ayudas durante la pandemia?
-Por cierto que el Estado hay que cambiarlo y repensarlo. Es fundamental el rol que cumplió durante la crisis sanitaria y como catalizador de ayudas fundamentales. No necesitábamos cambiar la Constitución para que cumpliera ese rol, son atribuciones que siempre ha tenido. Otra cosa distinta es tener un Estado gigante para siempre y gastar la plata de los chilenos en operadores políticos. ¿Sabe cuánta plata ahorró en viáticos y viajes durante la pandemia? ¿Cuántas contrataciones menos hubo? ¿Usted cree que se necesitan tantos funcionarios si los jefes se dieron cuenta que entre pocos se cumplían las labores esenciales? Esa es la reflexión que hay que hacer: reducir el Estado para que la ayuda llegue directamente. Gastemos menos, para cobrar menos impuestos y que esos recursos vayan a las personas, no a los políticos.
-A propósito de la pandemia, ¿qué le ha parecido la campaña de vacunación que se está llevando a cabo?
-Muy bien. Y en general, el Gobierno lo ha hecho muy bien en la pandemia, considerando la gravedad y magnitud de este mortal virus. La izquierda nunca va a reconocer nada y la derecha es tibia para defender los logros. Chile, a lo largo de toda la pandemia, gracias al ministro Mañalich y el ministro Paris, y gracias al Presidente Piñera, ha logrado manejarla lo mejor posible. Sin duda, lamentamos las muertes y el daño social y económico, pero estoy seguro que Alejandro Guillier y la izquierda lo hubiesen hecho muchísimo peor.
-¿Considera que la vacunación distrae la atención de las renovadas manifestaciones violentas en la Plaza Italia?
-Hay que separar los planos: una cosa es el manejo de la pandemia y otra es la responsabilidad del orden público y en eso el Gobierno está al debe. Si en un gobierno mío se quemara un bus de Carabineros con personal adentro, yo saldría personalmente a condenar el hecho y no descansaría hasta encontrar y juzgar a los responsables. Y la Plaza Italia la cercaría completa y no dejaría que nadie entre a hacer lo que quiera. Se van todos detenidos hasta que no quede nadie por detener.
-¿Hay un recrudecimiento general de la violencia, considerando, por ejemplo, la quema de camiones en la Araucanía?
-Más que recrudecimiento es normalización. Los hechos graves han sido reiterados, ha habido asesinatos de personas civiles y militares, y nadie se perturba. Eso tiene que parar y requerimos usar toda la fuerza del Estado para terminar con el germen terrorista.
-¿Y qué opina de lo ocurrido en Panguipulli con el malabarista muerto?
-Fue legítima defensa, los videos son evidentes. Pero no por ello voy a celebrar la muerte de ese joven. Lo lamento mucho y creo que hay mucha historia y complejidades detrás de ese hecho, que no son responsabilidad del carabinero que estaba cumpliendo con su labor y que respetó el protocolo del uso de la fuerza.
-Hablando de violencia, le ha tocado vivirla en forma presencial y también en las redes sociales. ¿Cómo reacciona usted ante los ataques?
-Con templanza. Quien recurre a la violencia es porque no tiene argumentos y quien no tiene argumentos jamás va a ganar en un debate o en una discusión. Pero no hay que abandonar los espacios, no hay que ceder ante los odiosos. Hay que ocuparlos todos y enfrentarlos, a rostro descubierto y con argumentos.
-¿Usted maneja sus redes sociales?, ¿tiene alguna especie de norma o principio respecto de la agresividad o de las noticias falsas?
-Sí, las manejo yo y también me ayuda mi equipo más cercano. Lo más importante es la responsabilidad y el respeto. Yo recibo cientos de insultos y amenazas todos los días, y yo jamás he insultado ni he amenazado a nadie. Creo en la confrontación pública firme y respetuosa, y si me he equivocado alguna vez, pido disculpas. Sobre las noticias falsas, tratamos de chequear una y mil veces el origen del contenido y la veracidad de lo que se dice, y creo que muy pocas veces he tenido que borrar un tuit por haber cometido un error.
-¿Es una caricatura llamar al Partido Republicano de "extrema derecha"?
-Por supuesto, nosotros no tenemos nada de extremos y es un recurso fácil de la izquierda para aislarnos. Los invito a conocernos, a ingresar a nuestra página del partido, a nuestras redes sociales y ver que esa caricatura queda sólo en eso porque claramente un sector no quiere que existamos por lo que buscan encasillarnos.
-¿Cómo diría que es su aproximación a Chile Vamos: simpatía, odio, indiferencia, eventual conveniencia electoral?
-Yo respeto que existan otros partidos y coaliciones, es parte de la democracia. Yo fui parte de la UDI y no reniego de mi pasado. Pero el presente y el futuro están en el Partido Republicano, porque a diferencia de Chile Vamos, nosotros no vamos a cambiar nuestros principios por las encuestas y vamos a cumplir nuestros compromisos, cueste lo que cueste.
-¿Y la de Chile Vamos respecto a usted?
-Parafraseando a Jaime Guzmán, algunos de Chile Vamos nos odian porque nos temen y nos temen porque nos saben irreductibles.
-Alcanzaron, con todo, un acuerdo para la elección de constituyentes. ¿Se podría ampliar a las otras elecciones que vienen?
-Nosotros estamos disponibles para hacer todo lo que esté en nuestro poder para derrotar a la izquierda y elegir representantes que defiendan a los chilenos y busquen el progreso de nuestro país. La Convención Constitucional era importante y habrá que ver si hay convicción para avanzar en algo más, pero siempre pensando en Chile y no en el beneficio de un partido o sector en particular.
-El Partido Republicano, ¿presentará candidatos en todas las otras elecciones: municipales y de gobernadores?
-Pese a ser un partido nuevo, tenemos más de 500 candidatos a concejales, tres candidatos a gobernadores y 12 candidatos alcaldes. Llevamos candidatos donde la derecha tradicional dejó de hacer la pega, entregó el municipio a la izquierda radical o donde no hay candidatos que defiendan las ideas de las ideas de la libertad. Nosotros sabemos que no nos medimos en estas elecciones, porque somos un partido nuevo, pero estoy convencido que podemos dar una gran sorpresa.
-Y respecto de la presidencial, ¿se ha decidido ya si será usted su candidato? En tal caso, ¿estaría dispuesto a ir a una primaria con Chile Vamos?
-Si el Partido Republicano lo decide y me apoya, vamos a ir a la primera vuelta presidencial, pero es algo que tenemos que definir en los próximos meses. Si hubiera una primaria real, competitiva y con compromisos y convicciones claras, yo no tendría problemas en participar. Pero creo que Chile Vamos tiene que hacer una reflexión profunda sobre su rol, sus principios y sus definiciones hacia el futuro, antes de hacer una elección primaria que solo convoca rostros.
-¿Qué candidato del sector le parece mejor, si por esas cosas de la vida usted no ganara: Lavín. Matthei, Sichel, Briones?
-En una primaria contra todos ellos, estoy seguro que ganamos.
-¿Y en la vereda del frente: Rincón, Jadue, Maldonado, Narváez?
-Nunca votaría por un candidato de izquierda, son todos igual de malos para el país.
-Usted votó Rechazo a una nueva Constitución. ¿Qué espera del proceso constituyente?
-Como dice el meme, no espero nada de ese proceso y aún así me decepciona. Nosotros vamos a contribuir honestamente para que el proceso sea un éxito y tengamos una buena Constitución para Chile, pero lamentablemente es un proceso que sólo va a demorar las soluciones reales y urgentes que Chile necesita.
-Si se le concedieran tres deseos para el país, ¿cuáles serían?
-Más seguridad, mejor calidad de vida y mayor progreso para todos los chilenos.
En un gobierno suyo, kast dice que "la Plaza Italia la cercaría completa y no dejaría que nadie entre a hacer lo que quiera".
"Debemos terminar con todos los impuestos al patrimonio, especialmente las contribuciones y los impuestos a las donaciones. Es fundamental reducir el IVA de 19% a 17%".
"No fue un estallido social, fue un estallido antisocial, un estallido delictual y se ha disminuido el respeto a la autoridad gravemente. Es urgente reimponer
la autoridad".