Correo
Jinetes del Apocalipsis
El presidente Piñera aseguró en consejo de gabinete realizado el 29 de enero de 2021 que el gobierno ha tenido que enfrentar a "los cuatro jinetes del Apocalipsis". En cada período de la historia, los cuatro jinetes vuelven a ser recordados, como fue en la época de la Segunda Guerra Mundial. El año 1988, un reportaje de la televisión se refirió al Apocalipsis, lo cual preocupó a muchas personas; ante esto, el padre Ivo Brasseur invitó a la comunidad a una reunión en la Iglesia La Merced de Valdivia, donde un teólogo se refirió al tema. Al final, el párroco se dio cuenta que a la gran mayoría de los laicos nos fue difícil comprender el apocalipsis; entonces, recordó otro encuentro, donde el expositor pidió que hicieran preguntas o meditaran y uno de los asistentes le manifestó "lo único que entendí fue cuando usted dijo 'he terminado la primera parte, ahora paso al segundo punto'".
Derico Cofré Catril
El ejemplo de Estonia
Hace poco se dio a conocer el "Corruption Perceptions Index" (2020), índice que clasifica a los países de acuerdo con los niveles de corrupción percibidos en el sector público. Chile se encuentra actualmente en el rango 25, cayendo 5 puntos desde 2012 (20).
La crisis de legitimidad que atraviesan nuestras instituciones se vuelve cada vez más evidente y al parecer sin ánimos ni esfuerzos por ser superada de manera real. Países como Estonia muestran mejoras considerables, desde 2012 han subido 11 puntos en el rango, posicionándose hoy como número 17.
La fórmula de este país no recae en lo imposible. Desde su independencia apuntaron en consolidarse como un país digital y con una fuerte prioridad en crear un gobierno electrónico, para así aumentar los niveles de transparencia y participación.
En paralelo se buscó potenciar la innovación y creatividad en áreas como la educación, para generar una mentalidad digital.
Estos avances vuelven a Estonia un país donde la corrupción cada vez tiene menos cabida.
Sebastián Millán Calisto
Joe Biden y la energía
A la Casa Blanca llegó Joe Biden, quien además de abordar temas actuales, se comprometió a retomar la estrategia climática establecida por Barack Obama. Aunque es poco probable que el camino de Estados Unidos hacia la política climática sea tan directo como pudimos ver en su programa electoral, el regreso de la mayor potencia mundial al Acuerdo de París -que Estados Unidos ya comprometió a adoptar juntos con otros 195 países- es una señal clara. El Acuerdo tiene como objetivo frenar el calentamiento global avanzando hacia la carbono-neutralidad en 2050.
Biden prometió destinar 1,7 billones de dólares a energías limpias y otras medidas de justicia climática y sostenibilidad. Si bien será difícil cumplir, los requisitos para hacerlo son más que favorables y esta ambición no es contraria a la situación económica actual cuando el mundo sufre la pandemia. Si la recuperación se va a lograr a crédito, es razonable realizar inversiones en lugar de simplemente consumir el préstamo.
Según todos los informes, Biden es muy consciente del cambio, sin mencionar la necesidad realista y urgente de las inversiones que reorganizan sus activos a favor de la descarbonización. Esto último fue mencionado, por ejemplo, por el New York Times en diciembre: según la encuesta de opinión pública Pew "Research Center", por primera vez en dos décadas la mayoría de los votantes dijo que lidiar con el cambio climático debería ser una prioridad. La protección del medio ambiente incluso ha superado a los "empleos" en la agenda y se ha acercado a la posición de liderazgo, que todavía está en manos del crecimiento económico.
Chile no es ajeno a estos importantes cambios y los grandes avances realizados en energías limpias en este país son un buen ejemplo de lo que busca lograr para Estados Unidos.
Zdenek Sobotka
Costos adicionales
Cuando se reformó el sistema electoral -ampliándose con ello el número de parlamentarios- ¿se nos advirtió de la polarización que iba a producir o de los costos extra a las arcas fiscales? No, más bien todo lo contrario: los legisladores nos prometieron que los parlamentarios adicionales "no costarían un peso más". Cuando se derogó el DL 600 en 2015 con el fin de "modernizar" la regulación de la inversión extranjera directa ¿se pensó en una posible disminución de la inversión? No, incluso el mensaje presidencial de la reforma advertía que el régimen de excepcionalidad del DL 600 ya no era necesario, sin perjuicio de que la inversión bajó de forma dramática. Estos dos ejemplos son una prueba de que no siempre los cambios son para mejor. Dicha advertencia en caso alguno nos debe llevar al inmovilismo, pero sí debe brindarnos una dosis de prudencia para afrontar nuestro próximo cambio a la Constitución repudiando el voluntarismo.
Juan Lagos