Correo
La última oportunidad
En la elección del Colegio Médico participaron 18.977 personas. Izkia Siches se impuso con 9.827 votos. Durante el mismo fin de semana, la UDI realizó sus elecciones de mesa directiva, en las cuales participaron 9.297 militantes y Revolución Democrática su referéndum sobre alianzas políticas, ¡ con 795 participantes !
Las cifras no pueden ser más elocuentes y ratifican la enorme diferencia entre los participantes en el plebiscito del 25 de octubre y las primarias del 29 de noviembre, en las cuales votó alrededor del 3,5 por ciento del padrón electoral.
Ello refleja la distancia existente entre los partidos políticos y la sociedad, lo que sería un hecho más bien anecdótico si no estuviésemos a pocos meses de la elección de la Convención Constituyente, convocada y diseñada por los propios partidos políticos y a ser elegida a partir de los mismos distritos electorales en que se eligen los diputados.
Se dirá que son las reglas del juego. Pero lo cierto es que esta modalidad restringe en forma drástica la posibilidad de que independientes no vinculados a partidos políticos puedan tener acceso a la Convención.
Ello se suma al hecho que la proliferación de listas -incluyendo las de independientes- distorsionará notablemente la proporcionalidad expresada en el plebiscito de octubre, en la medida que en su elección se aplicará el principio de la cifra repartidora o D'Hondt, que favorece la concentración de listas.
Existe, sin embargo, una posibilidad de subsanar esta distorsión: que todas las fuerzas políticas que favorecieron la alternativa del Acuerdo concurran a la elección constituyente en una sola lista y la abran mayoritariamente a independientes y representantes del mundo social.
No hay ninguna razón para no hacerlo, toda vez que durante el presente año habrá suficientes otros comicios en los cuales los partidos podrán competir y medir sus fuerzas.
Si no se impone la racionalidad, se habrá perdido la última oportunidad de encauzar el proceso constitucional demandado por la ciudadanía.
Si esta percibe que su voluntad es burlada, el desborde político y social será inevitable.Jorge Gillies, académico de la Facultad de Humanidades y Tecnología de Comunicación Social, UTEM
Patologías poco frencuentes
El pasado 1 de diciembre, el Senado aprobó en forma unánime el proyecto de ley que instaura el Día Nacional de Educación y Concientización de las Enfermedades Poco Frecuentes. Creemos que esta iniciativa impulsada por la Federación de Enfermedades Poco Frecuentes de Chile (Fenpof) es un gran paso, que nos ayuda a dar visibilidad a este tipo de patologías que, por tener baja prevalencia, muchas veces pasan desapercibidas, lo que provoca que los pacientes no cuenten con la atención que requieren.
La ley indica que el último día de febrero de cada año se conmemorará una jornada en la que se promoverán y coordinarán distintas acciones educativas, de difusión comunicacional, artísticas, científicas y culturales, que permitan a la comunidad aprender sobre este tipo de enfermedades raras, que lamentablemente muchos padecen y pocos conocen.
En la Fundación Chilena de Enfermedades Lisosomales (Felch) trabajamos junto con los pacientes para entregarles una mejor calidad de vida, pero creemos que esto no es suficiente. Es necesario que exista un esfuerzo del Estado que permita contar con políticas públicas que no los dejen abandonados, ya que hoy son muchos los que ven a diario cómo su salud se deteriora al no poder acceder a medicamentos y tratamientos costosos, debido a su falta de cobertura.
En el caso de algunas patologías, hemos apoyado a los pacientes para presentar recursos de protección con el fin de que el Estado pueda financiar tratamientos de alto costo, procesos que avanzan lento, a diferencia de este tipo de enfermedades, mientras se condiciona su vida y las de sus familias. Actualmente, muchos pacientes no pueden seguir esperando y están en una carrera contrarreloj.
Reconocer este día dentro del calendario es el puntapié inicial, que no sólo servirá como efeméride, sino que permitirá generar conciencia y celebrar la vida de muchos que actualmente no tienen voz.
Myriam Estivill, directora Ejecutiva y Vocera de la Fundación Chilena de Enfermedades Lisosomales (Felch)