Pandemia y mujeres agredidas
Los extensos confinamientos dentro del hogar lamentablemente han derivado en un aumento de los episodios de violencia intrafamiliar en contra de las mujeres. Cuanto antes debe desterrarse en el país cualquier asomo de violencia contra la mujer. El Estado debe contar con adecuadas vías de denuncia.
En 1999, Naciones Unidas declaró el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. En Chile, el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género ha lanzado el "Mes de la No Violencia contra la Mujer", junto con llamar la atención acerca del aumento que han tenido las agresiones físicas y psicológicas.
Sólo en el primer semestre de este año, 1.932 mujeres han sido asesinadas en el mundo, lo que representa un aumento de un 5% con respecto a igual período de 2019. En Chile, a la fecha se registran 34 femicidios consumados y 120 en calidad de frustrados, según los informes del ministerio respectivo.
En períodos de cuarentena, las mujeres se ven expuestas a más episodios de violencia y los llamados a los teléfonos o redes de ayuda buscan principalmente aclarar si la situación que viven es o no violencia, así como recabar información sobre procedimientos a seguir en casos determinados. La pandemia ha presentado muchos desafíos, entre ellos, el aumento de la violencia intrafamiliar, cuando la convivencia dentro del hogar se ha deteriorado.
Por ello, se han reforzado los canales de atención y se ha ampliado la red de apoyo a quienes son víctimas de violencia de género, ante las medidas de confinamiento que se han adoptado desde marzo a la fecha para frenar el avance del covid 19. Esto ha significado que se reforzaron los turnos en el servicio de orientación telefónica, se mantienen las citas en centros de atención a mujeres y las casas de acogida siguen abiertas para quienes estén en riesgo o bajo amenaza de muerte.
Pese a las insistentes campañas que se han desarrollado durante los últimos años, los ataques a mujeres por parte de sus maridos, parejas, convivientes o pololos no han cesado, incluso hasta llegar al femicidio, que es la forma más extrema de violencia y una muestra de que en algunos sectores de la sociedad todavía se cree que los hombres tienen el derecho a controlar la vida de las mujeres. Los celos, la incomprensión y la violencia se conjugan en la génesis del problema, primero como una agresión psicológica, para luego dar paso a los golpes y, en situaciones extremas, terminar con una vida. Esto definitivamente debe ser desterrado prontamente.