España se acerca a la declaración de un nuevo estado de alarma, como el que se decretó entre marzo y mayo, para intentar hacer frente a la segunda ola de contagios por coronavirus del país, que ya ha dejado un total de 34.752 fallecidos y más de un millón de contagios oficiales, aunque el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer situó por primera vez en tres millones la cifra de personas infectadas desde el inicio de la crisis sanitaria.

En una situación que el propio Sánchez definió en una declaración institucional como de "grave", las comunidades autónomas españolas ya están solicitando al Ejecutivo central, casi en cadena, la instauración de un nuevo estado de alarma, figura constitucional que sólo el Estado tiene la potestad de poner en marcha, y que permitiría a las regiones imponer toques de queda, entre otras restricciones para frenar el sostenido aumento en los contagios.

Para llegar a decretarlo, el Gobierno hispano debe contar con el acuerdo de todos los gobiernos regionales, algo que el pasado jueves no se logró en la reunión que mantuvieron la Administración central y la autonómica, y que quedó pospuesto, pero que ayer se aceleró. Hasta el momento seis, entre ellas el País Vasco y Cataluña, ya lo han pedido.

Números al alza

A la medida pueden haber ayudado los 19.851 nuevos casos de covid notificados ayer por el Ministerio español de Sanidad, de los cuales 8.293 fueron confirmados en las últimas 24 horas, con un saldo de 231 muertes en el período.

Según esas cifras, Madrid sigue siendo la región que acumula un mayor número de contagios diarios, con 2.027 (un 24 % del total); seguida de Aragón, con 1.187; País Vasco, con 920; Cataluña, con 888; Galicia, con 530; Andalucía, con 523, y Navarra, con 469.

El preocupante escenario movilizó a que ayer, por primera vez, el presidente del Gobierno español estableciera la cifra de contagios desde el inicio de la pandemia en más de tres millones de personas, aunque el registro oficial lo cifra en alrededor de un millón de afectados por el virus.

Según Sánchez, los estudios de seroprevalencia desarrollados por las instituciones públicas con expertos científicos indican que "el número real de personas que han estado infectadas supera los tres millones (...) una situación grave, muy grave".

De todos modos, Sánchez apuntó a que la situación actual no es comparable con la del pasado 14 de marzo, cuando se decretó en todo el país el estado de alarma hasta finales de mayo. "Queremos evitar a toda costa un nuevo confinamiento", dijo, al paso que promovió entre la ciudadanía la reducción de la movilidad y los contactos entre personas.

EL DRAMA ITALIAno

Así como en España la segunda oleada de contagios ha puesto en alerta a su gobierno, en Italia, uno de los países más golpeados por los decesos en la primera etapa de contagio del virus, ha sufrido estas últimas semanas un incremento considerable en los casos de personas contagiadas.

Si hasta inicios de octubre, era el país que había destacado en el control de la pandemia en Europa, este último tiempo su incidencia ha ido al alza y según un informe entregado por el Instituto Superior de la Salud, la epidemia de coronavirus "empeora rápidamente" y pronto será "crítica", con una tasa de transmisión Rt actual de 1,5 como media en el país.

La situación en Italia muestra signos de "una inminente consecución de umbrales críticos para los servicios de asistencia" y el Rt nacional en una media de 1,5, significativamente por encima de 1, indica una situación general muy grave, "con el riesgo de problemas críticos importantes a corto plazo en numerosas regiones", añaden los expertos.

Este organismo cuyas directrices sigue el Gobierno añade que 23.018 casos notificados esta semana "no están asociados a cadenas de transmisión conocidas (frente a 9.291 la semana pasada), lo que corresponde al 43,5% del total de casos notificados esta semana", indicando además que ya se ha perdido el rastro de esos contagios.

34.752 fallecidos por covid-19 hasta la fecha suma España, con más de un millón de contagios oficiales.

8,8 millones de contagiados por covid-19 suma desde el inicio de la pandemia el continente europeo.

Nikol Pashinián, primer ministro de Armenia, aseguró ayer, en entrevista con la agencia Efe, que "sin Turquía no habría guerra" entre Armenia y Azerbaiyán, en la que considera que ahora mismo no se dan las condiciones para un arreglo diplomático, porque Bakú apuesta solo por una solución militar.

-Recientemente ha reconocido que la situación en el frente es difícil. Y Azerbaiyán anuncia casi todos los días que su Ejército está ganando control sobre nuevos territorios. ¿Qué dice al respecto?

-Es importante entender que la situación en el frente es compleja. La gente de Nagorno Karabaj se defiende con todos los medios a su alcance y los armenios, utilizando todos los medios disponibles, les apoyan.

-Ha dicho que no hay alternativa a una solución pacífica al conflicto. Ahora, sin embargo, afirma que en estos momentos no ve una solución diplomática al problema del Karabaj. ¿Qué ha cambiado?

-Nada ha cambiado en mi postura. Siempre hemos dicho que la cuestión de Nagorno Karabaj debe ser resuelta únicamente por medios pacíficos. Dije otra cosa y es que Armenia siempre ha estado y está lista para una solución pacífica, diplomática. Pero tenemos una dificultad y es que el compromiso que acepta Armenia ya no lo acepta Azerbaiyán. Hay una necesidad de compromiso para que las partes flexibilicen su postura. Está probado con hechos concretos que, cuando en 2011 Armenia baja un poco su listón inicial y busca compromisos, a partir de ese momento Azerbaiyán no está de acuerdo y exige más. Y en paralelo ejerce una presión militar. En ese contexto dije que, en realidad, un arreglo diplomático no es viable en estas condiciones, porque la otra parte no lo quiere. Quiere una solución militar. Debemos centrarnos más en objetivos militares para lograr un arreglo diplomático.

-Azerbaiyán tiene un aliado en esta guerra, Turquía. ¿Qué pasa en Armenia? Rusia tiene con Armenia un acuerdo de seguridad.

- Rusia es el socio estratégico de Armenia y en este sentido percibimos su apoyo. Pero también es uno de los copresidentes del Grupo de Minsk de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa y su misión es ser un mediador al problema de Nagorno Karabaj, entre Armenia, Nagorno Karabaj y Azerbaiyán. Y sus posturas y decisiones encajan en este marco. Lamentablemente, estos esfuerzos aún no producen resultados.