Agencias

Más de 585 millones de personas (el 7,5 por ciento de la población mundial) hablan español, cinco millones más que hace un año, datos que confirman su evolución al alza en la última década, en la que los hablantes han crecido más de un 30% y lo estudian un 60% más que en 2010.

Estos datos fueron dados a conocer en la presentación del Anuario del Español en el Mundo 2020, donde participaron la ministra española de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, y el director del Instituto Cervantes, Luis García Montero. El anuario está dedicado esta vez a la relación entre lengua e identidad.

Una cuestión, la de la conexión entre lengua e identidad, especialmente importante, dijo la ministra, en una sociedad diversa donde las lenguas tienen que servir "para crear comunidad, para unirnos". Por eso apostó por "descender del ruido que nos rodea" y apostar por un diálogo "de forma sosegada" sobre algo tan importante como es dicha relación.

González Laya recalcó también que la lengua española "goza de excelente salud" y que tiene una gran expansión: "Nuestra lengua es uno de nuestros mayores activos".

Hablantes nativos

La directora académica del Cervantes, Carmen Pastor, y el profesor de la Universidad de Alcalá David Fernández Vítores, autor del informe, explicaron que del total de personas que hablan español, casi 489 millones son hispanohablantes nativos, es decir como lengua materna (6 millones más que en 2019), y más de 22 millones lo estudian como lengua extranjera.

De este total de estudiantes en el mundo, la Unión Europea, Brasil y Estados Unidos agrupan el 90 por ciento del total.

Además, el español es la segunda lengua materna por número de hablantes tras el chino mandarín, y la tercera lengua en un cómputo global de usuarios después del inglés y del chino mandarín.

En lo que se refiere a su uso en internet, es la tercera más utilizada: el 7,9% de los usuarios se comunica en español. Es el segundo idioma, detrás del inglés, en publicación de textos científicos.

En la última década, los estudiantes que eligen el español como lengua extranjera ha aumentado en casi un 60% y en la actualidad lo estudian 22.329.275 personas. El pasado año, más de 907.000 extranjeros se desplazaron a España para estudiarlo.

Fernández Vítores explicó cómo se ha reforzado el protagonismo del español en detrimento de lenguas más asentadas como el francés y el alemán y cómo se prevé un alza del número de hispanohablantes en las próximas décadas. No obstante, en la segunda mitad de siglo, su peso relativo empezará a disminuir de manera progresiva debido a la ralentización del crecimiento demográfico en países de habla hispana. En 2100, se situará en el 6,3% la población mundial que podrá comunicarse en español.

El español se sitúa, además, como la segunda lengua más importante en el ámbito internacional, es el tercer idioma más usado en la Organización de las Naciones Unidas y el cuarto en la Unión Europea, donde la salida del Reino Unido ha beneficiado el peso relativo del idioma. Sin embargo, el aumento del empleo del inglés en los diversos organismos internacionales resta protagonismo al español y a las otras lenguas oficiales.

El informe aborda también la situación del español en Estados Unidos, donde más de 62 millones de estadounidenses (el 18,7% de la población total) son de origen hispano. De ellos, el 71% utilizan el español en el entorno familiar y el 94 % se identifican como hispanos, la minoría étnica que estará más representada en las próximas elecciones presidenciales.

El español es, además, el idioma más estudiado en todos los niveles de enseñanza estadounidenses. En 2060, EE.UU. será el segundo país hispanohablante del mundo, después de México, y el 27,5% de la población estadounidense será de origen hispano.

22.329.275 personas estudian el español como lengua extranjera. Tras el inglés, es el idioma más estudiado en la educación de EE.UU.

2060 EE.UU. será el segundo país hispanohablante del mundo, luego de México, y el 27,5% de su población será de origen hispano.

La pandemia por el covid-19 ha puesto de manifiesto el poder de los datos y mostrado el mundo real para proteger y mejorar la salud y el bienestar de las personas, por lo que la transformación digital sigue siendo un reto para América Latina.

"Es algo que necesitamos acelerar, trabajar de forma más global en la región y entender que ciertos estándares establecidos a nivel global también son aplicables a nuestros mercados", dijo Adriana Rubio, directora de área para la división Roche Diagnósticos para Latinoamérica, a Efe.

Pese a que la infraestructura digital y el procesamiento de datos demostraron su valor al permitir una visión clara y en tiempo real de la pandemia y potenció la capacidad de respuesta al brote de covid-19, en Latinoamérica sólo 6 de cada 10 países tenía una estrategia nacional de salud digital.

Rubio planteó, sin embargo, que la pandemia ayudó a que los países aceleraran procesos como la telemedicina, "una práctica que hace seis meses ni siquiera estaba contemplada, no estaba regulada y no se consideraba una posibilidad para la salud". Agregó que hoy se puede tener acceso a tratamientos domiciliarios para pacientes con enfermedades crónicas.

Las soluciones digitales, afirmó, son fundamentales para controlar una emergencia de salud pública, como se ha mostrado en esta pandemia y en epidemias pasadas, apoyando la toma de decisiones y la continuidad de la atención médica. Además de que facilitan el acceso e intercambio de información oportuna y precisa, mejoran la vigilancia en salud pública y optimizan la comunicación con la población.

DERRIBAR BARRERAS

Rubio expuso que no todos los países están preparados para afrontar esta transformación, pues eso depende de su "madurez" digital. Muchas naciones estaban atrasadas en regulaciones y otras apenas estaban madurando en ciertas áreas, pero la realidad las ha obligado a "acelerar esta transformación", dijo. Uruguay, por ejemplo, ha sido un ejemplo al implementar aplicaciones móviles que le permitieron detectar oportunamente casos y contactos de covid-19, y ha explotado las consultas a distancia y la entrega de medicamentos a domicilio.

El mayor reto en América Latina, estimó Adriana Rubio, es hallar la manera de acelerar el cambio de mentalidad de todos los implicados en los sistemas de salud.

6 de cada 10 países latinoamericanos contaba con una estrategia nacional de salud digital al comenzar la pandemia.

3 actores, el sector público, el privado y la sociedad civil, deben colaborar para superar las brechas regulatorias y de conectividad.