Morosidad en la pandemia
En las últimas décadas, la sociedad se ha vuelto muy permeable al consumo, estimulada por las facilidades que ofrecen los sistemas de endeudamiento. Es frecuente que a los universitarios se les ofrezcan productos bancarios, lo que constituye un riesgo si se considera que aún se encuentran estudiando.
El Informe de Deuda Morosa que en forma periódica elabora la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián, con la base de los datos de Equifax y Mapcity, ha revelado que la mayor parte de la morosidad corresponde a deudores de multitiendas y supermercados (retail).
En el país, casi cinco millones de personas se encuentran con compromisos vencidos, pero los académicos de la USS estiman que el próximo informe trimestral debiese recoger el efecto del retiro del 10% de las AFP, que permitió a muchas personas regularizar su situación de morosidad. Sin embargo, cuando esos beneficios terminen y los trabajadores vean que la recuperación económica y creación de empleos perdidos será lenta, es probable que nuevamente se vean los mayores efectos de la morosidad.
En las últimas décadas, la sociedad se ha vuelto muy permeable al consumo, estimulada por las facilidades que ofrecen los sistemas de endeudamiento, como tarjetas de créditos bancarias y comerciales, así como el expedito acceso a los préstamos y avances en dinero. Es frecuente que a los jóvenes universitarios se les ofrezcan productos bancarios, lo que constituye un riesgo si se considera que aún se encuentran estudiando.
Por otra parte, está el endeudamiento de personas de la tercera edad, que muestra más tendencia a caer en el incumplimiento de pagos.
No puede desconocerse tampoco que el endeudamiento no responsable, por sobre la capacidad de pago de las familias, ha llevado a un persistente aumento de la morosidad, que se acentúa en los períodos en que se deteriora la economía y el mercado del trabajo se restringe. Así, las personas que pierden sus empleos estables, como ha ocurrido en esta pandemia, deben buscar otros más precarios, que en ocasiones sirven para sobrevivir, pero no para asumir los compromisos que representa un endeudamiento. De ahí que será necesario que superada la pandemia, las industrias puedan empezar a funcionar y a reactivar la economía, lo que permitirá la creación de nuevos empleos y reposición de aquellos que fueron congelados durante esta crisis sanitaria.