Correo
Acusaciones
Es preocupante que las últimas acusaciones constitucionales presentadas en contra de autoridades se sostengan en base a críticas, a declaraciones prensa o a la ineficiencia de determinadas medidas adoptadas por las autoridades en el ejercicio.
¿Se pueden hacer estas críticas? Por supuesto que sí, y para eso están las herramientas de fiscalización política. ¿Es la acusación constitucional la herramienta para realizar estas críticas? Sin duda que la respuesta es no.
La acusación constitucional no es un mecanismo para expresar diferencias políticas con un gobierno y mucho menos para impugnar decisiones o contrarrestar declaraciones de prensa que pudo haber dado una autoridad. Es, por el contrario, la última y más excepcional herramienta que puede utilizar el Congreso respecto de las más altas autoridades y que puede terminar no sólo en su destitución, sino que también en la prohibición de ejercer cualquier cargo público por cinco años. Tomemos los libelos con la seriedad y responsabilidad.
Ricardo Oyarzún González
Políticos payasos
Claudia Mix Jiménez, diputada del F.A., egresada de Trabajo Social (no titulada) está organizando una acusación constitucional en contra del ex ministro Mañalich "por ser responsable de políticas públicas mal implementadas, que han significado el fallecimiento de más de 16.000 familias". Continuando con esta fiebre de acusaciones constitucionales, quizás la próxima acusación sea dirigida a la ministra de Transportes por su responsabilidad en los accidentes de tránsito "derivados de malas políticas de transito implementadas".
Pienso que es una pena que este gobierno no cuente con los valiosos servicios y asesoría de la mente tan brillante que adorna a esta egresada de Trabajo Social.
Duele pagar impuestos para mantener a políticos payasos que usan el Congreso como trinchera de su propia guerra ideológica sin aportar nada al país para afrontar la debacle económica y social que se viene encima post pandemia.
Rodrigo Montesinos Vásquez, ingeniero agrónomo
La destrucción de Chile
¿Qué ha sucedido? Frente a nuestros ojos el país ha sido invadido y se han argumentado un sinnúmero de pretextos que no se condicen con nuestra soberanía e independencia. Desde la izquierda a la derecha y desde la catedral a la gran logia y con la pasividad de las Fuerzas Armadas, todo sumisamente han acatado las directrices del nuevo orden mundial: La destrucción del hombre y de la familia; la destrucción de la patria, de las fronteras y de la soberanía; la destrucción de nuestra identidad y nuestra historia.
El resultado es ya previsible: Una gran masa de idiotas sin Dios ni ley que sólo aspiran a saciar necesidades materiales artificiosas, a drogarse y alcoholizarse, a consumir lo que sea en el centro comercial más próximo, a vivir en la inexistencia de las redes sociales y a disfrutar de la parrilla deportiva. La gran abominación.
En Chile -al igual que en Europa-, el recambio poblacional es una realidad astutamente disfrazada que significará, certeramente, la destrucción irreversible de nuestra nación.
Rafael Videla Eissmann
No bajar la guardiaLa OMS ha insistido hasta el cansancio de que los países que han comenzado el desconfinamiento por fases no deben bajar la guardia, sin embargo, esto no necesariamente significa un rebrote inminente.
Los expertos coinciden en que mientras no haya una vacuna y mientras no se respeten medidas como el uso de mascarillas o el distanciamiento social, seguirá habiendo rebrotes. La buena noticia es que hasta ahora ningún rebrote o alza ha sido de un impacto tan devastador en comparación al período más álgido vivido en los meses de mayo y junio, cuando comenzó a expandirse el virus en el país. La experiencia europea nos ha mostrado que los países que han logrado aplanar la curva, es normal que se vean ciertas alzas que deberán ser controladas, tal como lo ha hecho el Gobierno actual.
Y es que no debemos confundirnos ni alarmarnos anticipadamente. El rebrote focalizado es algo normal cuando se comienzan con las medidas de desconfinamiento, sin embargo, no es lo mismo a una segunda ola del virus. Conservemos la calma y cumplamos las medidas que se nos imponen, porque sin vacuna, el coronavirus ha llegado para quedarse.
Soledad Rodríguez H. Economista.