Rubro gastronómico se reactiva tras la posibilidad de abrir sus terrazas
COMERCIO. Empresarios gastronómicos señalan que pese a que ha sido algo lento, la clientela ha comenzado a retornar, lo que al menos les deja ganancias para mantener sus locales.
Amás de una semana desde que se abrió la posibilidad de que restaurantes y cafés de comunas en fase 3 pudiesen atender a clientes en forma presencial, pero en terrazas o espacios abiertos y con una distancia de al menos dos metros entre las mesas, en la provincia ya son varios los que están trabajando bajo esa modalidad, por lo que se dan cuenta de lo difícil que resulta a la clientela adaptarse a este cambio.
Es así como empresarios señalan que el proceso es algo lento aún, ya sea por el clima y la falta de costumbre a sentarse en terrazas y, en otros casos, por las barreras sanitarias.
Desde el restaurante peruano "Don Salmón y Rocoto", su propietario Marcelo Díaz relató que si bien es una buena oportunidad que tienen para salir adelante, no ha sido una reapertura fácil para muchos, ya que la gente mayor que frecuentaba locales para comer no se adapta ahora a esta modalidad tan fácilmente como lo hacen los más jóvenes.
Además, para funcionar debe trabajar actualmente con la mitad de las personas de antes, que eran cuatro.
"El restaurante ha tenido muy buena acogida con la gente, hemos cumplido con todos los protocolos y sólo trabajamos con un garzón y un maestro de cocina", indicó.
El empresario comentó que el formato con que se les permite funcionar no es tan rentable como se esperaba, sino que es básicamente para solventar los costos de arriendo, sobre los cuales dijo que ya comenzaron a subir en la ciudad, a diferencia de lo que sucedía al comienzo de la pandemia; y además, alcanza para pagar a los trabajadores y gastos como luz, agua o gas.
"Así como para que haya margen de utilidad para el dueño no, ya que hasta ahora nos alcanza para los gastos operacionales", manifestó el comerciante.
Al no permitirse la entrega de cartas de comida a los clientes, el local entrega códigos para que vean el menú y también a través de WhatsApp.
Otra experiencia
El pasado 1 de febrero se abrió en Puerto Octay el café "El mesón del carpintero", el cual, pese a lo prometedor del local y sus productos, debió cerrar sus puertas el 16 de marzo, pudiendo atender luego solo en forma de delivery, por lo que al abrirse la posibilidad de atención al exterior la tomaron y comenzaron nuevamente desde la terraza el pasado 5 de septiembre.
Su propietaria, Pauline Grellier, indicó que el lugar permite la recepción de varias personas, ya que la terraza y el patio de la casa donde funcionan es bastante grande, por lo que pueden instalar varias mesas repartidas, de no más de 5 personas, y por seguridad y para cumplir la normativa el límite es de 20 personas a la vez.
"Esto no ha pasado todavía, ya que está súper tranquilo en Octay y la barrera sanitaria de Frutillar ha limitado los viajes", señaló.
Añadió que la barrera ubicada en Frutillar, comuna desde donde provienen varios clientes, no genera problemas en la ida al café, pero lo complicado está en la vuelta, por lo que muchos deciden no salir de esa comuna.
Por el momento llegan pocos clientes a consumir en el exterior del local, pero la propietaria asegura que es muy diferente la experiencia de llevarse el café para tomarlo en un auto, a sentarse a disfrutarlo tranquilamente y más junto a una carta que ofrece uno que es tostado en Puerto Varas, junto a los kuchenes, muffins, cupcakes o fondant de chocolate que se fabrican allí.
"Está bien limitar, para evitar más contagios, sólo que no es muy bueno para el negocio. Creo que apenas podamos recibir gente dentro del café, aunque sean dos mesas, lo va a cambiar todo. Es insólito que uno se pueda amontonar en un mall, pero no pueda sentarse a tomar un café. Creo que es mucho más riesgoso contagiarse en la caja de una tienda de mall que tomarse un café en Puerto Octay", manifestó.
Cuentas alegres
El propietario de los locales "Mala Fama" y "De Nuit" en Osorno, Horacio Kauak, se mostró muy conforme con la reacción de los clientes, ya que muchos concurren por estos días y llenan las mesas exteriores de ambos lugares.
"Ha sido sorprendente, la gente respondió, ha habido muy buen ánimo y excelente disposición del público con la espera de las mesas y con entender que ya no está toda la carta disponible por medidas sanitarias, como los picoteos o tablas, que algunos se eliminaron o se sirven de forma individual", dijo.
El empresario indicó que la respuesta de los osorninos superó todas sus expectativas, ya que anteriormente sostenía que el rubro estaría paralizado por unos dos años, pero en estos días ha podido ver que las ventas son aceptables y que permiten seguir con la proyección del negocio.
No obstante, lo más difícil ha sido que las personas se manejen bien dentro de las restricciones, ya que para muchos resultan medidas totalmente desconocidas, aunque explicándoles se lo han tomado bien, como forma de aprendizaje.