"Ni mucho ni poco"
Adelando del libro "Bajo la Cruz del Sur" Por Patricia Cerda
El viento justo, ni mucho, ni poco y siempre en popa, escribe Magallanes en su diario personal. Pero el viento pocas veces se les presenta así. Es o mucho o poco. Como si las invocaciones de Albo a Eolo hubieran hecho efecto, de pronto se levanta una ráfaga que hincha las velas y trae consigo lluvia y marejadas. La vida a bordo se acelera.
-Esto no es lo que dice Plinio el Viejo en su Historia natural -comenta Pigafetta a Punzorol gritando para que lo escuche.
-¿Qué dice?
-Que cruzando la línea equinoccial la vida se hace imposible por los quemantes calores.
Pigafetta prende una vela bajo la cubierta y trata de escribir a pesar de los remezones de la nao.
-¡Ya, muchachos! -grita Magallanes-. La mar no sufre necios ni perezosos. Solo los vivos y diligentes pueden con ella.
El italiano sube a ayudar. Es una noche aterradora. La Trinidad se mece como si fuera de juguete, pero ahora los grumetes saben bien qué hacer. A ratos tienen que sujetarse fuerte de las cuerdas para no caer al mar. Todos rezan en voz alta. La tormenta recién amaina cuando empieza a aclarar.
Magallanes anota en su diario oficial:
Por fin avanzamos al ritmo esperado poniendo proa al suroeste.
Han vuelto los vientos alisios.
Estudia en un globo terráqueo las tierras descubiertas por Cabral y exploradas por Américo Vespucio en busca de una bahía para bajar a tierra en el Nuevo Mundo. El globo muestra apenas los contornos de la costa atlántica. Hay grandes espacios en blanco y algunas representaciones pu-
ramente especulativas. El continente descubierto por Colón sigue siendo terra incognita. Echa a volar la imaginación, pero su hijo lo interrumpe con fuertes golpes en su puerta. Le avisa que hay una discusión en la cubierta. Un alemán ha sacado un cuchillo. Acude de inmediato. Su sola presencia en la escalera de la popa hace que los ánimos se calmen.
-¿Qué pasa? -pregunta serio.
Punzorol le explica que dos marinos genoveses y el alemán han estado amonestándose toda la mañana. Un genovés trató al alemán de puerco protestante y el alemán respondió que los genoveses era unos vendidos porque sacaban buen provecho del comercio con los herejes otomanos. Los marinos italianos hicieron causa común y rodearon al alemán. Uno de ellos lo amenazó con lanzarlo por la borda y él sacó su cuchillo para defenderse.
Magallanes les habla en tono enérgico:
-Estamos aquí para apoyarnos. Es menester que cada uno asegure la vida del otro, porque solo así sobreviviremos. La próxima disputa será castigada severamente con azotes. Y si alguno muere por culpa de otro, su cuerpo será lanzado por la borda amarrado al de quien mató. No lo olviden: en esta nao pendenciero es sinónimo de pasto de peces.
Bajo la Cruz del Sur
Patricia Cerda
Editorial Planeta
270 páginas
$14.990