"La pandemia nos encontró en la mitad de una crisis profunda de la vivienda"
El sociólogo dice que los campamentos son sólo una parte de un océano de problemas que no estábamos viendo como país.
Producto de la pandemia, Techo Chile ha redireccionado parte de sus esfuerzos en otras iniciativas como llevar alimento e insumos básicos a sectores vulnerables, además de operativos de salud con tal de que las personas no tengan que trasladarse hasta los centros de salud y de ese modo reducir las posibilidades de contagio. Pero su razón de ser sigue siendo la vivienda, una problemática que para Sebastián Bowen, su director ejecutivo, debe ser puesta entre las primeras prioridades pospandemia.
El sociólogo, quien también encabeza la Fundación Vivienda, de la Compañía de Jesús, dice que la crisis económica ha dejado en evidencia el retroceso habitacional en la última década: "Efectivamente, el aumento de campamentos se ha visto intensificado en muchas ciudades. Pero, lo primero que hay que decir es que esto venía produciéndose de manera sostenida hace ya 10 años. El 2011 había 20 mil familias viviendo en campamentos. El 2019, según catastros del Minvu, ya eran 47 mil familias. Tremendo. Sobre todo cuando comparamos esto con el crecimiento económico. Como país hemos crecido más o menos, pero no hemos dejado de crecer en estos últimos 30 años. Y la pobreza también ha disminuido, más o menos, pero siempre disminuyendo".
-Entonces, ¿cómo se explica esto?
-Estos índices hay que compararlos con el alza del precio de la vivienda y los suelos. Esa te diría que es una variable que ha ido acompañando este crecimiento de la población en campamentos. En los últimos 10 años ha aumentado el precio de la vivienda en un 130%, muy por sobre el aumento en los salarios, que está por el 25 o 30% en el mismo lapso. Esas en general son cifras inauditas en comparación con los precios históricos de la vivienda en Chile.
-¿Qué más ha influido?
-Cuando analizas los datos te das cuenta que cuatro de cada 10 familias que llegan a vivir a un campamento anteriormente estaban en situación de allegamiento. Al mismo tiempo, cuatro de cada 10 arrendaban y la gran mayoría de ellos, de manera informal. Es decir, el 80% en los últimos 10 años venía ya de la ciudad, pero con algún nivel de exclusión habitacional. De allegados, hacinados o arrendando de manera informal y gastando gran parte de sus ingresos en ese arriendo. Por lo tanto, el aumento de los campamentos es un síntoma, no la problemática, de un problema más grande que hay en las ciudades y que es la exclusión habitacional. Esto se ve reflejado no sólo en los campamentos, sino también en el nivel de hacinamiento.
-Hay autoridades que se sorprendieron de esto último.
-A mí me gusta ver esto como una analogía, que los campamentos son una isla, donde estos son la parte visible. Pero hay un gran campamento oculto bajo el nivel del mar que no se ve porque está bajo distintos tipos de techos, distintas formas de exclusión habitacional, como el hacinamiento, los arriendos informales o el déficit habitacional cualitativo, o sea, familias que están viviendo en una vivienda precaria. Es importante entender esto porque tú no puedes solucionar el tema de los campamentos enfrentando solo ese problema. Para solucionarlo tienes que enfrentar la problemática de la ciudad, que está vinculada a la exclusión habitacional. Eso nos pasó en Chile en los últimos 20 años. Bajó el nivel de campamentos desde el 90 al 2011. Sin embargo, empezó a aumentar después. ¿Por qué? Porque nos fijamos sólo en el stock de familias, por decirlo de alguna manera, en el catastro de familias que había y no en el flujo, el proceso, la trayectoria de las familias que viven en exclusión. Irse a vivir a un campamento muchas veces es una válvula de escape, porque en la ciudad se vive tal nivel de presión habitacional que muchas familias terminan siendo expulsadas y obligadas a irse a vivir a un campamento. Y por distintos motivos, por algún shock, porque perdieron algún ingreso de trabajo o porque llegó alguien más a vivir a la casa; y en una sociedad o país donde el campamento es la solución de emergencia para una familia es finalmente un país donde la injusticia y la exclusión nos están ganando la pelea.
-Entonces la solución no está sólo en erradicar los campamentos, sino en frenar el flujo de otras familias hacia ellos.
-Cinco de cada 10 familias que se van a vivir a campamentos declaran como su razón de irse a vivir ahí fue de índole económica. Tres de 10 lo hicieron porque aumentaron los precios de los arriendos o sus ingresos ya no les alcanzan para pagarlo. Una de cada 10 está asociada a la pérdida de su fuente laboral. La situación de los campamentos está íntimamente vinculada a la situación económica. Y el 25 % de las familias que llega a vivir a campamentos declara como principal razón la necesidad de independencia porque vivían en condiciones de allegamiento o hacinamiento.
Enfrentar el problema
-¿Cómo se puede solucionar esto?
-Lo que está detrás de esto es una incapacidad de nuestra política habitacional. Eso no es responsabilidad de un solo gobierno o ministro en específico. Esta es responsabilidad del Estado, porque la política más o menos se ha mantenido así. Una incapacidad como país de absorber una demanda social de familias que viven en altos niveles de vulnerabilidad. La política habitacional tiene grandes filtros para que las familias puedan acceder a esas viviendas. Muchas veces tienen que pasar largos años en un comité de vivienda, tienen que juntar un ahorro que muchas veces no logran juntar, tienen que acceder a un crédito hipotecario y muchas veces no tienen los papeles necesarios o tienen que acreditar una renta fija que sabemos que la población más vulnerable no tiene porque su trabajo es informal. Entonces, toda esa población se ve excluida de nuestras principales políticas habitacionales.
-Hoy las prioridades están puestas en la salud, la reactivación económica y el empleo. ¿Cómo hacer para incluir la vivienda ahí?
-Te puedo contar una noticia interesante. Desde Techo Chile y Fundación Vivienda formamos una comisión para tratar de manera urgente el acceso a la vivienda. Esa comisión son 15 personas, académicos de la Chile, de la Católica, exministros, exsubsecretarios, otras organizaciones sin fines de lucro con las que trabajamos, personas del mundo inmobiliario, y nos hemos reunido ya un mes y medio a conversar distintas medidas que deben ser tomadas con urgencia desde el aparato público para poder enfrentar la actual crisis de la vivienda. Esperamos tener finalizado en septiembre un documento para empezar a hacer incidencia con esas propuestas que deben ser tomadas urgentemente.
-Con pandemia, va a ser difícil.
-La pandemia, la crisis sanitaria, nos pilló mal parados porque no tenemos la principal vacuna para prevenir esto que era la vivienda. Nos encontró en la mitad de una crisis profunda de la vivienda que no nos habíamos dado cuenta como país, ni en la agenda nacional ni en las principales prioridades. Nos habíamos dado cuenta del aumento de los campamentos, pero no estábamos tomando las medidas. Por eso es tan importante que en este período en que algunas comunas están comenzando sus procesos de desconfinamiento y comenzamos a pensar qué hacemos ahora, y en un periodo además en que estamos discutiendo la reactivación de Chile podamos implementar políticas habitacionales urgentes para el corto y mediano plazo que logren el anhelo que en Chile tengamos un acceso universal a un espacio digno donde habitar. Seguimos teniendo una política habitacional anclada en un subsidio fuertemente vinculado a la demanda donde a veces otros instrumentos que pueden ser muy interesantes todavía tienen un nivel de prioridad más bajo. El caso más paradigmático es el arriendo. Los subsidios apuntados al arriendo, el pilar del arriendo en la política habitacional sigue siendo el hermano pobre de la política habitacional. Tenemos que avanzar en eso y en otras medidas.
En el subsidio de arriendo, de 100 personas que se lo adjudican, sólo entre 30 y 35 son capaces de aplicar. Eso da cuenta de una subejecución que muchas veces está asociado a que muchas veces no alcanza para pagar el arriendo en algunos sectores o las personas no logran cumplir los requisitos.
"En la ciudad se vive tal nivel de presión habitacional que muchas familias terminan siendo expulsadas y obligadas a irse a un campamento".