Procesos de quiebra
El aumento de las declaraciones de insolvencia en la región es claro signo del estado en que se encuentra la economía. Hay que ver aún qué es lo que sucederá en los restantes meses del año para calibrar cuán profundo será el daño al tejido productivo local.
Preocupantes indicadores para la región arrojó el último informe semestral de la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento (Superir) respecto de la quiebra de personas y empresas, proceso regulado desde hace pocos años mediante la Ley 20.720 y que busca la "reinserción financiera" de quienes por distintas razones no hayan podido cumplir con sus compromisos económicos. De acuerdo al reporte oficial, en Los Lagos se incrementó en un 221% la quiebra de personas entre enero y junio de este año, comparando con igual período de 2019. En el rango de las empresas, en tanto, tal guarismo se disparó en un 100% para la región, clara muestra de las profundas huellas que dejó la doble crisis del estallido social y la actual pandemia del covid-19.
Según lo que vaticinaron los especialistas consultados por la prensa, el escenario se tornará aun peor en los próximos meses, cuando el impacto de la crisis se haga todavía mayor en personas y empresas que a duras penas están tratando de sobrellevar la falta de empleo o reducción de sueldos, por un lado; y el menor dinamismo de la actividad económica, por el otro. Desde marzo a la fecha, un amplio contingente de trabajadores ha recurrido a los recursos otorgados a la Ley de Protección del Empleo; y existe la natural duda acerca de la reincorporación a sus antiguos empleos una vez que se cumpla el período de gracia. Por lo que se puede anticipar, no existe suficiente margen en una extensa gama de empresas para volver a contar con las dotaciones que tenían a febrero o marzo.
De hecho, el economista Jorge Weil (de la Universidad de Los Lagos) ha advertido que la región ya perdió el 40% de su tejido productivo y que hay numerosos emprendimientos comerciales que se encuentran "anestesiados o inertes". El panorama en el corto y mediano plazo, por lo que se sospecha, es desesperanzador.
Será difícil revertir el daño a la economía si no hay claridad en las políticas estatales ni claridad en el discurso político. Del Gobierno y la clase política dependerá en gran parte el ritmo y rapidez de la recuperación, una vez, claro está, que el virus lo permita.