Margaret Atwood alienta al mundo y hace pan
Tiene ochenta años y no para de escribir. Además, se conecta vía Zoom y amasa. Por estos días se tradujo al español la versión de Margaret Atwood sobre el mito de Penélope.
La novela "Penélope y las doce criadas" de la canadiense Margaret Atwood (1939) ya tiene su versión en castellano. Esta vez, la heroína de Homero es reinterpretada y ya no es la fiel y abnegada esposa de Ulises, sino que desde la muerte cuenta cómo nació, quién la crió y cómo conoció al héroe. La novela fue parte de un conjunto de ficciones basada en mitos clásicos.
Entrevistada en estos días de pandemia, Margaret Atwood dice que no está triste, ya que estos son tiempos excepcionales. En su reflexión acude a una imagen medieval para expresar cómo ve el ánimo mundial. Dice que le parece que "somos una especie de caballero medieval, montado en un brioso corcel blanco, saltando al vacío justo en el momento en que se eleva el puente que le hurta la entrada al castillo. Ese flotar en el aire, ese aletear rumbo a un futuro suspendido es lo que vivimos".
Y, con un optimismo a prueba de balas alienta al mundo sumido en la pandemia: "¡Arriba los corazones! La Humanidad ya ha pasado por esto antes. Y habrá Otro Lugar, eventualmente. Sólo tenemos que superar esta parte, entre el Antes y el Después. Como sabe el novelista, la parte del medio es la más difícil de concebir, pero se puede hacer".
El pasado enero estuvo en el Hay Festival de Colombia, con su hija y yerno. Pensaba ir con su pareja Graeme Gibson, pero él murió en septiembre pasado. En la cumbre de la literatura latinoamericana fue entrevistada por Alberto Manguel. Allí habló sobre su niñez en los bosques de Quebec junto a su padre entomólogo y cómo empezó a publicar en los años 60 poesía que vendía en el rincón más inverosímil de una gran tienda: al lado de la ropa interior masculina.
Luego de Colombia partió a conferencias en Nueva Zelanda y Australia, con una corta visita en Gales. Ya en marzo, con el COVID 19 pisándole los talones, llegó a su casa de Toronto donde entró en cuarentena con "suficiente papel higiénico, harina, levadura y arvejas congeladas", según contó al diario The Guardian.
Por estos días, la escritora ha participado activamente en actividades online relacionadas con la literatura. Por ejemplo, encuentros por Zoom que "la hacen sentirse extraña proyectada en un pequeño rectángulo". También se ha dedicado al jardín y ha horneado pan. "También he vuelto a comer ensalada de dientes de león", contó.
También sigue escribiendo. Bajo el nombre de "Growing up in Quarantineland", acaba de publicar un texto online en el que recuerda su niñez de los años 40 en Canadá, "un época sin vacunas y con la sombra de la difteria, la tos convulsiva y la escarlatina sobrevolando los vecindarios".
La fiel tejedora
Ganadora dos veces del afamado Booker Prize, Margaret Atwood se llevó el año pasado este galardón con la novela, "Los Testamentos", continuación de su exitosa obra "El cuento de la criada", escrita en 1985 y que cobró fama en 2017 gracias a la versión televisiva que protagonizó Elizabeth Moss.
En "Penélope y las doce criadas", el libro que se acaba de traducir se agarra de la mitología griega. Según consigna el relato original de "La Odisea" (donde aparece Penélope) al terminar la cruenta guerra de Troya, Ulises se apresta a volver a su hogar. Pero antes deberá vivir mil peripecias, castigado y favorecido por los veleidosos dioses.
Mientras tanto, la paciente Penélope en Ítaca mantiene a raya a una horda de jóvenes pretendientes que la presionan para que reconozca que ha quedado viuda. Astutamente, pide tiempo para decidirse por alguno hasta terminar un tejido que cada noche vuelve a destejer para ganar un día más de espera. Ese es el papel que Penélope desempeña en la épica homérica, un rol que a Margaret Atwood no la convence y que en breves 29 capítulos altera.
Así entonces toma el relato una Penélope ya muerta, que deambula en el Hades entre todos los protagonistas del ciclo homérico. Desde allí relata: "Ahora que todos los demás se han quedado ya sin aliento, me toca a mí contar lo ocurrido. Me lo debo a mí misma. No ha sido fácil decidirme: la narración de historias es un arte de muy baja estofa", comienza.
Penélope es la hija no muy querida del rey de Esparta y a quien una escurridiza náyade que le dio un importante consejo de vida: "Haz como el agua. No intentes oponer resistencia. Cuando intenten atraparte, cuélate entre sus dedos".
Además, es prima de la bella Helena, la esposa de Menelao que desató la guerra de Troya, y que siempre le enrostró su hermosura. "Estaba paseando entre los asfódelos, reflexionando sobre el pasado, cuando vi acercarse a Helena. La seguía su habitual horda de espíritus masculinos, todos muy excitados. Ella ni siquiera los miraba, aunque sin duda era consciente de su presencia: en lo que toca a los hombres, mi prima parece haber tenido siempre un par de antenas invisibles para percibirlos".
Atwood agrega el interesante punto de vista de las doce criadas que ayudaron y sirvieron a Penélope. Y que inexplicablemente fueron ahorcadas por Ulises a su regreso.
La verdad de las doce criadas resuena como un coro provocador: "Por supuesto, no queremos que nadie se ponga nervioso, queridas mentes educadas. No es necesario que piensen en nosotras como muchachas de carne y hueso, que sufrieron de verdad, que de verdad fueron víctimas de una injusticia: eso resultaría demasiado turbador. Olviden los detalles sórdidos. Considérennos puro símbolo. No somos más reales que el dinero".
Margaret Atwood donó a causas ambientales el dinero que recibió por el Booker Prize.
"Penélope y las doce criadas"
Margaret Atwood
Editorial Salamandra
176 páginas
$14 mil
Por Amelia Carvallo
george whiteside