La poca comunicación con los profesores dificulta el aprendizaje de los niños en sectores rurales
PANDEMIA. La educación a distancia, que en el campo ha consistido en la entrega de material impreso cada dos o tres semanas, ha dejado en evidencia las desventajas a las que están expuestos estos alumnos que, en estos dos meses de suspensión de clases, han tenido muy poco o nulo acompañamiento docente.
La poca o nula conectividad que ha impedido tener una comunicación regular con los profesores desde hace dos meses, cuando se suspendieron las clases presenciales; la baja escolaridad de muchos apoderados y también la profunda crisis económica que afecta a las familias en este tiempo de emergencia sanitaria, son algunos de los factores que han dejado de manifiesto una profunda desigualdad en los procesos de aprendizaje a distancia de los niños y jóvenes que viven en sectores rurales de la provincia de Osorno.
Se trata de una de las tantas consecuencias que está dejando la crisis sanitaria por covid-19 y que, una vez más, parece golpear con mayor dureza a las familias campesinas y vulnerables del país. Así al menos lo muestran sus testimonios que coinciden con la visión de expertos en educación.
El doctor en Educación y académico de la Universidad de Los Lagos (ULagos), Alex Pavié, explicó que ve con bastante preocupación este escenario, pues los familiares han tenido que asumir una gran responsabilidad en la educación de los niños.
"El nivel de escolaridad en sectores rurales suele tener índices más bajos que en la ciudad por un tema de cobertura histórica, ya que los niños, incluso hoy día, tienen que emigrar a la ciudad para continuar con la enseñanza media. Entonces, la escolaridad de los padres tiene una incidencia directa en la responsabilidad que se les ha endosado respecto al acompañamiento en los estudios de sus hijos", sostuvo.
El académico recalcó que presentan dificultades en la metodología y fundamentalmente desde la perspectiva evaluativa.
"Porque además de resolver las guía o trabajos a distancia, es muy importante tener una retoalimentación de parte del profesor, así como seguimiento para ver si hay aprendizaje y si es progresivo en el tiempo", sostuvo el académico de la ULagos.
Dificultades
Lorena Leiva vive en el sector de caleta El Manzano, en San Juan de la Costa, y tiene dos hijos en 3° básico y 1° medio.
"Mi hijo mayor ha tenido complicaciones porque acá no hay buena conexión a internet, aunque hay otras familias que ni siquiera tienen señal de teléfono. Por el tema de conocimiento, en los contenidos de primero medio, es bien poco lo que nosotros podemos ayudar, le mandan guías, pero no tenemos cómo imprimirlas, así que él manda sus respuestas por internet, pero muchos apoderados no sabemos de internet", comentó.
Lorena ha hecho su mejor esfuerzo para acompañar al más pequeño, centrando su tiempo en leer libros, mientras organiza su jornada para cumplir también con las labores domésticas.
La apoderada de la escuela rural Bahía Mansa fue enfática al destacar y agradecer la labor de los profesores: "porque están haciendo su mejor esfuerzo, han mostrado un gran compromiso y preocupación por los alumnos y lo más importante es que no nos sobrecargan de tareas, porque saben que el nivel de escolaridad en esta zona es bajo. El promedio debe estar en 8° básico y todavía hay personas que no saben leer ni escribir".
Desigualdad
La presidenta del centro de padres de la escuela rural Emilio Surber, Nancy Aro, mencionó que alrededor del 90% de los apoderados completó algún nivel de enseñanza básica.
"Los profesores han estado repartiendo las guías, pero más apoyo no hay porque en este sector hay muy poca señal y algunos ni siquiera tienen WhatsApp", explicó.
La apoderada confesó que "este periodo ha sido bien difícil, los niños han recibido las guías y el material, pero si no entienden, queda ahí no más porque muchas mamás -diría que el 90%- tienen 6°u 8° básico, entonces tampoco tienen los conocimientos para enseñarles".
La presidenta reconoció que, a pesar del esfuerzo de los docentes, los niños no están avanzando mucho en los contenidos de este año.
"Claramente estamos en desventaja en relación a los alumnos que han tenido un acompañamiento regular de sus profesores, a través de internet y clases virtuales, así que muchos hemos optado por reforzar las materias del año pasado y fomentar la lectura, leyendo harto con los niños".
Conectividad
Anita Millaquipai, presidenta del centro de padres de la escuela Antilhue, en la comuna de Puyehue, comentó que los apoderados han vivido las mismas dificultades descritas, a pesar de que los profesores han utilizado todos los medios de los que disponen para mantenerse en contacto.
"Pero resulta que los profesores tampoco tienen buena señal en el campo, así que, cuando pueden, mandan videos explicativos por WhatsApp y siempre están disponibles para resolver dudas, incluso contestar videollamadas. El gran tema es la mala conectividad, porque acá muchos ni siquiera tienen señal de teléfono", recalcó.
Para ella, la desventaja, en relación a los estudiantes de la ciudad, es evidente: "para los apoderados es súper difícil enseñar a los niños, aunque sean chicos, porque no tenemos los conocimientos, a veces el tiempo e incluso la paciencia que tienen los profesores para garantizar que los niños efectivamente estén aprendiendo".
Esfuerzo
La doctora en Educación y académica e investigadora de la Universidad de Los Lagos, Silvia Retamal, opinó que cada situación es diferente y tiene certeza del esfuerzo que están llevando a cabo los profesores rurales.
"La desventaja que tienen estos establecimientos, incluso en condiciones normales, respecto a los de las ciudades, es grande y esto se ha acentuado más durante la emergencia".
La investigadora aclaró que el escenario es más complejo para los niveles superiores (7° u 8°) porque sus aprendizajes son más especializados.
"Lo que no han aprendido va a pesar en algún momento y entonces el impacto será mucho mayor. La reorganización y priorización de los aprendizajes será un gran desafío porque la escuela cumple una función fundamental en la vida de los estudiantes, sobre todo en los más vulnerables".
Acompañamiento
La seremi de Educación, Luisa Monardes, recalcó que el retorno a clases presenciales sólo sucederá cuando estén aseguradas todas las condiciones sanitarias para las comunidades educativas.
"El plan de retorno comenzará con un diagnóstico integral que dice relación con el estado emocional de los niños y su situación pedagógica", dijo.
La personera aclaró que "como Ministerio, tenemos claro que va a existir una brecha y por eso será importante el diagnóstico para, desde ahí, tomar el currículo y hacer una priorización de contenidos".
Monardes subrayó que "el Ministerio nunca ha pensado que éste será un año normal, en cuanto a la cantidad y profundización de contenidos, entonces luego del diagnóstico, habrá una etapa de refuerzo educativo, en el que los docentes van a trabajar para que los estudiantes aprendan lo que se necesita como base mínima para seguir avanzando".
La tercera etapa -indicó- es adaptar la priorización curricular a la realidad de cada establecimiento. "Porque efectivamente es distinta la situación de un niño de extrema ruralidad, que no tiene internet y no ha tenido quién le explique las guías que no ha entendido. Los procesos van a estar dados para que los docentes, desde la mirada y realidad de cada estudiante, realicen una planificación basada en la priorización en el currículo".
La seremi recordó que este año comenzó a regir el decreto 67, que estableció procesos de evaluación y no sólo la calificación numérica.
"Esto apoyará lo que haremos en relación con la fexibilización de las evaluaciones, considerando las individualidades y contextos de los estudiantes. Viene todo un proceso de cambiar los paradigmas de evaluación cuando suceda el retorno que, además de seguro, será muy, muy flexible", concluyó Monardes.
"Claramente estamos en desventaja en relación a los alumnos que han tenido acompañamiento regular de sus profesores".
Nancy Aro, CP escuela Emilio Surber
Falta de conectividad en los sectores rurales ha sido uno de los principales factores que ha impedido que los estudiantes, apoderados y profesores estén en contacto regular.
Cada dos o tres semanas es el periodo de tiempo en el que la mayoría de los estudiantes rurales recibe las guías de estudio que, en muchos casos, son entregados por sus profesores.
Baja escolaridad de las familias campesinas es un factor que ha incidido en su dificultad de acompañar y guiar a los niños en su proceso de aprendizaje a distancia.