Cuarentena e irresponsables
No deja de llamar la atención que frente a una pandemia que nos asola como país, la población en general haga esfuerzos por respetar la cuarentena y las medidas sanitarias. Sin embargo, hay numerosos irresponsables que la han eludido, inclusive en más de una ocasión, poniendo en riesgo al resto de la ciudadanía.
Resulta imprescindible que comprendamos que en Chile no necesitamos un régimen autoritario que nos imponga mayores restricciones y sistemas de vigilancia, como ocurre en China. La responsabilidad y colaboración de cada ciudadano pueden ser mucho más efectiva que el simple azote. En esto hay que tomar el toro por las astas y como señala el senador estadounidense Mitt Rommey "El liderazgo es acerca de tomar la responsabilidad, no de poner excusas". Es momento de demostrar, una vez más, el carácter resiliente, solidario y responsable, cerrando filas en el cumplimiento estricto de las medidas sanitarias.
José Luis Trevia
Educación inclusiva
A dos años desde que entró en vigencia la Ley de Inclusión laboral, que establece que los organismos públicos y las empresas con 100 o más trabajadores deben contratar al menos el 1% de personas con discapacidad, podemos decir que hemos visto muchos avances, pero también es claro señalar que, si bien siempre hay desafíos por delante, existen aristas que se deben mejorar, ya que hay problemas de fondo importantes como lo es la educación, base de toda sociedad.
El espíritu de esta ley está enfocado en generar más oportunidades de empleo para personas con discapacidad, sin embargo, hay una brecha muy grande entre la formación de estas personas y los cargos disponibles.
En la actualidad las ofertas de trabajo que existen son enfocadas para cargos junior, que requieren poca preparación y experiencia, lo que por un lado le da acceso al trabajo a personas menos preparadas, pero evidencia un problema aún mayor: gran parte de la población con discapacidad visual se encuentra en los quintiles más bajos, por lo tanto, las barreras de entrada a una educación inclusiva en todos los niveles son aún mayores. La preparación y capacitación de estas personas es una realidad que nos exige aún más a las instituciones que trabajamos con esta población.
Sin duda la capacitación y formación del empleo tienen que ir acompañados de una rehabilitación sicológica y funcional. En el caso de la rehabilitación sicológica, es fundamental que las personas con discapacidad asuman sin problemas su nueva realidad, por ejemplo, como lo es en el caso de los no videntes, ya que la mayoría de ellas pierde la visión en el transcurso de la vida siendo muy pocos los que nacen ciegos. En ese sentido es fundamental que se sepan mover solos en la ciudad, que puedan hacer sus compras, que tengan autonomía a la hora de vestirse y arreglarse, pero por sobre todo, que ellos mismos dejen de discriminarse por tener discapacidad, y se sientan capaces de lograr grandes cosas y ocupar cargos de trabajo con mayores exigencias.
Esta ley tiene que ser analizada y aplicada con otras políticas de Estado. Si no hay Programas de Inclusión Escolar de calidad en todos los establecimientos educacionales públicos y subvencionados, las personas con discapacidad no podrán potenciar ni desarrollar de manera óptima sus capacidades, dejándolos en desventaja con sus pares sin discapacidad. Lo mismo ocurre con la educación superior. Actualmente pocas instituciones, ya sea técnico, profesional o universitario, se han declarado institucionalmente inclusivas. En este sentido, desde Fundación Luz estamos dando apoyo a algunas instituciones para realizar adecuaciones curriculares para que personas con discapacidad visual, puedan ingresar a la educación superior y así mejorar su empleabilidad e ingresar a puestos de trabajo con mayores remuneraciones.
Es importante que todos sigamos trabajando en una cultura inclusiva, donde la sociedad no mire con lástima a las personas con discapacidad, sino que las reconozca como sujetos de derecho.
Alicia Albornoz, directora social de Fundación Luz
Ayuda a las pymes
Continúan los esfuerzos para facilitar o aliviar a las pequeñas y medianas empresas en medio de la crisis sanitaria, en un Chile que ya venía golpeado por el estallido social. Hace unos días, se anunció que otorgarán líneas de crédito covid-19 para capital de trabajo a las empresas, equivalente a tres meses de ventas, con medio año de gracia, pagaderas en hasta 48 cuotas mensuales y a una tasa de interés real de 0%. Sin duda, es una iniciativa muy positiva, pero con un gran desafío respecto a la información que los bancos transmitan a las personas para que realmente se conozcan las condiciones y el alcance de los beneficios. Pero eso no es todo.
Nuevamente somos testigos de cómo se siguen dejando fuera de todas estas medidas a las Fintech, industria que justamente aporta mucho al financiamiento de los pequeños y microempresarios. Una parte importante de las Pymes no tienen acceso a la banca o están muy restringidas.
Gustavo Ananía