Tiempos irresponsables
El país enfrenta un serio desafío - si de querer salir airoso se trata- con el covid-19 o coronavirus. La gestión de la crisis hasta el momento ha sido positiva (basta mirar el barrio Latinoamericano para darse cuenta), pero no es momento de dormirse en los laureles. Hemos sido testigos de casos irresponsables, que han violado cuarentenas obligatorias o preventivas y que pululan por espacios públicos indiferentes a lo que pueden provocar. No solo ponen en riesgo su propia vida, sino también a muchas otras personas de ser contagiadas.
Urge rescatar un valor: la responsabilidad individual. Todo acto produce consecuencias y debemos ser capaces de prever o de anticiparnos a éstas. Por ello resulta tan relevante que la población internalice que el autocuidado, el respeto a las medidas de la autoridad sanitaria y la prevención resultan imprescindibles. "El precio de la grandeza es la responsabilidad", aseveró el ex primer ministro británico Winston Churchill.
José Luis Trevia
Personas mayores en riesgo
En el contexto de la pandemia de covid-19 nuestros adultos mayores se convirtieron en la "población de riesgo", producto del número total de fallecidos de este grupo en el mundo. Esta situación trae consigo algunas implicancias en su salud mental. Por eso, desde la investigación en el área podemos plantear recomendaciones para su protección: evitar la estigmatización, brindar contención y afecto, además de potenciar los recursos personales que permitan enfrentar de mejor manera esta crisis y el futuro.
A pesar de que los medios de comunicación han reiterado el riesgo de salud que representa el covid-19 para las personas mayores, el tratarlos como personas vulnerables puede ser aterrador e inducir mucho miedo. Procure relacionarse de manera empática y colaborativa con ellos, reforzando aspectos de higiene y autocuidado, así como la transmisión de información clara y precisa sobre las medidas sanitas implementadas en su región.
Los impactos sicológicos pueden incluir ansiedad, estrés, irritabilidad o tristeza. Estas reacciones suelen ser particularmente difíciles para las personas mayores que pueden estar experimentando un deterioro cognitivo, demencia o que viven en soledad hace mucho tiempo. Ofrézcale apoyo y muéstrese disponible para orientarlos en el uso de redes sociales o TICs que les permita activar o fortalecer redes de apoyo disponibles en su entorno.
Hay muchas acciones que pueden iniciar por sí mismas o con el apoyo de un cuidador, si es necesario, para proteger su salud mental durante el periodo de cuarentena, tales como: actividad física, mantener rutinas de readaptación activa, desarrollo de un hobbie, asumir como desafío el uso de las redes sociales y medios digitales para entablar comunicación con pares o redes de apoyo familiar, entre otras.
Finalmente, los sistemas sanitarios deberán identificar y abordar al mediano y largo plazo, las consecuencias potencialmente negativas que provocará esta pandemia sobre nuestra salud mental, siendo de especial interés las estrategias que podamos implementar para proteger a nuestras personas mayores, brindándoles condiciones y mecanismos que favorezcan una vejez digna en Chile.
Eduardo Sandoval
Indulto a adultos mayores
El proyecto de ley de Indulto General Conmutativo excluye a los militares condenados por "delitos de lesa humanidad". En Chile no existen condenados por tal clase de delitos, puesto que ellos fueron tipificados por la ley 20.357 que entró en vigor el 18 de julio de 2019. Los militares que están cumpliendo penas de presidio fueron condenados por "delitos políticos"; por actos reprochables cometidos por motivos políticos durante una época de enorme convulsión social y que en una situación de normalidad no habrían ocurrido.
Los militares condenados eran, en la época en que ocurrieron los supuestos hechos delictivos, personas muy jóvenes que cumplían órdenes. La mayoría de ellos son inocentes de los delitos que les fueron imputados, están libres de culpa o exentos de responsabilidad criminal y fueron condenados mediante sentencias dictadas contra leyes expresas y vigentes. Además, fueron condenados sin respetar las normas de un debido proceso, razón más que suficiente para que las sentencias correspondientes sean declaradas nulas.
Por otra parte, cabe destacar que los militares fueron condenados por presunciones o ficciones jurídicas, sin estar debidamente acreditados los delitos y existiendo dudas razonables de que realmente hubieren cometido el hecho punible objeto de la acusación y que en él les hubiere correspondido una participación culpable y penada por la ley. Ello es insuficiente para destruir el derecho humano a la presunción de inocencia.
Adolfo Paúl Latorre