Deportistas suben a los Ojos del Salado en el invierno boliviano
EXCURSIÓN. Los montañistas Francisco (27) y Felipe Ojeda (35) desafiaron el hostil clima para lograr la cumbre.
Ya son más de 30 las expediciones que el técnico en anestesia osornino, Francisco Ojeda, ha realizado desde que comenzó a practicar montañismo.
Su última gran travesía ocurrió hace algunas semanas, cuando aún mirábamos de lejos pero expectantes el avance del covid-19 hacia Sudamérica y nuestro país.
Junto al kinesiólogo de Puerto Octay, Felipe Ojeda, con quien sólo tiene coincidencia de apellido pero una misma pasión como lo es la montaña, decidieron alcanzar la cumbre de los Ojos del Salado, ubicado en la Región de Atacama.
En un comienzo el objetivo era alcanzar la cima del Aconcagua por el lado de Argentina, pero por un tema de costos, decidieron emprender esta travesía en el norte del país, desafío complicado porque tiene una altura de 6 mil 893 metros sobre el nivel del mar, siendo el más alto del mundo.
"Alrededor de un año nos preparamos tanto física como mentalmente con mi amigo Felipe (35) para un desafío mayor. El plan principal era escalar el Aconcagua, pero por falta de fondos decidimos cambiar nuestro objetivo y ascender al volcán más alto del mundo", comentó Francisco Ojeda.
El clima era incierto porque en febrero el invierno boliviano hacía de las suyas. La montaña estaba completamente nevada lo que provocaba que las temperaturas disminuyeran considerablemente, añadió el técnico en anestesia.
Complejo
Las condiciones meteorológicas eran complicadas, por lo que tuvieron que adelantar el ascenso ya que el día en el que querían intentar cumbre, el viento estaría muy fuerte, disminuyendo las probabilidades de éxito.
"El principal problema que tuve que sortear fue que Felipe, mi compañero, no logró adaptarse a la altitud, padeciendo mucho dolor de cabeza, por lo que tomamos una importante decisión que fue subir sin él hacia la cumbre; aunque igual había otro inconveniente... la incertidumbre de no estar lo suficientemente aclimatado debido a que tuve que adelantar la fecha", detalló Francisco Ojeda.
Comentó que el campamento para dormir lo instalaron a los 5 mil 200 metros de altura y mientras que su amigo se quedó ahí, Francisco tuvo que subir y soportar los menos 20 grados en la montaña y la falta de oxígeno.
"Me demoré en total 8 horas en llegar a la cumbre del Ojos del Salado, a pesar de todos los inconvenientes que se presentaron. Para adaptarnos a la altura tuvimos que pernoctar en esas condiciones varios días. Dormir a 5 mil 200 metros sobre el nivel del mar no es para nada fácil porque hay que tener paciencia. Incluso realizar las necesidades básicas de un ser humano se tornan bastante complicadas", detalló.
Ojeda comentó que ha logrado llegar a cumbres de montañas y volcanes en Perú y Bolivia, pero este último desafío es uno de los más complejos que ha tenido que realizar porque tuvieron que estar cinco días en el campamento base para acostumbrarse al oxígeno y al clima.
Postergar
Si bien su próximo desafío es escalar el monte Aconcagua y las más altas montañas del Perú, con la pandemia provocada por el coronavirus se posterga hasta nuevo aviso.
Incluso el entrenar se hace complicado porque debe permanecer en casa ya que debe cuidar el peso y tratar de realizar actividad física.
"Bajé bastantes kilos tras realizar el ascenso a los Ojos del Salado y ahora la idea es mantenerme, aunque es complicado por la situación en la que nos encontramos", comentó Francisco Ojeda.
"Bajé bastantes kilos tras realizar el ascenso a los Ojos del Salado y ahora la idea es mantenerme, aunque es complicado por la situación en la que nos encontramos "
Francisco Ojeda, montañista local