"Durante mucho tiempo le hemos tenido miedo a la palabra feminismo"
GÉNERO. La doctora en Biología cuenta como es el masculinzado mundo de la ciencia y los planes para acortar la brecha.
Carolina Torrealba llegó a ser bióloga porque cuando estaba segundo año de Bachillerato en Humanidades pudo conversar con un biólogo que estudiaba los cetáceos. Antes de eso, su único referente en las ciencias eran los programas de Jacques Cousteau. "Ser científica podía ser una opción profesional. Me di cuenta después de que entré a la universidad y ahora queremos generar referentes distintos a los que tuvimos hace 40 años", afirma la también doctora en Biología y primera subsecretaria de Ciencias y Tecnología de Chile.
Con los "referentes distintos" se refiere específicamente a mujeres. Desde que llegó a la administración pública, Torrealba se ha puesto como objetivo una lucha gigante: acortar la brecha de género en el mundo del conocimiento y que alguna vez, "en el mediano plazo", prefiere creer ella, "poder mirar atrás y decir que en el año 2020 se generó un punto de quiebre en el país y que, en el sistema científico, ese punto de quiebre está marcado por la participación de las mujeres. Quiero poder decir que Chile es un país de científicas"
La subsecretaria dice que tiene un objetivo ambicioso, pues recién en enero pasado el ministerio fue formalizado como tal. Antes no existía. Desde ese momento, incluso unos seis meses antes, Torrealba ha querido impregnar en lo más profundo de la cartera que dirige Andrés Couve el sello de una feminista a través de la equidad de género. "Cuando uno entiende el feminismo como aquello que surge de la rebeldía de una sociedad de hombres y mujeres que nos rebelamos a seguir operando bajo la norma de género de los últimos siglos, uno podría decir que queremos construir un sistema de investigación que sea feminista, que provea espacio igualmente a hombres y mujeres", explica.
-¿Es muy machista el mundo de la ciencia en Chile?
-Todos los ambientes de decisiones importantes, no solamente de creación del conocimiento, históricamente han estado dominados por una sola conversación. En esa conversación, las voces de los hombres han tenido una mayor exposición y las voces de las mujeres han sido desoídas. Es importante que reconozcamos como sociedad completa que durante mucho tiempo le hemos tenido miedo a la palabra feminismo y tal vez las mujeres más jóvenes hoy se pueden reír de ese miedo. Eso es algo bueno. Durante siglos hemos construido una norma de género que dice qué cosas pueden decir, hacer, pensar, preguntarse, cómo deben comportarse las personas según su género. Lo que hace más relevante tal vez el feminismo del 2020 es tomarlo como un problema social en el cual hemos definido que si bien todos hemos construido esa norma, ya la consideramos obsoleta y tenemos que empezar a reescribirla y que el guión que queremos construir en adelante es diferente y parte por escuchar a la mayoría de la población, a las mujeres.
-¿Cómo ha sido en el caso suyo? ¿Complejo?
-Soy una mujer muy afortunada, he tenido personas importantes en mi vida que me han ayudado a sobrepasar las barreras que las mujeres enfrentamos durante el desarrollo profesional. Lo importante es que cuando yo estudiaba biología -1998 entré a biología y 2004 al doctorado de Biología Celular- no era consciente de estas diferencias. No era consciente de estas brechas. Aunque las vivía, no era parte de la conversación y es por eso que el año 2018, cuando surge toda esta rebelión feminista al interior de las universidades, muchas de nosotras sentimos alegría y orgullo. En la medida que avanza mi carrera, me he ido haciendo consciente y cuando uno entra en ese camino y te das cuenta lo importante que son las redes entre mujeres, lo que crecen los sistemas que uno construye cuando se incorpora a más mujeres, es un camino sin retorno. Es algo muy bonito que está ocurriendo hoy día.
-¿Celebró esta semana la paridad que votó el Congreso?
-Creo que una de las conversaciones importantes que hemos tenido en nuestro país tiene que ver con cómo el tema de género se ha involucrado en todos los aspectos de nuestra sociedad. Me enorgullezco de estar en un país capaz de sostener esa conversación y que hoy podamos garantizar paridad de género en el caso de que tengamos una convención mixta o constituyente. Celebro a las políticas, al mundo de la sociedad civil y el rol de la Red de Politólogas.
Lo concreto
En materia de ciencias y brecha de género, Carolina Torrealba dice que tiene más que "palabras bonitas". Ya tiene diseñada una hoja de ruta para aumentar la participación, presencia y promoción de las mujeres en ciencias. Además, antes de enero ya tenía un diagnóstico sobre el problema de género.
-¿Qué descubrieron?
-Lamentablemente, los datos no son sorprendentes, son parecidos a otros ámbitos en Chile. Encontramos brechas de género muy importantes No solo tenemos una segregación horizontal, con algunas carreras a las que simplemente las mujeres no postulan o con algunas áreas del conocimiento donde no participan, sino que cuando las mujeres ingresan al sistema científico, en la medida que avanzan en la carrera, van bajando su participación.
-¿Se puede observar en cifras?
-Por ejemplo en la ANID (Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo), que es el nuevo Conicyt, en becas de postgrado vemos que la participación de las mujeres es de 50%. En postdoctorado baja a un 40% la participación de las mujeres. Luego, en el primer programa de investigación, bajas a 30%, en Fondecyt bajas a 20% y en los centros de excelencia menos del 17% son liderados por mujeres.
Para entender el problema, Torrealba comenzó a realizar conversaciones en todas las regiones, orientadas a construir una política de género. Luego, lanzó una hoja de ruta en la que ha definido ejes que incluyen monitoreo (cómo están participando las mujeres y hacerlo transparente a la ciudadanía), un observatorio de datos, acceso y participación y cambio cultural, entre otros. "Hay medidas súper concretas: estamos implementando en un fondo este año la evaluación ciega. El que evalúa no sabe si ese proyecto lo envió un hombre o una mujer, si es de Santiago o de regiones, si es joven o viejo. Simplemente lee el proyecto y lo evalúa por su mérito. Esos son estándares internacionales que ya estamos empezando a aplicar. También hay medidas correctivas en desempate, que es a igual puntaje, a igual evaluación, se privilegia el género menos representado en esa disciplina", ejemplifica.
"Esto también requiere un cambio cultural", explica Torrealba, desde la niñez hasta la universidad. "Queremos generar un protocolo consensuado de buenas prácticas que nos permita potenciar la carrera de la mujer en la academia. Esto implica por supuesto tomar las necesarias medidas para evitar el acoso sexual y laboral que ocurre en la academia. Queremos reconocer el trabajo que han hecho las universidades desde abril del 2018, cuando estallan las manifestaciones feministas en varias universidades. Queremos generar este protocolo de buenas prácticas para posteriormente hacerlo exigible para la postulación a fondos públicos".
Agrega que su inspiración es construir un sistema con mayor riqueza. "El sistema de conocimientos del país no puede estar determinado por las normas de género. No puede estar sesgado a la mitad de la población, por eso queremos potenciar a que las mujeres participen más. Cuando mujeres de un área que normalmente están subrepresentada se agrupan y sacan la voz de manera más firme, nos hace como sociedad generar nuevos cambios".
"Durante siglos hemos construido una norma de género que dice qué cosas pueden decir, hacer, preguntarse, cómo deben comportarse las personas según su género".
"El sistema de conocimientos del país no puede estar determinado por las normas de género, sesgado a la mitad de la población, por eso queremos que las mujeres participen más".