Vejez digna
Una de las grandes interrogantes que muchos que, con esfuerzo, accedimos a la casa propia es ¿cómo pagaremos nuestras contribuciones al envejecer, cuando se reduzcan los ingresos y se encarezcan los costos de vida en salud, medicamentos y cuidados?
En Chile, cuatro de cada diez propiedades están afectas al pago de contribuciones. Cuando los inmuebles superan los $33,4 millones de avalúo, sus dueños deben cumplir con el impuesto, monto que, desde el año pasado, sufrió un alza en su costo. Lo anterior afectó especialmente a los adultos mayores, quienes muchas veces se ven obligados a seguir trabajando o dejar sus hogares por los diferentes gastos que deben costear.
La nueva ley que modernizó el sistema tributario permitirá beneficiar a un número importante de adultos mayores en la eximición o rebaja del 50% en el pago de sus contribuciones. Una medida que, sin duda, es un gran paso para comenzar a construir la tan anhelada vejez digna que queremos los chilenos.
Valentina Ramírez cientista político
A 10 años del terremoto
Sin duda somos un país distinto, somos los únicos en el mundo donde el título de esta columna no causa la alarma generalizada y el mismo donde estamos acostumbrados a sismos de bajo 5 grados en la escala de magnitud local o escala de Richter. También contamos con un estándar de construcción que se basa en normas en baja y gran altura, de construcción de infraestructura y asimismo equipos profesionales y técnicos con una formación importante en sismo resistencia de estructuras.
Sin embargo, esta carta no es para vanagloriar e indicar lo bien preparado que esta la construcción en este momento, sino todo lo contrario, la necesidad de contar con ciudades, poblaciones y estructuras sociales que deben tener memoria de los hechos, planes de contingencia y una comprensión básica de los riesgos naturales a los cuales están expuestos.
En esa línea, tenemos mucho que avanzar, sobre todo en la discusión pública de planes reguladores, particular con la aceptación ciudadana de zonas de riesgo. Este punto es relevante no sólo para la discusión sobre cuál de las zonas es o no es libre de edificaciones por riesgo natural, si no cómo identificar las zonas y espacios que tiene memoria de eventos. Ha resultado muy importante en el aumento de la construcción y venta de viviendas en algunas zonas costeras, así como también la incapacidad de desarrollar elementos de gestión de suelos urbanos y rurales en zonas de riesgo.
Quizás una de las propuestas más relevantes es entender cómo el territorio es riesgoso y cómo debemos convivir con ellos. Eso implica contar con políticas de gestión urbana y desarrollo de planes de gestión, incluyendo minimización de riesgos, en cada zona del país. Esto tiene una influencia muy clara en la concepción del espacio humano, urbano y social.
Carlos Aguirre, director de la Escuela de Construcción Udla.
Confianza y educación
La desconfianza que hoy vivimos puede llegar a convertirse en una gran herida social, con varias capas de profundidad, cuando unos a otros llevamos tiempo mirándonos de reojo y atemorizados vemos posibles enemigos en cada vuelta de esquina. Resulta muy difícil en una cultura de la sospecha y del prejuicio que restauremos los lazos de confianza que se han ido perdiendo en las instituciones, en la clase política, en las autoridades, en fin, en todo lo que implique delegar y descansar en el otro; así, la cohesión social se vuelve resquebradiza y vulnerable. ¿Por qué pensar que este tema debiera incomodarnos? Porque la confianza constituye parte importante del hábitat humano, el tejido social necesita de la incondicionalidad y la gratuidad, porque ella es la que genera lazos personales firmes y arraigados. La familia y la escuela son el lugar privilegiado para formar la capacidad de generar vínculos significativos y estables; de formar la coherencia de la actuación ética y esa condición futurizada de las personas que se juega en la capacidad de prometer de un ser humano, capacidad que se adelanta al futuro y asocia con él. Como país nos prometen unos y otros, y es dudoso que se pueda prometer futuro cuando los que prometen van siendo zarandeados por los vientos de la ocasión. Hacer de nuestros niños y jóvenes personas de palabra cumplida es un desafío incuestionable, porque prometer es una acción soberana, pero también una acción que si no la educamos corre serios riesgos; así lo expresa Chesterton: "El hombre que hace una promesa se cita consigo mismo en algún lugar y tiempo, el peligro que esto conlleva es que no asista a la cita".
M. Solange Favereau C. Académica Facultad de Educación Universidad de los Andes