Cercos de fierro en blocks
Quiero llamar la atención sobre el cierre perimetral de los block en la población Vicente Pérez Rosales de Osorno. Estos edificios fueron construidos en los años setenta, siendo un ejemplo de urbanismo de inclusión con estacionamientos y áreas verdes. Han pasado cincuenta años y hoy podemos observar con tristeza y nostalgia cómo los llenaron de cierres perimetral, con cercos de fierro, con una altura que más que cierre parece cárcel. La pregunta que nos hacemos muchos es que si hemos avanzado como sociedad siendo, según Carlos Peña, la generación con más conocimiento en la historia de Chile, pero sin lugar a dudas es la más mal educada.
Walter Carmona
La decadencia de Chile
Hace más de cien años, el doctor Nicolás Palacios advertía en Decadencia del Espíritu de Nacionalidad (1908) lo que hoy es una realidad irreversible: "No es la felicidad del pueblo su incremento numérico, su progreso moral y político lo que preocupa al inmigrante mercader; ni lo desvelan la seguridad presente ni el provenir de la nación en que se hospeda. No ve una sociedad, un pueblo organizado moral y políticamente en el país en que se especula, sólo ve sus riquezas explotables y su sola preocupación es la de apropiárselas con el menor sacrificio de su parte. La idea de nación está reemplazada por ellos por la de un territorio más o menos rico, más o menos poblado; sus habitantes son factores de producción y de consumo, e instrumentos vivos de explotación, a los cuales creen justo y lógico reemplazar por otros más apropiados a su intento, si los indígenas no les convienen".
El reemplazo poblacional en todo el país es evidente. La idea de nación fue transformada por la de mercado. La soberanía nacional es hoy un arancel tributario. Paradójicamente, el reemplazo poblacional ha sido propiciado por los tres poderes del Estado y con la venia de las Fuerzas Armadas. Es la destrucción de Chile. Rafael Videla Eissmann
PSU: la revancha...
Nuestro país, a través del Estado, tiene la posibilidad de garantizar la rendición de la PSU para miles de estudiantes que no pudieron, debido a la interrupción anárquica por parte de algunos semanas atrás. También es deber de las organizaciones, instituciones, padres , apoderados, la sociedad en su conjunto entero, apoyar a que este proceso tenga su finalización, difícil, complejo, angustiante, pero no menos importante para muchos alumnos que ven esta instancia como una posibilidad de alcanzar sueños y objetivos, en busca de una realización personal a través de una profesión.
Hay quiénes han expresado de diferentes formas no creer en el instrumento, en el mecanismo de ingreso a la educación superior. En este caso tienen el legítimo derecho de no darla, de no asistir, de abstenerse y de restarse . Lo anterior no da tribuna a impedir y aportillar a que otros compañeros suyos asistan y puedan concluir este proceso.
Si acaso la PSU cumple con ser un instrumento válido para ingreso a la educación de nuestro país, de seguro tendrá su discusión y reflexión, como una suma de todas las demandas que hoy estamos enfrentados y que es justo que se genere, en el contexto de lo que como ciudadanos dignamente demandamos, pero nadie puede arrogarse la representación violenta y abusiva de coartar la decisión de muchos jóvenes de rendir e iniciar una prueba, que para muchos y sus respectivos núcleos familiares será una oportunidad de movilidad social.
Más construcción menos destrucción… más debate menos fundamentalismo… más democracia menos populismo...
Marcelo Chávez Galleguillos
Obesidad juvenil
La obesidad toca nuestra puerta. Según las cifras proporcionadas por el Atlas de Obesidad Infantil realizado por la Federación Mundial de Obesidad, para el 2030 en Chile más de 700 mil jóvenes padecerán de obesidad. Es decir, 24.8% de los niños entre 5 y 9 años serán obesos y entre jóvenes de 10 a 19 años lo serán un 19.8%. Sumado a la escasa práctica de deporte, el panorama se difumina todavía más.
¿Cómo se explica y soluciona esto? Se aclara, en razón de que el crecimiento económico del país permitió el acceso al consumo de diversos bienes alimenticios, democratizándose el acceso a comida chatarra. Pero, este consumo ha sido ejercido de forma irresponsable, ya que es el propio mercado quien provee de variables más saludables en la alimentación. La solución va en la línea de informarse mejor de lo que ponemos en nuestra mesa y no por poner más impuestos a los alimentos, como sí mágicamente por ello la gente dejase de consumirlos. Dejemos de lado el paternalismo. La culpa no es del chancho, sino de quien le da el afrecho.
José Luis Trevia Investigador Fundación para el Progreso