El acuerdo alcanzado por la gran mayoría de los partidos políticos de gobierno y oposición demuestra que es posible establecer coordinaciones transversales para resolver una de las demandas expresadas con más fuerza por la ciudadanía en la calle durante el último mes: una nueva Constitución, nacida y elaborada en democracia.
Hubiera sido infinitamente mejor que la decisión de redactar una nueva carta fundamental hubiese nacido en un escenario de paz social. Faltó visión y faltó también determinación para ejecutar este proceso en otro momento.
Llevamos 30 años haciendo cambios a la constitución vigente desde la dictadura.
Decidir un itinerario de cambio constitucional es, entonces, un gran logro.
Muchos estarán disconformes con la propuesta. A ellos les digo que éste no es el final de la lucha. Al contrario, es sólo un nuevo comienzo
No estamos aquí frente a un pacto secreto mi al producto de una "cocina", como algunos -con muy poco sentido de la responsabilidad- han motejado este acuerdo. No puede ser acusada de esa forma una propuesta que garantiza una participación ciudadana amplia, transparente e informada para decidir si queremos una nueva constitución y, de ser así, a través de qué mecanismo se llevará adelante esta tarea.
Esas determinaciones serán adoptadas por la ciudadanía en un plebiscito que se realizará en abril de 2020. Ese es el inicio de un camino que no será ni corto ni sencillo, pero sí ineludible. Y en ningún este acuerdo puede entenderse como punto final a un mes de movilizaciones, malestar social y violencia.
Todavía son necesarias más respuestas a cuestiones sociales urgentes. La propuesta de salario mínimo sigue siendo insuficiente. Las demandas por un nuevo modelo previsional y por una mejor salud pública deben ser atendidas con prioridad.
Las deudas universitarias, el cobro excesivo de servicios básicos, la carestía de los medicamentos y los combustibles son problemas que exigen solución. No en un año, no en las próximas elecciones, sino ahora. Aquí no hay espacio ni tiempo para cálculos políticos. Quienes así lo crean están equivocados. Chile dejó en claro que quiere un nuevo trato.
Rabindranath Quinteros, senador de la Región de Los Lagos