Cuando pase el temblor
El proyecto de ley instala la figura de maltrato de obra y aumenta las penas en un grado, trasladando las sanciones hacia la pena de presidio efectivo. "Hace menos de un mes fuimos sacudidos por otro tipo de terremoto. Un terremoto social".
Esta larga y angosta faja de tierra es sacudida cada cierto tiempo por violentos terremotos que nos recuerdan nuestra membresía permanente en el Cinturón de Fuego del Pacífico. Esta zona geográfica de 40.000 kilómetros de largo concentra el 90% de los sismos que ocurren en el mundo. Chile, por su parte, registra el récord de haber tenido el mayor terremoto medido desde la invención del sismógrafo, con sus 9,5 Mw Richter. Aún muchos recuerdan como si hubiese sido ayer "el terremoto del 60". Nuestro país inscribió también en el top ten mundial al reciente sismo de febrero de 2010, ocupando el octavo puesto. Son más de 70 los terremotos que hemos tenido sólo en los últimos 200 años, lo que nos corona indiscutiblemente como el país más sísmico del mundo.
Esta condición nos ha permitido ir paulatinamente ajustando las normas de diseño. Cada terremoto es el laboratorio natural donde se prueban las fórmulas teóricas. De esta manera, hoy en día vemos con simpatía cómo los extranjeros se asustan cuando la tierra comienza a moverse, mientras nosotros esperamos pacientemente a que pase el temblor y retornamos a lo que estábamos haciendo. Confiamos en que las estructuras son seguras.
Hace menos de un mes fuimos sacudidos por otro tipo de terremoto. Un terremoto social. Al igual que los de la naturaleza, tuvo un comienzo súbito, fue destructivo y sigue mostrando réplicas. Obligó a suspender actividades. Cambió nuestras rutinas. Y cual más, cual menos, todos sentimos miedo. Tal vez porque vemos que la casa se agrietó.
Todos esperamos que la situación amaine. Deberemos ahora reparar la casa, pero para acoger de forma segura a sus habitantes, tendremos que ajustar las normas y definitivamente usar otras especificaciones. Tal vez es el momento de revisar si todos sus miembros gozaban del espacio suficiente. O quizás ver de qué manera evitamos enviar a los abuelos a vivir a la leñera cuando cumplen su vida productiva. Probablemente se filtraba el agua, lo que fue deteriorando la estructura. Tal vez los cimientos eran insuficientes.
Es tarea de técnicos con conocimiento, estudiar las causas y hacer un mejor diseño. Confiemos en que al igual como ha sido nuestra historia, aprenderemos de las tragedias y saldremos fortalecidos de ésta.
Alicia Vesperinas Ingeniero Civil Estructural, Presidente CChC Osorno