La conmemoración del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo es un momento propicio para reflexionar en torno a la situación de las mujeres en educación superior y al rol que nos compete para garantizar espacios de participación equitativos, libres de discriminación y de violencia de género al interior de las instituciones.
Si bien la matrícula femenina en educación superior es un 6% mayor que la de los hombres en pregrado, aún existen importantes brechas, como la diferencia salarial de hasta un 30% a favor de los hombres, la baja participación de las mujeres en carreras del ámbito de las ingenierías, en magíster y doctorados. En el ámbito académico y de investigación, sólo un tercio de las publicaciones científicas tiene autoría femenina, debido a la dificultad de compatibilizar roles con el hogar.
Por su parte, en el ámbito académico, en términos generales suelen generarse escenarios de violencia hacia las mujeres, tanto de manera vertical (académicos a estudiantes) como horizontal (entre compañeros y al interior de las parejas), lo que nos obliga a poner atención en esta problemática en nuestras comunidades y adoptar acciones para enfrentarlas.
Lo anterior ha demandado la coordinación entre el Ministerio de Educación y el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género para la elaboración de un plan de trabajo para levantar un instrumento base para el tratamiento de esta realidad. En este sentido, Inacap es una de las instituciones educacionales que ha instruido un protocolo sobre violencia de género y acoso sexual que rechaza estas prácticas y promueve su prevención. Dicho protocolo tiene como objetivo abordar específicamente el problema de la violencia de género y especialmente el acoso sexual, dando lineamientos para el desarrollo de iniciativas de prevención, entregando pautas y recomendaciones para la denuncia, investigación y tratamiento de estos hechos.
Sin embargo, la existencia de estas políticas por sí solas no garantiza el fin de estas situaciones. La discriminación y violencia hacia las mujeres no tiene ningún fundamento que no sea cultural. Son prácticas que se han normalizado en nuestra sociedad a través de los años, siendo reproducidos de una generación a otra.
Es por ello que este 8 de marzo queremos honrar a todas las mujeres, rechazando situaciones de inequidad, violencia y discriminación, comprometiéndonos como Inacap sede Osorno a cambiar este paradigma y generar espacios equitativos, libres de discriminación y violencia.
Rodrigo Ibáñez Coronado, vicerrector de Inacap sede Osorno