El hecho de que usted sea una persona con un alto Coeficiente Intelectual (C.I.) no le garantiza en absoluto el éxito profesional. Tanto es así, que Daniel Goleman, quien adquirió fama mundial a partir de la publicación de su libro Inteligencia Emocional, así como Warren Bennis, quien fuera considerado el gurú del liderazgo de la Universidad de Harvard y un consultor de fama internacional, afirman, que hoy en día, más importante que tener un alto C.I., la gran ventaja la tienen las personas que cuentan con I.E., es decir, Inteligencia Emocional, enfocada como la capacidad que tienen algunos sujetos de comprender las emociones del otro, de saber relacionarse positivamente con su equipo de trabajo, que han aprendido a aplicar un liderazgo de tipo flexible y que saben cómo resolver conflictos de buena manera.
Teniendo presente los puntos anteriores, la I.E. y la manera en cómo hacemos uso del lenguaje se convierten automáticamente en factores claves a la hora de alcanzar el éxito profesional, al punto que el Dr. Bennis aseguraba que lo "que hacemos, es el resultado directo no sólo de qué y cómo pensamos, sino que también de qué y cómo sentimos". Es así, que la I.E. se ha convertido en un importante predictor de efectividad -ya sea que se trate del plano organizacional o personal-, y se compone de cuatro dominios que propician el crecimiento profesional:
1. Autoconocimiento (o autognosis), es decir, la capacidad de reconocer las propias fortalezas y debilidades, así como la identificación de las emociones y el impacto que éstas tienen en el entorno.
2. Autocontrol: relacionado con el manejo y control de impulsos, lo que a su vez, facilita la autogestión, donde la integridad personal, así como la coherencia permiten el reconocimiento de los propios errores.
3. Empatía (o conciencia de otros): se manifiesta en la escucha activa y en el acto de estar conscientes de la necesidad de generar y construir redes de confianza con los demás.
4. Capacidad para relacionarse e interactuar con otros: aquí se despliegan las habilidades de liderazgo y se favorecen las relaciones entre los integrantes del equipo, proceso que permite movilizar a las personas, con el objetivo final de superar obstáculos y desafíos.
Ello permite aquilatar el gran impacto que tiene la I.E. al momento de enfrentar conflictos y frustraciones, ya que las habilidades que se ponen en marcha marcan la gran diferencia en relación con el éxito o el fracaso de toda gestión personal.
Dr. Franco Lotito Académico, Escritor e Investigador (PUC-UACh)