"La victoria tiene muchos padres, pero la derrota es huérfana", dijo Napoleón hace 200 años. Cuánto sentido hace esta cita cuando se trata de obras que no llegan a buen puerto. Más a menudo de lo que nos gustaría, vemos titulares rimbombantes respecto de grandes proyectos que se encuentran paralizados. Mientras dura la atención, los involucrados emiten sus descargos y ante la opinión pública no queda claro qué se hizo mal, tampoco nadie se responsabiliza y la historia vuelve a comenzar.
Un error, de por sí no es malo, sino que sirve para evitar repetir un mal proceder. En este caso, lamentablemente no hemos aprendido mucho. Para que una obra se desarrolle correctamente debe cuidarse cada etapa. Primero, los planos del proyecto deben ser coordinados y detallados, además de contener toda la información necesaria para ejecutar la obra y estar fundamentados en estudios específicos para el emplazamiento. Segundo, las bases técnicas y administrativas deben ser claras, justas y no dejar espacio a interpretaciones o arbitrariedades. Tercero, los participantes de la licitación deben tener una calificación acorde a la obra a ejecutar en cuanto a experiencia y solvencia. Cuarto, durante la ejecución de la obra, la comunicación entre mandante y contratista debe ser fluida y constante, respetando siempre lo acordado en el contrato.
Debido a presiones, legítimas o no, se cae en la tentación de apurar el proceso saltando alguna de las etapas anteriores. Es el principio del fin. La trilogía "bueno-rápido-económico" lamentablemente no es posible en la construcción. Si se tienen dos de los factores, necesariamente no se tendrá el tercero. Es así como hay quienes quieren que sea rápido, otros económico, pero siempre debe ser bueno. Como sea, lo importante es que las obras se hagan del mejor modo posible, sirvan a su propósito y no queden a medio camino como testimonio del fracaso de buenas intenciones.
Como Cámara Chilena de la Construcción hemos sostenido muchas reuniones con autoridades para avanzar en este tema y lo seguiremos haciendo. Creemos en la asociación público-privada y en la mutua colaboración. Estamos ciertos de que se puede y se debe hacer mejor y sólo estaremos satisfechos cuando veamos en portada a los intervinientes y a la comunidad felices en el tradicional corte de cinta cada vez que se inaugure una obra hecha en el plazo y precio que se planificó.
Alicia Vesperinas, ingeniero civil
estructural y presidenta de la CChC Osorno