Buena parte de la población osornina coincidirá en la enorme brecha que se ha ido instalando entre dos "submundos" de la calle Ramírez, la principal arteria comercial de la ciudad. Mientras el tramo más reputado y visitado durante el día, aquel que va desde O'Higgins hasta la plazuela Yungay, rematando en el mall Portal Osorno, exhibe una ingente actividad comercial y tránsito regular de personas durante el día; el otro, ese que va desde O'Higgins hasta Portales, se ha convertido en una especie de pariente "no reconocido" del sector céntrico, donde prima la oscuridad en las noches, la inseguridad y la falta de inversión pública, a pesar de los numerosos locales y circulación peatonal.
En ese marco, una configuración territorial derivada de este último sector, el denominado Eje Bohemio, que en sus inicios prometía alzarse como una atractiva zona de entretenimiento, ha mutado progresivamente en un barrio que, muy para pesar de los residentes y locatarios, exhibe bajos niveles de seguridad ciudadana para una urbe como Osorno que tiene en esta variable a una de sus principales fortalezas. Comprendiendo una zona que va desde Bulnes a José Joaquín Pérez, y de Mackenna a Baquedano, este sector lleva concentradas en lo que va del año, 124 infracciones, 57 denuncias por delitos y 32 detenciones; y a decir de Carabineros, ya no se trata sólo de asuntos de eficacia policial, sino derechamente de un problema multifactorial en el que se puede encontrar, por ejemplo, la existencia desmesurada de patentes de alcoholes.
Si Osorno quiere seguir avanzando en la senda del turismo, necesariamente tiene que repensar lo que ocurre en este Eje Bohemio y, en particular, las razones para haber llegado a este estadio. Por cierto que no hay un sólo responsable. En este problema tienen que intervenir las fuerzas policiales, claro está, para prevenir y perseguir los delitos, pero también el municipio, para generar las mejores condiciones de vida en un barrio maltratado; el gremio del comercio y los propios locales del sector, los cuales deberían ser los principales beneficiados de un mejoramiento integral.
La otra cara del Eje Bohemio exige el cumplimiento de las promesas y la acción concertada del sector público y privado.