A pesar de ser una ciudad pujante y con un crecimiento sostenido en sus indicadores de calidad de vida, o bien producto de esas mismas variables, los campamentos ubicados en Osorno se han convertido en una incómoda realidad para las autoridades del municipio y del Ministerio de Vivienda, que deben hacerse cargo de un aumento de la demanda habitacional en una urbe como ésta que no cuenta, precisamente, con abundantes terrenos para desarrollar proyectos de viviendas sociales. Aún más, en los últimos años Osorno ha exhibido incluso un incremento en el número de familias viviendo en asentamientos. De hecho, el año pasado, por primera vez se ubicó por sobre la capital regional, Puerto Montt, en este indicador, que lleva implícito también las dificultades para acceder a los servicios de salud, de educación y de oportunidades laborales de quienes no tienen la fortuna de ocupar una vivienda de material sólido.

En este escenario de emergencia social, porque así debe ser considerada la enorme cantidad de personas viviendo bajo la fragilidad de los precarios materiales, las nuevas autoridades del nuevo Ministerio de Vivienda han decidido realizar un nuevo catastro de asentamientos en todo el país, a fin de actualizar los datos recogidos en el último oficial, que data de 2011, y a los que se agregan los que periódicamente aporta la organización Techo-Chile. Se trata de números necesarios, por cierto, para un mejor análisis y enfoque a futuro de las políticas públicas en materia habitacional, pero en ningún caso debieran provocar un retraso en los programas de entrega de subsidios para la vivienda y construcción de casas y departamentos sociales.

La realización del catastro no debiese redundar en la dilatación de las acciones que están en curso. Lo que está en juego son las expectativas de decenas de familias que llevan años esperando la actuación de un Estado que en este ámbito tiene que actuar con diligencia y sentido de urgencia.

Como la decisión del nuevo estudio de campamentos provino desde el nivel central, es aquí donde las autoridades locales tienen que desplegar su capacidad de influencia para evitar injustos retrasos en el cumplimiento de las promesas.

La ciudad es el espacio donde acontece el acto ciudadano de encontrarnos, de reunirnos, de idear y de proyectar; debido a que ella es la base que nos provee de posibilidades para prosperar como individuos y como conjunto. Por ende, como Cámara Chilena de la Construcción creemos que las condiciones socioeconómicas de sus habitantes no sólo deben tener relación con el acceso a una calidad de vida acorde a las necesidades actuales, que por cierto, con la democratización de los avances tecnológicos se encuentra en un estado de constante evolución. Hoy la ciudadanía tiene demandas que exigen una mejor planificación urbana.

Tras asumir las nuevas autoridades, nos preocupamos de concertar reuniones para expresar los anhelos, preocupaciones y propuestas que como gremio tenemos en relación al desarrollo de nuestra querida ciudad, provincia y Región. Viajamos a Puerto Montt para saludar al intendente, a los seremis de Vivienda y de Obras Públicas, además de visitar al gobernador de la provincia hace ya más de dos semanas. En la CChC creemos que la única forma de materializar los proyectos que permitan el desarrollo que la Región tanto necesita, es mediante el trabajo colaborativo del sector público y privado, para así generar cambios de raíz en cuanto al sistema de planificación urbana, que debe anteponer siempre una visión de ciudad coherente que permita, efectivamente, múltiples posibilidades de progreso, y que ello florezca dentro de un ámbito cada vez más humano.

Más que edificios, se deben construir barrios. Barrios en los que las personas deseen estar. De la misma forma, los diversos sectores de la ciudad deben reglarse y construirse siempre pensando en el Osorno que todos queremos alcanzar, con el mismo cuidado y cariño de cuando se pone la mesa al recibir invitados, allí todo tiene lugar.

Esa es la urgencia e importancia de un plan regulador: ordena la mesa. Estamos muy satisfechos, pues nuestras autoridades comparten nuestra visión en la necesidad de urbes más amables y vivibles para los propios habitantes. Es por ello que nos comprometimos a trabajar en una mesa conjunta, y brindar todo el apoyo que el sector público estime necesario para construir una región y país del que todos nos sintamos parte.

Paulo Arce Moreno, arquitecto y

presidente de la CChC de Osorno