Cafés se instalan en casas antiguas para ofrecer un ambiente familiar
NEGOCIOS. Cuatro locales potencian la tranquilidad de barrios tradicionales y alejados del centro de Osorno para brindar una oferta culinaria que incluye nuevas preparaciones con productos de la zona. Con ello también aportan al rescate patrimonial de viejas casonas.
Una tendencia gastronómica y comercial se ha ido tomando desde hace algún tiempo barrios otrora residenciales de esta ciudad.
Y si bien su inserción en el mercado no ha sido fácil, los denominados "café boutique" han sabido posicionarse en un nicho comercial de gente que busca una oferta diferente.
Y precisamente esa es una de las características de estos negocios, en su mayoría familiares, que están emplazados en inmuebles antiguos.
Con ello contribuyen a la recuperación patrimonial de casas que poseen mucha historia tras sus paredes, pero también enriquecen la oferta culinaria local, poniendo sobre sus mesas apuestas gastronómicas que rescatan productos originarios de esta zona para incorporarlos en novedosas preparaciones.
Uno de los primeros locales de este tipo que surgió en 2010 en Osorno fue el Café & Taller La Bottega, propiedad de Francisco Hermosilla y su esposa Paulina Vargas, quienes llegaron a la ciudad ese año.
Según relató Hermosilla, Paulina usó sus conocimientos en materia de diseño y construcción de interiores para ambientar la casa de dos pisos ubicada en Bilbao 1830. Así, ella pudo plasmar su estilo tanto en el taller de cerámica del segundo piso como en la cafetería del primer nivel.
Oferta
El propietario agregó que la base de la oferta comercial era "tener un café de buena calidad, más allá del tradicional expreso que uno puede encontrar en el centro".
Lo mismo pasó en Santiago hace 20 años, cuando surgieron esas cafeterías especiales que a su señora le gustaron e intentó replicar acá.
Tras señalar que se atrevería a afirmar que La Bottega es el primer local de este tipo en la ciudad, agregó que "nos caracteriza una cocina casera, saludable, liviana y nutritiva con ingredientes de buena calidad".
"Tenemos productos que salen de lo convencional. Fuimos los primeros en ofrecer sándwiches de salmón ahumado con queso crema y ciboulette en un croissant. Lo piden mucho, pero el más vendido es el 'Campesino', que tiene carne mechada, champiñones y cebolla en un pan casero", detalló.
El propietario destacó que además de tomar un café o comer algo distinto, al local también llega gente a trabajar. "La idea es brindarles una atención muy especializada, porque queremos que nuestros clientes se sientan cómodos", explicó.
Sobre la ubicación, prefirieron una casa lejos del centro para que pudieran estacionarse quienes asisten a los talleres de cerámica.
Acotó que cuando llegaron al sector no había ningún comercio. Hoy existe un edificio y un colegio.
También familiar es la Tetería, cafetería y boutique Le Chaton, situada en Barros Arana 1065.
Tras vivir varios años lejos de su ciudad natal, Claudia Illanes y su primo Juan Antonio Cordero decidieron retornar y montar este emprendimiento, cuyo nombre significa en francés "El gatito", amor por esta mascota que queda claro en numerosos retratos que adornan las paredes.
"La idea era instalar una acogedora casa de campo en la ciudad, en un barrio tranquilo, ya que la gente quiere arrancar del centro", indicó Claudia.
Tardó casi cinco meses en encontrar la casa, situada en un sector en el cual "se estaban abriendo restaurantes y cafés, por lo que espero que más adelante sea una avenida gastronómica".
Luego, restaurarla les tomó cuatro meses y, finalmente, inauguraron el 16 de noviembre de 2017.
Juan Antonio relató que el flujo bajó un poco en verano, pero ha repuntado con el inicio del año escolar.
Inclusión
El cocinero y barista explicó que la apuesta gastronómica del local gira en torno a la inclusión. Por ello trabajan con una opción para veganos, celíacos o intolerantes a la lactosa.
Además, incluyeron sabores típicos de la zona en su selección de té, como rosa mosqueta, murta y berries, para mostrarlo a sus clientes.
Cordero agregó que tienen una "cafetería de especialidad con lo mejor de los granos de café cosechados y tostados, que nos llegan a lo más una semana después".
Y en cuanto a su producto estrella, el experto manifestó que proviene de la pastelería francesa y se trata de los macarrones (galletas de almendras unidas por una pasta de chocolate blanco con distintos sabores).
"Somos los únicos que los preparamos y vendemos en esta ciudad. Mucha gente llega para probarlos, en especial el de lavanda, que es lejos el más pedido", resaltó Juan Antonio Cordero.
"Nos caracteriza una cocina casera, saludable, liviana y nutritiva con ingredientes de la mejor calidad".
Francisco Hermosilla, Propietario de La Bottega"
"La idea era instalar una casa de campo en la ciudad, en un barrio tranquilo pues la gente quiere arrancar del centro".
Claudia Illanes, Propietaria de Le Chaton"
Un giro es el que dio The Clock, local ubicado en la calle Amtahuer 850, que partió como un pequeño café.
A poco andar, su propietaria, María Fernanda Aguilar, abrió la terraza "porque a la gente le gusta estar al aire libre y prendieron mucho los almuerzos", expresó. Entonces, sumaron dos conceptos: bar y lounge.
"Se dio la posibilidad de contar con el chef Jorge Vivanco, quien trabajaba en un premiado restorán de cocina peruana de Santiago y está haciendo una apuesta de platos nuevos muy interesantes, teniendo cuidado porque la gente de Osorno es muy tradicional", explicó.
En estos platos incorporan papas nativas y productos de la zona, por lo que es un rescate patrimonial, pero también culinario.
"Hace un año abrimos junto a otros locales que se han cerrado. Osorno es difícil, pero me gusta vivir y criar acá", concluyó.
Historia
La empresaria optó por ese emplazamiento porque se enamoró de la casona.
Destacó que "en Osorno hay historia. Barros Arana, García Hurtado y Amtahuer son calles maravillosas, con casas preciosas. Muchos conservan fachadas, pero luego botan paredes. Nosotros conservamos los espacios, pisos de madera y escalas antiguas".
El segundo piso lo dedicaron a oficinas y talleres de emprendedoras, que hacen clases de yoga y masajes.
Relató que a esa casona de los años '30 han llegado abuelitas en sillas de ruedas. "Vivieron aquí hace mucho tiempo, cuando era una pensión, primero para alumnos del Instituto Alemán y después recibió a estudiantes de otros establecimientos. Para ellas fue maravilloso recordar sus travesuras", contó.
María Fernanda comentó que es mamá de cinco hijos y la idea es que el público vaya al local en familia, que los papás y niños se sientan cómodos. Para eso tienen un baúl con juguetes y lápices.
Jéssica Barría está al frente del café y restaurante Üyak, palabra del mapudungún que significa "ambos" y que este mes cumplirá un año funcionando.
Contó que eligieron ese nombre porque los socios son sus dos hermanos y participan dos familias: la suya y la de su pareja.
Vivía cerca del local, situado en Freire 1257, y buscaba un recinto que no estuviera en el centro, porque "allá eran carísimos y además queríamos una casa que estuviera bien ubicada, tal como ésta, en la bajada del hospital".
Casero
Jéssica dijo que desde las 8 de la mañana tienen desayunos con café, kuchen, huevos revueltos y pan tostado.
"A esa hora pasa mucha gente que, por ejemplo, se fue a tomar exámenes al hospital y viene en ayunas. Otros llegan después de dejar a sus hijos en el colegio. El lunes y martes cerramos a las 15 horas y de miércoles a viernes a las 19", precisó.
Asimismo, relató que al mediodía tienen sandwiches y pizzas a la carta, pero afirma que lo que los diferencia de otros locales es que ofrecen almuerzos con jugo y comida casera, en base a recetas de la abuelita: carbonadas, ajiacos, chupe de cochayuyo o guatitas.
Además cuentan con picarones pasados y ensaladas hipocalóricas, con salmón o pollo. "Este año agregamos las cremas para el frío, que son bien contundentes y elaboradas con productos naturales. Ese es nuestro plato estrella hoy en día", destacó.
Junto con resaltar que quieren que la gente se sienta "como en su casa", señaló que ella y la familia de su pareja atienden de manera personalizada a sus clientes, de quienes reciben críticas y sugerencias, con el fin de ir mejorando el servicio.
"Nos ha ido bastante bien y los resultados van en ascenso. Viene mucha gente del sector y otros que al pasar se dan cuenta que existe este café", explicó.
"En Osorno hay historia. Barros Arana, García Hurtado y Amthauer son calles maravillosas con casas preciosas".
María Fernanda Aguilar, Propietaria de The Clock"
"Este año agregamos las cremas para el frío, que son bien contundentes y elaboradas con productos naturales".
Jéssica Barría, Propietaria de Üyak"
Los precursores del rubro
Una casa de campo en la ciudad
Un espacio para la familia
Con recetas de la abuelita