Visita del Papa I
El Papa Francisco se reunirá en Chile con víctimas de la dictadura, pero no lo hará con víctimas de los curas. Cuesta entenderlo.
Miguel Huerta Marín
Visita del Papa II
La preocupación del padre Felipe Berríos para que el Papa reciba a las víctimas de Karadima demuestra que a pesar de que viva en poblaciones de Antofagasta, no se le ha quitado su calidad de capellán de colegios del barrio alto de la capital.
Ha habido más de 32 casos de abusos de sacerdotes en el país y el único que les preocupa es el de Karadima porque involucró a gente de la aristocracia santiaguina, las demás víctimas parece que no existieran. Si el Papa Francisco se reuniera con las víctimas tendría que ser con todas.
Lo que nunca me ha podido calzar del caso Karadima es si es verdad lo que dice la película, que las víctimas, siendo adultos, profesionales casados y con hijos, seguían relacionados con su abusador.
Denisse Araya Puga
Visita del Papa III
El espíritu elitista de los chilenos ha hecho creer que el caso Karadima sería el principal problema de la Iglesia. Si bien es un caso altamente reprobable, este se refiere a las relaciones impropias de un sacerdote con jóvenes mayores de edad de cultura superior que tenían discernimiento y algunos hoy declaradamente homosexuales, por lo que no son las principales víctimas de abuso en este país.
En vez de reunirse con personas que lo único que buscan es un show mediático e indemnizaciones millonarias, ¿no sería más lógico que el Papa Francisco se reuniera con las víctimas de la violencia en La Araucanía, como la familia Luchsinger?
Olga Fernández Cárdenas
Visita del Papa IV
La venida del Papa Francisco es muy distinta a la de San Juan Pablo II. Este llegó como el mensajero de la vida y peregrino de la paz, al ser la única persona que era venerada por los dos bandos irreconciliables que tenía el país. Gracias a su visita es que el país evolucionó a un sistema civilizado de convivencia y respeto al semejante.
Hoy los problemas son distintos y vemos que las mismas personas que pedían la intervención de la Iglesia, hoy no quieren que se recuerden ciertos principios como el derecho de la vida. La semana pasada se publicó un informe que dice que Chile es el país en que la Iglesia y el Papa tienen mas baja aprobación. Según los encuestadores la razón serían los casos de abusos sexuales y en especial el caso Karadima.
Este caso ha sido manipulado completamente para desprestigiar a la Iglesia y quitarle autoridad moral para defender principios. Fue la Iglesia la que tomó medidas drásticas contra Karadima y no los tribunales que lo absolvieron.
El hecho de que le haya costado darse cuenta a las autoridades eclesiásticas es comprensible, ya que cuesta convencerse de la doble vida de algún par. El Senado al principio defendió a Lavandero.
El Papa tiene pleno derecho de no recibir a las llamadas víctimas de Karadima, ya que lo único que han hecho es atacar a la Iglesia y tratar de conseguir indemnizaciones millonarias. No es el caso de muchas otras víctimas que no tienen la connotación social de los primeros y que han actuado con lealtad. Para ellos debiera haber un gesto.
Guillermo Álvarez Martinic
Visita del Papa V
Muchos han cuestionado la visita del Papa por su elevado costo, los $11 mil millones. ¿Te has preguntado cuánto dinero recibirá el Fisco por los impuestos que generen los feligreses? ¿Cómo se encuentra la capacidad hotelera en Iquique, Temuco y Santiago? ¿Los empleos que generará?
Dentro de tanta violencia y odio que hay en el país, irracional es reprochar la visita de alguien que trae un mensaje de paz y esperanza. Dentro de tanta desinformación que se ha leído, lo acusan incluso de ser un Papa de lujos; Francisco es jesuita, congregación que a lo largo de su historia ha estado donde las papas queman, en las poblaciones y barrios del mundo, donde están los sin techo y el hambre, tal como lo hacía el padre Jorge antes de ser Francisco en Buenos Aires, y hoy lo hace Felipe Berríos en el campamento La Chimba de Antofagasta, o Mariano Puga en Villa Francia.
Francisco es cercano a los curas villeros que evangelizan en los barrios más peligrosos de la capital del tango, potenciados durante su período de Arzobispo de Buenos Aires. ¿Una vida de lujo?, de lujo no tiene nada. Yo doy las gracias que a un país lleno de injusticias, un anciano de 81 años venga a compartir su mensaje de paz, realizando una apretada agenda que le sería agotadora incluso a un veinteañero. Nos queda disfrutar y agradecer su visita.
Gerardo Rueda Rodas