Cajas de previsión y AFP
Los chilenos somos en realidad muy poco estudiosos con nuestro entorno y siempre estamos al debe, mirando siempre para el lado y no valoramos lo que tenemos hasta verlo perdido. Así paso con nuestra democracia y también con nuestras cajas previsionales, las cuales tenían sus defectos como toda obra humana, pero ofrecían solución con voluntad y esmero.
En 1981 empezaron a funcionar las tristemente famosas AFP, administradoras de fondos de pensiones, las cuales traían como anzuelo un menor descuento para la previsión de los trabajadores, por lo tanto, éste veía incrementado su sueldo, pilar fundamental para que la gran masa de incautos hicieran los traspasos de fondos de sus cajas previsionales antiguas a sus AFP. Además, la propaganda bombardeaba a los trabajadores en los medios de comunicación.
Lo curioso es que no se decía que no tenía ningún otro aliciente que el ya indicado. Si era tan bueno el sistema de las AFP, ¿por qué los trabajadores de uniforme, vale decir las Fuerzas Armadas, hasta el día de hoy conservan la caja de defensa previsional del Ejército, Marina, Aviación y Carabineros? ¿De qué igualdad se habla entonces en la Constitución Política?
Es por ello que llamamos entre 1986 y 1988 a que los fondos previsionales de los chilenos sirvieran para crear fuentes de trabajo para los chilenos que no lo tenían. Lo dijimos en un llamado que hizo la Gobernación de esos años, con todas las fuerzas vivas de la ciudad de Osorno. Allí le demostramos a los trabajadores que esta era solamente una quimera.
Duberlí Guerrero Rosas
Reforma previsional
La reforma previsional propuesta es mala, su diagnóstico es incorrecto, su focalización de recursos escasos es nula, y finalmente la financia la clase media beneficiando a aquellos con mejores pensiones. Ejemplo: un trabajador con sueldo imponible de $300.000 estará aportando de su trabajo, vía aporte de su empleador, el 2% de su sueldo bruto o $6.000 para financiar el aumento de pensión del 20% a pensiones de $600.000 o superiores, es decir, un aumento de $120.000 de pensión para esos casos.
Peor aún, en el mediano plazo el número de cotizantes activos será de dos por cada un pensionado (actualmente casi 3), por lo que bajan los ingresos al Fondo de Ahorro Colectivo y a su vez aumentan sus compromisos de pago al mayor número de pensionados. ¿Quién pagará éste déficit?
La reforma propuesta no considera ningún peso del Fisco a las pensiones solidarias -los más necesitados no verán aumento a sus pensiones-, ni tampoco aumenta la edad de pensión, sobre todo a las mujeres.
Eduardo Jerez Sanhueza
Gratuidad universitaria
Existe un conocido aforismo que señala que no existen almuerzos gratis. Esto significa que por más que yo no pague por disfrutar mi almuerzo, habrá quién efectivamente lo esté haciendo por mí.
Las opciones van desde la generosidad de quien voluntariamente me invita a almorzar hasta el financiamiento forzoso de toda la sociedad vía impuestos.
En el mundo existen pocas cosas gratis, por ejemplo, el aire que respiramos o el poder contemplar los arreboles del atardecer, pero no podemos acceder a un bien o servicio de manera gratuita, encontrándose, por cierto, entre ellos la educación superior. Lo anterior nos obliga a repensar y redefinir la expresión "gratuidad universitaria" con la finalidad de no mentirnos ni mentirle a otros, siendo mucho más correcto referirse a expoliación, rapacería o sustracción universitaria, donde unos disfrutan de un servicio que no pagan y otros pagan por un servicio que no usan.
Iván Garay Pagliai
Guillier y BancoEstado
"Cesará en el cargo el diputado o senador que durante su ejercicio celebrare o caucionare contratos con el Estado".
Así reza el inicio del inciso segundo del artículo 60 de la Constitución Política de Chile de 1980, de una parte; y de otra, en el texto de su artículo 31 bis, se establece que: "Durante el ejercicio de su cargo, los ministros estarán sujetos a la prohibición de celebrar o caucionar contratos con el Estado".
El BancoEstado es una empresa comercial-financiera estatal. De aquí es que tanto a los ministros como a los congresistas les afecta la prohibición de "contratar préstamos" con esta entidad, disposiciones constitucionales que los parlamentarios deberían manejar -leer y comprender- al dedillo, como el resto de nuestra Carta Magna, sin interpretaciones antojadizas.
Se agradece doblemente la justificación dada por el BancoEstado para negarse a la solicitud de un préstamo del periodista y senador Alejandro Guillier para financiar su campaña presidencial "independiente", pero respaldada por los partidos políticos ya conocidos, que de una manera u otra le han solventado su precampaña, incluyendo su recolección de firmas.
Jorge Saavedra Moena