¿Cuál poder?… Todas preocupadas por la igualdad de género, pidiendo más presencia femenina en el trabajo, misma cuota en política, exigiendo igualdad de oportunidades, salarios, etc.
Sin duda se agradece lo avanzado en cuanto a derechos, pero hoy algunos sectores están tan obsesionados en seguir pidiendo derechos femeninos que han olvidado primero la palabra deber y segundo, que para pedir tenemos que estar preparadas para recibir. ¿Y lo estamos?
Para empezar y sólo observando a nuestras jóvenes de hoy, podemos darnos cuenta que una gran mayoría está más preocupada de llenarse el cuerpo con silicona que la cabeza con conocimiento.
Por otro lado, se dice que la mujer es dueña de su cuerpo, por supuesto; pero ¿lo es de la persona que está en el vientre? ¿Qué clase de espíritu maternal o de amor al prójimo es este? Ahora bien, si se trata de violación, ¿es mejor solución matar a un ser humano en formación o al violador?
¿De qué estamos siendo realmente dueñas? Si nos dejamos usar físicamente para vender hasta un par de clavos, ¿quién nos va a tomar en serio?
Antes de que se inventara la píldora y cuando la silicona y el microondas estaban en pañales, hubo una época en que ser mamá era el sueño de toda mujer, sin embargo, hoy el mundo está patas arriba por culpa de nosotros los padres, y la mitad de esa responsabilidad cae sobre nuestros femeninos hombros. Porque el legislador que promulga leyes, la autoridad que propone abortos, el dueño de un banco, el corrupto, el político que apoya el terrorismo y hasta el propio terrorista, tienen algo en común: una mamá. Desde el más conspicuo al más ignoto, han tenido a esa mujer que les guió en sus primeros años.
Aquí entre nos, qué es más importante: ¿La mujer al poder o el poder de la mujer? No es la idea que nuestra única labor sea criar niños, pero si vamos a asumir esa responsabilidad, formar a un ser humano, ¿no debiera ser esa nuestra prioridad?...
Entonces, en qué quedamos. ¿Llegar a un alto cargo o tener un hijo hecho y derecho de quien estar orgullosa? ¿No es esa finalmente la mejor contribución para una sociedad sana?… ¿Usted qué cree?
Vivian Arend