Galería Prat: Variedad al alcance de todos
Franco Quintana es dueño de MasterGreen (al medio en la foto), un local de la Galería Prat que tiene todo lo necesario para el consumo, desarrollo y posterior cultivo de la planta de cannabis.
En esa línea, la oferta va desde la semilla misma, pasando por la carpa, hasta la venta de distintos tipos de pipas, moledores y vaporizadores.
El emprendimiento de este joven visionario se ha desarrollado con mucho éxito.
"Ha sido bueno y es un tema que está en un boom si se puede decir, porque mucha gente quiere cultivar y además tiene harto uso medicinal", comenta Quintana.
En ese sentido, señala que mucho turista argentino compra productos y sobre todo semillas, ya que están prohibidas en su país.
Asimismo, explica que el éxito se debe también en parte a que no hay un producto estrella, puesto que el cultivo requiere la compra de sustrato, fertilizantes, productos para el crecimiento y floración, provocando una compra en cadena.
"Esto lo vi en Santiago que estaba pegando bien fuerte y me adelanté un poco trayéndolo para acá", dice Franco, agregando que antes también había un local dedicado a este ámbito, por lo que al producirse el cambio de dueño, se mantuvo la misma clientela.
Este es uno de los ejemplos de la amplia gama de locales que conservan las galerías y que tienen un público específico.
Vinilos, cassettes, figuritas, juguetes reciclados, libros escolares, consolas antiguas de videojuegos y antigüedades en general son la que vende Patricia Jara en su local Kachureos del Centro Comercial Lynch.
"En este local llevo casi 13 años, pero antes estuve donde era el Hotel Rayantú, así que me cambié de allá para acá. Así que llevo casi 20 años en esto", recuerda Patricia.
Este espacio de nicho lo frecuenta gente que conoce a su dueña, pero también muchos nostálgicos de los videojuegos, caricaturas y figuras de colección.
Así lo confirma Cristian Higuera, estudiante egresado de media que en ese momento se acercó a comprar juegos de Súper Nintendo.
"Vengo a comprar por la nostalgia de revivir antiguos recuerdos. Vengo siempre para acá a ver videojuegos y este lugar es único", dice Higuera.
Sin embargo, pese a la presencia de algunos fanáticos o nostálgicos del pasado, las cosas no andan del todo bien en el negocio, ya que la galería en general ha ido perdiendo vida.
"Ahora las ventas han bajado bastante. Esta galería siempre ha sido mala, pero yo igual me atreví a estar en este local", apunta Jara.
Para la anticuaria, el problema va en que muchos espacios se han cerrado para volverse bodegas, lo que ha deteriorado el flujo de personas.
Por otra parte, la limpieza y la fachada del centro comercial están sin mantención.
A modo de dato para los interesados, un Play 2 cuesta $70 mil y un Súper Nintendo 45 mil pesos.
Master green
Centro Comercial Lynch: Un lugar con historia
Kachureos
Ítalo Vilches es técnico en telefonía y hace tres años que tiene la Cellphone Store en la Galería Prat.
"Gracias a Dios este es un tema súper vigente, algo súper necesario para la gente, lo que hace que haya cada día una necesidad diferente de esto mismo", explica Vilches.
Aquí también destaca la participación económica de los trasandinos, que favorecidos por el cambio y los precios rebajados en el país por los tratados de libre comercio consume muchos productos de tecnología y electrónica como los que ofrece Ítalo.
En cuanto a la galería, a diferencia de otras no entrega un espacio tan cómodo, pues no hay terraza, mesas ni bancas para quedarse a comer y recorrer, por ejemplo. Pero tiene una excelente seguridad y muchos locales distintos.
"Este sector no es muy bueno, pero la seguridad es de primer nivel y nunca hemos tenido algo que lamentar", apunta el empresario.
Volviendo a la tienda propiamente tal, Vilches señala que la oferta incluye "todo lo que tenga que ver con celulares en líneas generales. Es como un supermercado, la gracia es que encuentres todo y no tengas que buscarlo en otro lado".
Tiene accesorios, repuestos, sintonizador FM para autos, auriculares, parlantes por bluetooth, carcasas y reparaciones.
En cuanto a los valores, el técnico en telefonía señala que "el mall es mucho más caro que acá. Tienen que pagar más arriendo yo creo".
Carmen Vargas es la administradora de la Panadería El Progreso, que lleva más de 40 años funcionando en Osorno y alrededor de 30 en esta galería.
"Esta panadería ha aguantado, somos de los más antiguos del sector. A esto le falta más vida y hermosear la calle Lynch, tener los locales por fuera con pintura, por ejemplo", afirma Vargas, hija de los dueños del negocio.
En ese sentido, Carmen dice que es necesario devolverle el brillo a este sector que ha perdido a su tradicional público de campo que venía a comprar, comer y escuchar música en los distintos locales de la calle.
La explicación para este negativo momento se relaciona -a juicio de Carmen- con el cierre temporal de la avenida cuando se construyó el mall y la plazuela, que no sólo complicó el acceso, sino trajo a un gran competidor.
"Cuando hicieron eso se cerró para Lynch y la gente como es un poco cómoda no venía, mientras que la gente de campo igual empezó a ir a las tiendas grandes, a sacar tarjetas y este sector no es así, es de negocio chico", expresa.
Sin embargo, no todo está perdido, según cuenta la empresaria del pan se está tratando de contrarrestar esta situación a través de la conformación de un comité que está desarrollando una serie de iniciativas para devolverle a esta conocida calle comercial la importancia que tuvo hace algunos años.
"Hay un comité que está trabajando y pronto se va a inaugurar un monumento a Martín Vargas. También se está viendo el tema de poner publicidad para que la gente ingrese por Lynch y que no se pierda", cerró Vargas.