Gastronomía local sigue en alza y presenta novedosas alternativas
OSORNO. Para muchos la capital provincial sigue siendo una ciudad dormitorio, sin demasiados atractivos que logren retener a sus visitantes, sin embargo, han surgido nuevas propuestas tanto culinarias como de la bohemia, orientadas a derribar ese incómodo estigma.
Christian Cantín estudió cocina en Santiago, pero se formó profesionalmente como chef en el extranjero. Antes de eso abandonó tres carreras cuando finalmente decidió entrar al Inacap de Apoquindo, a escondidas de sus padres. Allí, luego de obtener buenos resultados académicos, consiguió hacer su práctica profesional en el restaurante de Coco Pacheco.
"Las prácticas antes no se pagaban y él me regalaba libros, pero la gracia de Coco fue que me presentó un mundo distinto al que yo pensé era la cocina. Un mundo de luces", recuerda Cantín, quien en ese momento se dio cuenta que esto definitivamente era para él.
Esta experiencia le abrió las puertas para trabajar en los mejores restaurantes de comida de la capital. En 1999 parte a hacer un postgrado en gastronomía en el País Vasco, en España. Luego de gastarse todo lo que tenía, llega con lo puesto a la escuela de San Sebastián para iniciar su nueva etapa en la Escuela de Karlos Arguiñano.
No exento de complicaciones, conoció a otro chileno que le permitió trabajar en un restaurante de la zona durante la temporada alta. Aquí le tocó vivir la otra cara de la cocina: pelar papas, ir a la bodega, empezar de cero.
Así siguió trabajando y estudiando hasta que terminó el postgrado en la AIALA y en vez de regresar a Chile, decidió continuar haciendo carrera en el Viejo Continente. Ello le permitió conocer sabores y métodos de Italia, Francia y por supuesto España.
Con toda esa experiencia acumulada vino a Chile para casarse y luego partir a la ciudad de Valdivia.
Es ahí donde se produce el nexo con Osorno, que lo hace emprender con el restaurante Marabunta, ubicado en Casanova con Cochrane, cuyo nombre es un homenaje al trabajo de hormiga.
"Hicimos un estudio y nos dimos cuenta de que habían muy pocos restaurantes en el centro, lo que sí había mucho eran parrilladas y picadas", dice Cantín, que define su concepto como cocina de autor, ya que la propuesta es una mezcla de todas esas vivencias y conocimientos adquiridos tanto dentro como fuera del país.
La carta consta de tapas y copa, entradas frías y calientes, ensaladas y fondos donde se cuentan cuatro tipos de carnes, tres pastas, tres de pescados y tres arrocería. Por supuesto, hay postres y una gran variedad de tragos.
Un comensal que va a cenar puede gastar más de $20 mil, pero la inversión lo vale. También hay menú de degustación en cinco tiempos con lo mejor de la carta, a $ 28 mil.
Otro aspecto interesante de esta propuesta que comenzó a mediados del año pasado, es su estilo. Es una casa grande con subterráneo y dos pisos estilo británico, con una amplia terraza y jardín. Por dentro hay cuadros de arte moderno, libros y una decoración atrevida en un entorno muy formal.
Algunos de los platos recomendados por el chef son: Panzotti Positano y la costilla Harrison Prime Rib.
Pizza Nonna: De un pequeño local en Valdivia al corazón de Osorno
Todo comenzó hace tres años con un pequeño emprendimiento en Valdivia que funcionó tan bien que rápidamente le permitió a su dueño, Pedro Villagrán, ampliarse a una sucursal más grande en una de las principales arterias de la ciudad del Calle Calle.
Para este osornino por estudio, como se declara por el tiempo que residió en la comuna antes de iniciar su vida en la Región de Los Ríos, el secreto del éxito que lo llevó a abrir hoy un nuevo establecimiento en una esquina de la plaza de Armas de Osorno, es la combinación de un sabor y precio justo.
"Trabajamos con valores muy accesibles aún cuando el producto trae ingredientes de primera. No tratamos de abaratar costos en la comida", dice Pedro Villagrán.
La idea de este nuevo espacio, que recién terminó su marcha blanca el viernes 17 con su respectiva inauguración, es aprovechar su buena ubicación y apostar a la atención de distintos públicos, a medida que avanza el día.
"La propuesta es trabajar un café italiano en la mañana con una apuesta dulce o salada, sin explayarnos tanto, porque para eso hay otros locales. Acá la gente puede venir, leerse un libro y nadie la va a molestar y desde la 12 empezar con tres o cuatro menús de almuerzo a un precio promedio".
Por ejemplo, un menú de lasaña de fondo, con jugo, ensalada y consomé cuesta $5.900 o $4.900 sin el refresco.
"Las preparaciones que nosotros tenemos son súper rápidas. Está todo organizado para que el cliente no espere mucho tiempo para comer. En 15 minutos está el plato en la mesa", asegura Villagrán.
En adelante, y paralelo a eso, la especialidad de la casa sigue siendo la pizza, que también puede ser pedida a domicilio.
"Las que más se venden son la vendetta y la vesuvio. A la gente le encanta un tocino ahumado en una masa a la piedra muy suave, que tiene el borde de queso y una salsa de la casa. A eso le agregamos una mezcla de queso gouda con mozzarella. Cortes finos de pollo que se cuecen en el horno, champiñón natural y choclo", dice el dueño de Pizza Nonna sobre una de las especialidades de la casa que cuesta $8.990 y alcanza para cuatro personas.
El rango de precios de las pizzas oscila entre los $7.990 y $11.990 máximo. Todas son del mismo tamaño, lo único que cambia son los ingredientes.
La intención de este emprendedor es aprovechar el espacioso primer y segundo piso para vender cervezas artesanales y, por qué, no hacer música en vivo con grupos o Dj.
"Aquí en Osorno no hay apuestas gastronómicas arriesgadas, no salen de lo mismo", dice Pedro Villagrán, orgulloso de su local ubicado en Mackenna con O'Higgins, en pleno corazón del centro.
Marabunta: Sabores de un chef que trajo lo mejor del Viejo Continente
Bosque Nativo: Una buena carne jamás pasará de moda
Ex dueños de panadería, madre e hijo, decidieron emprender con un nuevo negocio: un restaurante en la entrada de Ovejería, en la calle Inés de Suárez. Miriam Almonacid y Francisco Fuentes legaron el siempre lucrativo trabajo del pan de la abuela para hacer carnes a las brasas.
"El nombre es una cosa bien personal en realidad. Es por un bosque nativo que tenía mi abuelo y vino una forestal y lo taló y le puso pino", cuenta Almonacid sobre el nombre de su restaurante "Bosque Nativo", que vendría a ser un rescate a la memoria familiar.
Si bien existen varios locales de carnes a las brasas o parrilladas, el servicio y la calidad del producto siempre serán elementos diferenciadores. Al osornino le gusta la carne y que lo atiendan bien y en eso este nuevo espacio no se equivoca.
El local abrió en octubre del año pasado y ha funcionado con relativo éxito en estos casi seis meses.
En ese sentido, los mejores días en términos de clientela son los jueves y viernes, pero toda la semana vienen clientes. Además, cuenta con servicio delivery que a nivel de restaurante es una novedad.
Las carnes son de la zona, al igual que las ensaladas, todo fresco y preparado en el momento. Francisco opera como bartender y recepcionista del espacio, y Miriam cocina. El local tiene capacidad para 60 personas.
"El día de la inauguración vinieron una 30 personas, estuvo muy lindo. Este es un restaurante de parrilladas con un sello familiar, que es el tipo de público que tenemos acá, matrimonios, familias completas, viene gente a festejar cumpleaños, bautizos, aniversarios, todo tipo de celebraciones", dice la dueña, agregando que la característica de su mesa es la buena atención y los productos frescos.
Según Miriam, antes de que llegara con su emprendimiento, en el lugar funcionaba un local de venta de carnes a las brasas, lo que les facilitó algunas cosas, como patentes y cierta infraestructura.
"Seguimos la misma línea con algunas modificaciones que tienen que ver con la calidad y frescura de los productos, eso es fundamental, además del servicio", afirma Miriam Almonacid, quien se muestra orgullosa de este nuevo proyecto que lleva y desarrolla junto a su hijo, con quien trabaja codo a codo por recuperar la inversión que significó iniciar este nuevo desafío en el ámbito culinario.
El local está hecho fundamentalmente de madera y cuenta con una pequeña terraza exterior, hay estacionamientos y el nombre se puede distinguir fácilmente por el cartel que está sobre la casona.
Los precios varían según el corte: el brasero mediano cuesta $13 mil y el grande $23 mil. El asado de tira con agregado cuesta $8 mil, mientras que los lomos lisos y vetados con acompañamiento valen $8 mil 500. $9 mil cuesta el filete con agregado, mientras que la pichanga nativa mediana vale $7 mil 500 y $12 mil la grande. Las colaciones y el sandwich de la casa alcanzan los $3 mil.
Asimismo, hay una importante variedad de vinos, cervezas y jugos naturales, acompañados de música de ambiente.
El restaurante de carnes a las brasas se ubica en Inés de Suárez 101 y abre todos los días de 12 a 15 horas en la primera jornada y de 19 a 00 en la segunda.
Mamma Mia: Cocina importada de Italia para servir en el sur de Chile
Vicenzo Palumbo es un chef italiano que todavía no pierde el acento patrio. Llegó hace tres años a Chile, a Santiago inicialmente, y luego de un viaje al sur con amigos conoció el amor y decidió quedarse a residir en Osorno.
Ya instalado comenzó con un pequeño, pero innovador proyecto de pastas caseras para delivery. El éxito de este primer emprendimiento lo llevó a pensar en la idea de crear un restaurante 100% italiano en la comuna.
"A Osorno la veo como una ciudad muy buena, muy tranquila. Ahora la veo mucho más amplia en el aspecto culinario, gastronómico. Tiene cocina alemana, peruana, holandesa... no sé, pero le faltaba lo italiano", señala Vicenzo Palumbo.
La apuesta de abrir un local de pastas no fue fácil para este inmigrante del mediterráneo, ya que para él los osorninos representaban un gran desafío por tratarse de un público muy exigente y acostumbrado a otro tipo de sabores o gustos, más relacionados con el consumo de carnes.
No obstante, a sólo tres meses de haber abierto sus puertas, la respuesta del público ha sido excepcional, describe.
"Estoy muy agradecido de la gente de Osorno, yo también soy del sur en mi país y sé lo exigente que son las personas, así que de sureño a sureño decirles que estoy muy agradecido", apunta el jefe de la cocina.
"Tenemos una pasta con verduras y en general varios tipos de pasta con salsa, que es el plato típico italiano, como un cannelloni con queso philladelphia, zapallo italiano con crema de camarón encima. También hacemos una salsa con mariscos: calamar, camarones, palta y salmón por ejemplo", dice Palumbo, quien desarrolló la carta.
Pese a una amplia gama de opciones para escoger, los platos más pedidos por los clientes del restaurante son los más tradicionales: cannelloni, lasagna y los sorrentino. Ningún plato supera los $10 mil ni vale menos de $8 mil.
La masa es casera, todos los quesos y tomates son importados del sur de Italia, al igual que distintos tipos de agua. La carne y los mariscos son de la zona; y los vinos nacionales.
"Acá hay un ambiente familiar, cálido donde tratamos que la atención sea excelente. Lo hacemos lo mejor que podemos y regaloneamos mucho al cliente, tal como se hace en Italia", dice Palumbo.
A los distintos tipos de salsa se suma una amplia variedad de vinos para acompañar las pastas que, según Vicenzo, sientan mejor con un buen carménère.
"Tratamos de transportar la cultura de la cocina italiana y mediterránea, porque también servimos pescados y mariscos, todo lo de allá para servirlo acá en el sur de Chile", dice el empresario gastronómico.
Los horarios en el restaurante son acotados, de martes a sábado se atiende entre las 13 y 15 horas, mientras en las tardes desde las 19 hasta las 23 horas, que cierra la cocina. Los días domingo sólo abre en horario de almuerzo y los lunes sólo para la cena.
Mamma Mia cuenta con una terraza y esos amplios salones internos de las casas antiguas, paredes de color amarillo, piso de madera antiguo y una muralla negra decorada con dibujos de tiza que simulan la pizarra con las recetas de la cocina. Caben aproximadamente unas 80 personas en el local.
Este local ubicado en calle Amthauer, poco antes de llegar a Cochrane, es el único netamente italiano de la zona, a pesar de que hace poco tiempo atrás abrió "La Fontana", también en la Conrado Amthauer, pero más cercano al Parque Alberto Hott, una cocina también italiana, pero que a diferencia de lo que hacen Vicenzo y su socio Rodrigo, está fusionada con la comida indígena. En otras palabras, es una propuesta diferente.
En ese sentido, esta calle se ha transformado en un verdadero polo gastronómico del centro de Osorno, ya que además de estos dos espacios, también abrieron sus puertas recientemente al público osornino Terruá y Clock's, entre Matta y Cochrane.
vale el rissoto di mare, mismo valor que el caldoso de arroz con conejo, también recomendado por el chef de Marabunta. $8.500
cuesta el plato Harrison Prime Rib, que consta de costilla de ternera asada acompañada de vegetales grillados. El más caro de la carta. $13.500
4 nuevas propuestas $13 mil