Opción de descentralización
Una mayor capacidad de acción de las entidades locales puede ser una forma efectiva de reconstruir desde lo regional. Los municipios cumplirán un rol clave en la reconstrucción, porque son los organismos públicos más cercanos a la ciudadanía.
La catástrofe vivida a raíz de los incendios forestales en la zona centro-sur puede convertirse en una oportunidad de dar un paso real en la descentralización, si a partir de lo ocurrido se inician procesos vinculados al mayor empoderamiento tanto de servicios públicos como de organismos privados locales, en materia de reconstrucción.
Esto, sin duda, parece un contrasentido respecto de lo que habitualmente se pide desde las regiones ante este tipo de catástrofes. Esto es, que acuda la Presidenta de la República, los ministros, jefes nacionales de servicios y que sean las instituciones centralizadas -procedentes de Santiago- las que se hagan cargo de responder a la coordinación de las tareas de reconstrucción. Pero eso -que siempre se hace en una primera etapa, cuando la atención pública está puesta en la tragedia y sus consecuencias- se termina diluyendo con el paso de las semanas, cuando esos "enviados especiales" regresan a la capital y son las autoridades y servicios locales los que hacen el relevo de responsabilidades y deben hacerse cargo de la parte más difícil y larga: el proceso de recuperación de la normalidad en las comunidades afectadas.
En ese escenario, los municipios cumplen un rol clave, porque son los organismos públicos más cercanos a la ciudadanía y los que reciben habitualmente las solicitudes más urgentes. A esto pueden sumarse las organizaciones no gubernamentales, delegaciones provinciales y regionales de servicios públicos y, por cierto, las entidades ciudadanas, cuya expresión más común son las juntas de vecinos. Por ello, una mayor capacidad de acción de las entidades locales -lo que se vincula a contar con recursos de todo tipo, incluido el capital humano- puede ser una forma efectiva de realizar una reconstrucción desde lo regional, donde manteniendo la tuición del Estado en relación al buen uso de los recursos, se pueda trabajar en una planificación del futuro con un mayor sentido de pertenencia de la comunidad.
Es cierto que en un Estado unitario y altamente centralizado como el chileno casi todas las directrices globales se definen desde el nivel central, pero sin duda el fortalecimiento de la institucionalidad más cercana a los ciudadanos puede resultar más efectivo.