Sin duda, las elecciones primarias se han instalado como el mecanismo más apropiado para la definición de candidaturas a los puestos de elección soberana. Quienes vencen en esos comicios adquieren una legitimidad indiscutida para representar a los partidos o conglomerados que los han elegido. Por lo mismo, tenemos que cuidar esta instancia y no hacer un uso inadecuado de ella, para fines que no son los suyos, confundiendo con ello a una ciudadanía cada vez más escéptica. En primer lugar, la única primaria válida, vinculante, es la que se desarrollará el 2 de julio. Todo otro proceso puede ser útil para determinado partido, pero no tiene la misma legitimidad de una primaria.
En segundo lugar, si queremos impulsar de verdad las primarias, comprometámonos desde ya, de manera formal, a llevarla a cabo para todos los cargos de elección popular que contempla la ley; desde luego para las próximas elecciones presidencial y parlamentaria. Así, por lo demás, lo establece un proyecto de ley presentado por parlamentarios socialistas, que considera primarias obligatorias para todos los cargos. Hoy, cuando se habla mucho de la elección presidencial, poco se habla de primarias parlamentarias, que son el complemento necesario que da más coherencia y legitimidad a la voluntad de los partidos para fomentar la participación de la gente en procesos que, hasta hace poco, estaban reservados a las cúpulas de los partidos.
Ya en el pasado hemos vivido lamentables episodios que han impedido el normal desarrollo de primarias parlamentarias. La experiencia indica que no es razonable ni presentable, a estas alturas, buscar fórmulas o resquicios para evitar el desarrollo de tal consulta a la ciudadanía. Si se convoca a un evento de esa naturaleza, tengamos claro que debieran presentarse quienes tienen un verdadero peso y densidad política y que, además, tengan alguna chance de seguir más hacia adelante en los eventos electorales que les seguirán a tales primarias. Sobre esa base, nadie debiera temer enfrentarse a un proceso de selección de esta naturaleza ni menos cuestionar su realización sobre la base de argumentos tales como el "pragmatismo político", la "necesidad de mantener equilibrios" o la tan manoseada idea de que "quien tiene mantiene".
Las primarias son el mejor mecanismo para asegurar mayor legitimidad y viabilidad de las candidaturas. Pero hay que ser consistentes y no abusar de esta herramienta con otros fines.
Rabindranath Quinteros Lara
Senador de la Región de Los Lagos